Capítulo Hot...!!
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Narra René:
Me sentía tan libre, al fin podía hacer lo que se me pegara la maldita gana sin importar la opinión de mi madre...
-¿Sabes? –La voz de Rafael me sobresaltó- Nuestros padres tampoco tomaron muy bien lo que elegimos.
Los hermanos se miraron y sonrieron cómplices, entrecerré mis ojos, luego de unos segundos los abrí en todo su tamaño y exclamé:
-¿Ustedes lo hicieron? –Pregunté en un alarido-
-René –Gerónimo miró mal- No somos tan degenerados, ¿Ok?
-Ya –Reí- ¿Y de qué viven?
-Trabajamos en un bar, queda a unas pocas cuadras de nuestra casa.
Asentí escuchando atentamente, un trabajo de bar no era malo, además, debía comenzar a ser independiente.
-Necesito un trabajo –Dije en voz alta-
-Tranquilo René –Rafael apoyó su mano en mi hombro- Nosotros podemos mantenerte ¿Verdad Gerónimo?
El aludido asintió con una sonrisa.
-No sé... -Rasqué mi nuca- No quiero ser una carga...
-Te aseguro que no lo serás...
Suspiré, quizás por el momento no haría nada pero luego sí, porque tampoco quería abusar de su generosidad.
Llegamos a la vivienda tan conocida para mí, sentí un calor en las mejillas y supe que estaba sonrojado.
Rafael sacó la llave de su bolsillo y abrió la puerta, entramos y encendieron las luces.
Mientras hablábamos de cosas sin sentido, fuimos a la cocina.
-No sé ustedes, pero yo me estoy muriendo de hambre –Gerónimo tomó una bolsa de espaguetis-
Me encogí de hombros y reí, su hermano buscó unos tomates y carne, tomé un cuchillo, le quité un tomate a Rafael y comencé a cortarlo.
Estábamos en silencio preparando la cena, lancé una rodaja de tomate, en lugar de la olla, ésta se estrelló contra el pecho de Gerónimo manchando su camiseta.
-¡Hey! –Exclamó viendo la mancha- Me las pagarás.
Un pedazo de carne me pegó en la mejilla haciéndome reír, lo miré con el ceño fruncido y levanté mi mano con una papa.
-Dejen de jugar con la comida –Rafael se encontraba entre medio de nosotros y nos vio de reojo- Parecen niños chiquitos.
-Amargura adolescente... –Cantó su hermano revolviendo los espaguetis-
-Cierra la boca –Lo amenazó sin evitar sonreír- Demonios, mi autoridad se va por el piso con ustedes dos.
Gerónimo y yo sonreímos victoriosos y chocamos nuestras manos por encima de su cabeza.
Rafael se volteó hacia el refrigerador y lo abrió, rebuscó en su interior y se quedó quieto, tomó algo y se giró nuevamente.
Miró la botella para decoración de pasteles y se mordió el labio inferior, alzó un poco las cejas y comenzó a acercarse a mí.
Retrocedí hasta que sentí la fría mesada en la parte baja de mi espalda, el mellizo tomó el borde de mi playera y me la quitó, agitó la botella y dirigió el pico irregular a mi pecho.
Me estremecí al sentir la crema sobre mi piel, pero lo que más me excitó fue ver a Rafael lamiendo mi abdomen.
Su lengua iba subiendo y de paso se llevaba la crema, de pronto, el pantalón comenzó a molestarme y quería quitármelo.
Gerónimo tomó mi cabeza y dirigió su boca a la mía, jadeé contra sus labios cuando Rafael lamió mi cuello y lo mordisqueó.
Nos separamos por falta de aire. Sonreí excitado, llevé mis manos a los botones del jean de Gerónimo y se lo bajé junto con el bóxer, me acuclillé frente a él y tomé la botella de crema batida.
El mellizo cerró los ojos cuando vertí crema sobre su miembro. Respiré profundo y abrí la boca para abarcarlo entero.
Era grande y corría el riesgo de ahogarme, por lo tanto, debía ir despacio.
Rafael se metió entre las piernas de su hermano, quien se encontraba de pie, sacó mi pene fuera del bóxer y comenzó a masturbarlo.
Cerré mis ojos de puro placer, relajé mi garganta y empecé a succionar.
-Mmm... René –Gerónimo me tomó del cabello-
Levanté la mirada, sus ojos estaban vidriosos y observaba atentamente lo que le estaba haciendo.
Lo saqué de mi boca, un gracioso "plop" hizo reír a Rafael y se levantó del piso.
Comenzó a carcajear hasta quedarse sin aire, Gerónimo enarcó una ceja y se volteó a verlo, yo agaché mi cabeza entre las piernas del mellizo y miré a Rafael.
-Por si no te has dado cuenta –Dijo Gerónimo- Nos estás interrumpiendo.
-Lo... Siento –Cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás- No puedo... Evitarlo.
-¿Qué es tan gracioso? –Me encogí de hombros en signo de interrogación-
-Ese ruidito que haces con la garganta...
Fruncí el ceño y luego sonreí.
-Si quieres puedo hacer ruiditos contigo también –Señalé su erección-
Sonrió seductoramente y colocó sus manos en el piso para relajar su cuerpo.
*Aquí vamos*
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Me Gustas Así
Teen FictionRené Castillo era un chico de 17 años, estudiante aplicado e hijo ejemplar, pero detrás de esa fachada de niño bueno había un gran secreto. Era homosexual. No se avergonzaba de su orientación, pero tampoco podía andar gritándola a los cuatro vientos...