Me Gustas Así

CAPÍTULO 60.

¡CAPÍTULO FINAL! DESPUÉS DE CASI 10 DIAS LO TERMINÉ :')

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Narra René:

Abrí la puerta bruscamente, todo estaba a oscuras, intenté encender la luz, pero el interruptor no funcionaba.

-¿Mamá? –Pregunté mientras caminaba hacia el interior del living-

Me abracé a mí mismo, ¿Dónde estaba Andrew?

Escuché unos ruidos en la cocina, tragué saliva nerviosamente. Tomé mi celular y marqué el número de la policía.

-Buenos días –Saludó una mujer- ¿En qué podemos ayudarlo?

-Emm... Buenos días...

-Cuelga el teléfono –Sentí un cálido aliento en mi oído y me estremecí-

Cerré los ojos con fuerza, apreté el aparato con mi mano y comencé a agitarme.

Me tensé cuando algo filoso se posó en mi cuello, mis latidos se dispararon y apreté el botón rojo del celular.

*Voy a morir. Voy a morir. Oh, Dios mío... Voy a morir*

-Listo –Dije entrecortadamente- Ya colgué, no me hagas daño...

-Cierra la boca –Me volteó violentamente y abrí los ojos-

-¡¿Andrew?! –Exclamé y recibí una bofetada-

¿Qué estaba pasando? ¿Por qué el "novio" de mi mamá me atacaba? Maldición, sabía que el tipo no era bueno, pero ¿Me escucharon cuando comenté mis inquietudes con respecto a él?... No.

Mi mejilla ardía, unas primeras lágrimas comenzaron a salir de mis ojos. Me sentía tan desprotegido y detestaba eso.

Intentar defenderme sería una idiotez gigantesca, el pelirrojo tenía un cuchillo y éste se encontraba en mi cuello.

Me quitó el celular, lo arrojó en el piso y luego lo hizo trizas a pisotones.

-¿Por qué? –Interrogué con voz entrecortada-

-Ay René –Murmuró y metió su mano debajo de mi camiseta- Tu madre hablaba mucho de ti, decía que eras guapo e inteligente –Se relamió los labios con lujuria- Creo que se quedó corta... En persona eres mucho más atractivo.

Me quedé sin palabras, ¿Todo esto era por mí?

-Por favor Andrew –Intenté alejarme, pero me tomó de la cintura-

-Si cooperas –Paseó la hoja filosa del cuchillo por mi cuello, para después bajar y clavarla levemente en mi pecho- No te mataré, ni tampoco a Evangelina.

A veces el destino era bien hijo de... Un día, ¡LO CONOCÍA DESDE HACIA APENAS UN DÍA Y YA QUERIA MATARME!

¡¡VIOLARME Y MATARME!!

La histeria me hizo soltar una carcajada, él enarcó una ceja y cortó la tela de mi camiseta, quitándomela.

La prenda se deslizó por mi piel y cayó al piso.

Andrew se alejó y me contempló con sus ojos grisáceos.

-¿Dónde está mi mamá?

-No la necesitas ahora –Volvió a acercarse y besó la comisura de mi boca- Podemos pasarla muy bien...

*Eso me recordó a Gerónimo y Rafael*

Las lágrimas salían sin control de mis ojos, odiaba ser tan debilucho y no poder defenderme...