Narra René:
Damián se fue a su casa junto a su familia, yo me regresé a la mía.
-Hola hijo –Mi madre me estrujó entre sus brazos-
Le devolví el abrazo, me agradaba haber regresado a mi hogar y reconciliarme con Evangelina.
El reloj marcó las 20:00 p.m. y llamé a Damián. Hablamos un rato, se notaba el desánimo en su voz y eso me hizo sentir mal. Quería abrazarlo en estos momentos.
-¿Sabes? –Suspiró- Me he sentado en el balcón de mi cuarto, estoy mirando las estrellas, la verdad que no entiendo este tiempo. A la mañana llovía y ahora el cielo está despejado.
-Tienes razón –Revolví mi cabello- Yo estoy recostado en mi cama, esperando la cena –Reí-
-¿Estás en tu cama? –Preguntó desconcertado-
-¡Uf! ¿Recuerdas que en el cementerio Rafael dijo que yo había reemplazado con rapidez a su hermano?
-Ajá.
-Bueno, él me echó de la casa donde vivía yo con Gerónimo.
-Imbécil –Murmuró molesto- No sé cómo pudiste vivir tanto tiempo con ellos.
-No fue tanto tiempo...
-Sólo dos meses –Me interrumpió-
-Si –Sonreí- ¿Me extrañaste en esas 8 semanas de soledad?
-Como no te imaginas –Me sonrojé ante su respuesta- Te necesité tanto... René –Pronunció mi nombre con un deje de sensualidad causándome un estremecimiento-
Narra Damián:
Luego de hablar con René, entré a mi habitación y cerré las puertas del balcón, me subí a la cama y me tapé con las sábanas.
Cerré los ojos y suspiré, que día más agotador. Sin Jake estas vacaciones de verano serían muy aburridas, aunque tengo a mi mejor amigo.
Me mordí el labio inferior y giré, lo deseaba tanto. Quería volver a oír sus gemidos y la manera en que su cuerpo se estremece de placer...
*Mis pensamientos tomaron otro rumbo*
Sonreí como idiota.
Tengo que admitirlo. Lo que siento por ese chico es más que atracción física.
¿Amor?
Todo es posible en el corazón del ser humano.
Capítulo corto :/
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Me Gustas Así
Teen FictionRené Castillo era un chico de 17 años, estudiante aplicado e hijo ejemplar, pero detrás de esa fachada de niño bueno había un gran secreto. Era homosexual. No se avergonzaba de su orientación, pero tampoco podía andar gritándola a los cuatro vientos...