René nunca había tenido otros amigos aparte de mí, por eso, verlo cerca de los mellizos me molestaba bastante.
Pero ahora que nos separamos, lo extraño y he tenido fantasías con él, aunque no quiero aceptarlo.
Eso por un lado...
También está mi pequeño y adorable primo Jake. Reí con sarcasmo.
Él no es mi pariente de sangre, pero crecimos juntos. No estamos ligados de ninguna forma familiar porque es adoptado.
De igual manera, me siento un poco culpable por lo que pasó anoche. Esa extraña sensación de inquietud que te invade cuando no sabes cómo reaccionar ante una situación complicada.
Respiré hondo y me entró agua en la nariz. Comencé a toser y cerré la llave de agua.
Tomé la toalla del perchero y me envolví con ella. Salí del baño y me dirigí al closet.
Busqué con la mirada algo liviano para salir, hacía calor y la humedad era impresionante.
Vi una remera de mangas cortas en diferentes tonos de azul y un pantalón blanco ajustado.
Saqué el pantalón y lo desdoblé frente a mí. Era ceñido, quizás demasiado.
Dejé la prenda sobre mi cama y volví a sacar otro pantalón.
Tragué saliva, este jean lo había comprado para mi graduación...
*Con René*
Me puse el pantalón, miré mi reflejo y suspiré. Peiné un poco mi cabello y salí de mi cuarto.
Cuando llegué a la cocina, Jake estaba sentado sobre la mesada masticando un chicle.
Se percató de mi presencia y me guiñó un ojo.
*Descarado*
Lo miré mal, él lo notó y de un salto se bajó de la mesada.
-¿Qué sucede? –Apoyó sus manos en mi pecho-
-Nada –Dije alejándome de su contacto-
-Damián –Sus ojos se entrecerraron- ¿La conciencia no te deja en paz, cierto?
-¿Eh? –Reí nerviosamente- ¿Por qué la conciencia?
-Por lo que pasó anoche –Sonrió pícaramente-
-No... Emm... Yo... -Sentí mis mejillas arder-
-¡Ay, primito! –Alargó riendo-
Luego de eso, fuimos hasta la sala para avisarles a nuestros padres que íbamos a salir.
Afuera hacía calor y amenazaba con llover unas horas más tarde, miré el cielo.
-Linda noche ¿No? –Murmuré-
-Ajá –Jake asintió mientras caminábamos sin rumbo-
El silencio nos atrapó a los dos, en realidad, no había mucho que decir, ambos sabíamos que sábado 15 de diciembre no tiene nada en particular.
Es sólo un día más...
-Damián –La voz de mi primo me sacó de mis pensamientos-
-Dime.
-¿Por qué, desde que llegué a tu casa, René no ha ido a visitarte?
Sentí que me quedaba sin aire. Bajé la cabeza y mordí mi labio inferior. ¿Cómo explicarle a Jake lo que pasó?
En mi mente comenzó a proyectarse, como si fuera una película, los ojos llorosos de René, su mirada triste y apagada de hace dos semanas. Su labio partido y las últimas palabras que crucé con él.
-Es difícil de entender –Fue lo único que se me ocurrió decir-
-¿Pasó algo entre ustedes? –Me miró-
-Bueno... Se podría decir que si –Pateé una piedra-
-¿En serio? –Dio saltos de alegría- ¿Y qué fue lo que pasó?
-Me besó y le rompí la boca de un puñetazo –Dije seco-
Jake soltó una exclamación ahogada.
-Antes de que digas algo –Levanté mi mano para callarlo- Déjame decirte que ahora estoy muy arrepentido de eso...
-Eso explica el porqué de tu desanimo –Sonrió- Pero esta noche vamos a divertirnos y te aseguro que olvidaras todo lo malo...
Las luces de un bar llamaron mi atención.
-Oye, dime que eso no es...
-¡Una discoteca gay! –Jake cruzó la calle corriendo y yo me quedé parado como idiota-
*Genial, simplemente genial*
Miré si no venía ningún auto y pasé al otro lado.
Llegué a la puerta y pagué la entrada, había un chico que me miraba de arriba abajo y comenzaba a darme miedo.
Entré, la oscuridad era total y el olor a cigarrillo me mareó.
A la derecha estaba la barra de bebidas, a la izquierda había unas mesas y sillas y en el centro del local se encontraba una pasarela.
Estaba todo tapizado de rojo, al lado de la puerta de entrada había una escalera que conducía a la segunda planta.
Caminé buscando con la mirada a Jake, la pasarela era larga y finalizaba en un círculo con un caño.
Enarqué una ceja y me senté en uno de los pufs que estaba en un rincón oscuro.
*Si mi primo me necesita, que me busque*
Me relajé y dejé vagar mi mirada por todo el ambiente, la música electro sonaba fuerte en los parlantes.
El dj era un chico alto, delgado, piel bronceada, un desordenado cabello castaño oscuro enmarcaba su rostro con algunos mechones violetas y rojos.
Fruncí el ceño ante extraña combinación de colores pero luego pensé...
*Aquí son todos homosexuales, eso lo justifica*
En la parte baja de la pasarela empezó a salir humo y los reflectores multicolores iluminaron ese lugar.
Apareció un joven de unos 25 años más o menos con un pantalón de cuero negro y una especie de fusta en la mano.
No traía camisa ni zapatos. Ok...
Comenzó a "bailar", lo digo así porque si a eso le llaman bailar, lo que yo hago son coreografías.
Intentaba hacer movimientos sensuales pero se parecía a un robot.
Por supuesto, que yo era el único que notaba esto porque los demás estaban embobados viéndolo allí.
Suspiré pesadamente. Esta noche va a ser muy larga...
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Me Gustas Así
Teen FictionRené Castillo era un chico de 17 años, estudiante aplicado e hijo ejemplar, pero detrás de esa fachada de niño bueno había un gran secreto. Era homosexual. No se avergonzaba de su orientación, pero tampoco podía andar gritándola a los cuatro vientos...