¡¡ÚLTIMOS 5 CAPÍTULOS, DISFRÚTENLOS!! ♥
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Narra René:
Colgué la llamada y fui a mi cuarto. En cuanto entré, me arrojé en mi cama y algo me golpeó la cabeza. Solté una maldición y levanté la almohada.
Miré extrañado a un cuaderno rojo, lo abrí y sentí un vuelco en el estómago, era el diario de Jake, Damián nunca se lo llevó.
No debería hacerlo, pero la curiosidad era más fuerte que yo. Me acomodé mejor y comencé a leerlo...
Desde que había comenzado a sentir los primeros síntomas, sus siguientes días fueron un infierno, dolores, malestar, mareos... Por Dios y aun así se quedó callado pensando que era pasajero.
Con cada línea que leía se me iba agrandando el nudo en la garganta y mis ojos se aguaban lentamente, era demasiado triste una muerte que quizás pudo prevenirse.
Mi madre golpeó la puerta de mi cuarto, sorbí mi nariz y cerré el diario.
-René... -Me miró con el ceño fruncido- ¿Estás bien, hijo?
-Si –Sorbí mi nariz- ¿Qué pasa mamá?
-¿Saldrás esta tarde?
-Eh... Si –Asentí- Tengo planes.
-¿Con Damián? –Sonrió pícaramente-
Me sonrojé y aparté la mirada provocando su risa...
Los minutos pasaban dolorosamente lentos, ya me había dado una ducha y vestido con lo más sexy que tenía, una camiseta ceñida de color rojo, un jean blanco y unas zapatillas negras.
Me mordía las uñas de la mano derecha, estaba tan nervioso, era como si estuviera por tener mi primera cita.
Miraba el reloj con impaciencia, Damián dijo a las 20:30 p.m. y eran las 19:45 p.m. ¡¿Por qué la hora pasa tan lenta?!
Suspiré, dejé caer mi mano sobre mi pierna y me recosté en el respaldo del sofá, Evangelina había salido con unas amigas. Si, de nuevo. Eso de que "vuelvo en unas horas" no era cierto, siempre llegaba después de las cuatro de la madrugada.
De pronto, una idea cruzó fugazmente por mi cabeza y me hizo saltar como un resorte. Me paré rápidamente y comencé a caminar por toda la sala.
Posiblemente, mi madre ni siquiera salía con amigas, es más, nunca supe de la existencia de una amiga, compañeras de trabajo quizás, pero ¿Amigas? La palabra amistad significa mucho; es compartir secretos, gustos en común, salidas de compras, paseos...
Algo similar a lo que tuve con Damián en el pasado, sonreí. Mmm... Damián... ¡No! Ahora estoy pensando en la seguridad de mi madre, por Dios René (bofetada mental) aleja al castaño de tus pensamientos pervertidos.
Ok, vamos de nuevo. Desde que mi padre había muerto (Cuando yo tenía cinco años) en un accidente automovilístico, Evangelina se fue a trabajar de secretaria para un consultorio médico y dejaba buenas ganancias, vivíamos bien y a mí nunca me faltó nada.
Por supuesto, en ese consultorio atendían cuatro doctores y cada uno tenía su respectiva secretaria.
Mi mamá jamás me mencionó que haya hecho una amiga en el trabajo. Es por este motivo que sospecho que hay algo detrás de todo esto.
Y, como si fuera un baldazo de agua fría en la cara, se me disiparon las dudas.
Mi madre estaba saliendo con alguien. ¡Seguro! Y no me lo quería decir. Genial, gracias por la confianza...
Narra Damián:
Me di una larga ducha, lavé mi cabello, me afeité y busqué la ropa más atractiva que encontré. Sonreí al ver ese jean negro que usé en la graduación con René.
Me puse una camisa blanca y mis zapatillas del mismo color. Despeiné mi cabello y sonreí, lucía rebelde y sexy. Lo sé, soy puro ego.
Tomé la botella de colonia y rocié mi cuello con ella. Yo sabía que a René le encantaba olfatear esa zona.
Di un par de vueltas por mi cuarto y abrí el cajón de la mesita de noche, sonreí al ver la caja de preservativos.
-Hola muchachos –Tomé dos- Volveremos a ser amigos inseparables...
Los guardé en el bolsillo delantero de mi jean y salí de mi cuarto.
Al bajar las escaleras, vi a mi papá mirando la T.V.
-Papá voy de salida –Sonreí-
-Ok –Enarcó una ceja- Ten cuidado y no vuelvas tarde.
-Sí, si –Dije sin atención y abrí la puerta principal-
El viento frío me golpeó en la cara haciéndome tiritar, regresé sobre mis pasos y busqué un abrigo.
Ya con una campera puesta y cerrada hasta el cuello, le hice frente al invierno. Emprendí caminata por la acera y tardé unos quince minutos en llegar al parque.
Me senté en una banca y suspiré, a lo lejos, vi una cabellera negra como el ébano que se acercaba y sonreí.
René me miró y corrió hasta mí, nos abrazamos y sentí su nariz pegada a mi cuello.
-Hola –Saludé estremecido al sentir su respiración allí-
-Hola Damián –Me besó en la mejilla y se sentó en la banca- Tengo algo que contarte...
-Yo también –Retorcí mis dedos y me senté a su lado-
-Bien, habla –Sonrió-
-No, tu primero.
-No, anda.
-René, habla.
Así comenzamos a discutir, estuvimos una media hora hasta que terminamos riendo.
Luego de calmar nuestras risas, nos miramos y me perdí en sus ojos. Él sonrió y sus mejillas se tiñeron de rosa. Acaricié su cabello, cerró los ojos suspirando.
-René... -Murmuré- Yo quería decirte que... -Tragué saliva- Mi papá aprobó nuestra relación.
-¿Nuestra relación? –Abrió los ojos de golpe y apartó mi mano- ¿Y qué clase de relación tenemos?
Mordí mi labio inferior.
*Anda Damián, no ocultes tus sentimientos. No seas cobarde*
-Bueno, emm... -Tomé sus manos- Al menos lo acepta -Me encogí de hombros nervioso-
Él frunció el ceño, me acerqué más a su calor.
-René, tú, yo –Tartamudeé- ¿Quieres ser mi novio oficial?
Vi como agrandaba los ojos y éstos se humedecían...
\(*o*)/ El Amors :3
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Me Gustas Así
Teen FictionRené Castillo era un chico de 17 años, estudiante aplicado e hijo ejemplar, pero detrás de esa fachada de niño bueno había un gran secreto. Era homosexual. No se avergonzaba de su orientación, pero tampoco podía andar gritándola a los cuatro vientos...