Capítulo 19

1.6K 131 10
                                    

Su cara esta tan golpeada que parece irreconocible. Pero es el. Su piel, su aroma. Su pelo. Es Elías quien recibió una bala en la cabeza. Comienzo a llorar sin control. Acaricio sus mejillas con mis manos. Me balanceo de un lado a otro con su cuerpo. Estuve muy ocupada pensando en salvar a Jackson, que nunca me percate de que al que tenían en la mira era a Elías pensando que era Jackson. Lo debí alejar de mí también. Tenía que protegerlos a ambos. Pero me enfoque en uno solo y el otro murió en su lugar. Elías no tenía que morir. Su vida era la música. En unos días seria reconocido por casi todo Londres. Su sueño de interpretar "love me", sus sueños de ser compositor de piano, sus sueños de vivir, fueron rotos por una bala.


No puedo ni siquiera respirar. Me duele el alma de tanto hacerlo. Me duele la vida


por sentir este dolor asfixiante. Me duele la vida por tener en mis manos su cuerpo frio. Me duele vivir.

Este dolor que invade mi pecho, me mata lentamente. No imagine tener en mis manos el cuerpo sin vida de Elias, del que pudo ser mas que todo. Cuando supe que Elias se iría a Londres, mi alma se comprimió. Ahora, esta hecha polvo.

-Elías-. Susurro su nombre.


- ¿este no es Jackson?-. Escucho murmurar a Gustavo.

Lo miro con tanto odio. Un odio que me consume. Me convertiré en una asesina.


Me dieron todo lo necesario. Sufrimiento, dolor, angustia, ira. Me dieron las


herramientas para volverme como mi padre. Pero esta vez, teniendo en mente mis miedos, los que convertiré en una arma que acabara con Gustavo, lo hare pagar,


sufrirá lo que ha hecho. Le arrebato la vida a un hombre que no le hizo daño a nadie. Me ha dejado seca. Ya no hay compasión en mí. Todo es odio. Suelto poco a poco a Elías. Gustavo y los otros cuatro se giran. Me levanto y con las manos manchadas de sangre, tomo mi navaja, la presiono con fuerza y la lanzo. La punta roza la oreja de Gustavo, clavandose en la nuca de uno de los cuatro hombres, cae al suelo. Ya tengo su atención. Gustavo


se gira de inmediato con la mano en la herida y levanta la pistola para dispararme.
Oigo el estruendo, pero me giro rápidamente y saco el arma que llevo entre mi


espalda y mi pantalon. Comienzo a disparar sin dar en algún punto; corro hasta donde esta Gustavo. Pero uno de los hombres me toma del cuello y con la empuñadora me da en la cara, me desequilibro y caigo; se ríe y se gira de nuevo, levanto el arma y le doy en la espalda. Se tira al suelo mientras se queja de dolor. Gustavo y los dos sobrantes, corren rápidamente. Escucho otro estruendo. Esta vez no soy yo. Es Bruce, que escondido detrás de un árbol, dispara y le da en la cabeza al que va


detrás de Gustavo. Después vuelve a disparar, pero esta vez no logra darles, pues se


esconden entre los árboles y desaparecen. Respiro profundo y regreso con Elías. Me pongo de rodillas y coloco mi frente en su pecho. Dejo salir las últimas lágrimas. En


ese momento escucho sirenas de las patrullas.

-Amelia, corre-. Me dice Bruce que viene hacia mi corriendo.


-No-. Digo abrazando con fuerza el cuerpo frio de Elías.


-Amelia, vámonos-. Me toma del brazo y me jala, pero antes de levantarme, me


inclino y le doy un beso en la mejilla sin vida. Mis labios se quedan manchados de su sangre.


-Lo siento-. Sollozo. -te quiero-. Me levanto, escucho que el hombre al que le


dispare en la espalda, sigue quejándose. Camino hacia el. Lo miro fijamente.


-tú no hablaras-. Disparo acabando con su vida.

La hija de un asesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora