EN EL BAR...
-¿Dónde estabas? –Los ojos azules de Gerónimo se fijaron en los míos-
-Por ahí –Dije sin importancia-
-¿Por ahí? –Frunció el ceño-
-Si –Tomé un vaso y serví whisky-
-René –Él se acercó y juntó nuestros cuerpos- Te comportas muy extraño, casi no hablamos y nunca tenemos tiempo para...
-No soy tu muñeco de placer –Lo empujé molesto- No pretendas usar mi cuerpo para satisfacerte y pensar que no tengo emociones.
-No quise decir eso –Agachó la cabeza-
Dejé el vaso sobre la barra y abrí la boca pero no salió ni una sola palabra, demonios, lo hice sentir mal.
-Gerónimo –Acaricié su cabello- Lo siento, es que... Yo... Estoy cansado... Y...
-¿Estrés? ¿Es eso? –Me miró-
-Puede ser –Sonreí a medias y lo abracé-
Su contacto no provocó nada en mí, ni siquiera un escalofrío.
*Claro, pero si es Damián te comportas como un mocoso hormonado*
Ante esa realidad, me separé de Gerónimo y lo besé.
Él, sorprendido, envolvió sus brazos alrededor de mí y me apretó contra su cuerpo.
Aún no había nadie en el bar, así que fuimos hasta el cuarto de baño.
*Chico fácil* Pensé mientras me dejaba desnudar por el mellizo...
1 HORA DESPUÉS...°u°
Me puse mi musculosa de rejillas negras, peiné un poco mi cabello y salí del baño.
Una punzada me hizo detenerme en medio del pasillo. Cerré los ojos.
*Maldición*
Mudé unos pasos lentamente, parecía pingüino.
Llegué hasta la barra y me senté en una butaca. Miré el reloj que estaba colgado en la pared frente a mí.
Las 22:50 p.m.
Había bastante gente esta noche, Gerónimo tomó unos vasos.
La barra nos separaba y yo agaché la cabeza.
*Lo estoy engañando... Con Damián Zamora*
*Bueno, compartir unos besos no es ser infiel ¿Cierto?*
Inspiré hondo. ¿Cómo le digo al mellizo que lo nuestro ya no funciona?
Quizás para él las cosas sigan normales después de esto, pero para mí no.
Mis emociones cambiaron, mi cuerpo no responde como al principio. Es sólo placer momentáneo, nada más.
Sentí que mi corazón se detenía cuando Gerónimo se sentó a mi lado.
Y lo peor de todo... Me abrazó.
Relajé mi cuerpo para que no se tonara mi tensión.
Narra Damián:
Llegué a mi casa sin ganas de nada. Subí las escaleras y entré en mi cuarto. Me encerré y decidí darme un baño.
Al terminar, me senté en la cama, con una toalla alrededor de mi cadera y otra en mi cabeza.
La puerta de mi habitación se abrió y por ella cruzó Jake con una sonrisa más reluciente que vi en mi vida.
-¡Uy, esa cara! –Rio al verme- A alguien no le hicieron el favor...
-Cierra la boca –Me paré y caminé hasta él-
-¡Ah, no! –Apoyó su mano en mi pecho húmedo- No voy a acostarme contigo... Mi trasero no aguanta tanto...
Mi mano golpeó su mejilla con una fuerza que hizo eco en el cuarto.
-¡Auch! –Me miró molesto y sus ojos se llenaron de lágrimas-
-No seas estúpido –Fruncí el ceño- ¿Sigues con Gerónimo?
-Ajá –Puso cara de idiota- Es tan sexy.... –Se mordió el labio inferior- Ahora entiendo porque René estaba con él...
Odiaba recordar que René le entregaba su cuerpo a ese imbécil...
-¿Quieres otro golpe? –Levanté mi mano-
-No, no –Se alejó- Tranquilo.
Me volteé y caminé hasta el balcón, miré el cielo estrellado. Una suave brisa agitó la copa de los árboles del jardín.
-Voy a salir –Dije y fui a mi closet-
-¿De nuevo?
-Sí, Jake, de nuevo –Tomé la primera muda de ropa que encontré a mano-
-Bueno, cuando visites a René mándale saludos de mi parte.
Me giré y lo observé detenidamente.
-¿Qué le mande tus saludos? –Pregunté incrédulo-
-Así es –Asintió con una sonrisa-
-¡¿Cómo crees que le voy a dar tus saludos si estás acostándote con su amante?! –Grité enojado-
-Ok... Ya me voy –Se volteó, nerviosamente abrió la puerta y salió-
Respiré hondo. Esta situación es muy complicada, desearía que no me afectaran tanto las cosas...
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Me Gustas Así
Novela JuvenilRené Castillo era un chico de 17 años, estudiante aplicado e hijo ejemplar, pero detrás de esa fachada de niño bueno había un gran secreto. Era homosexual. No se avergonzaba de su orientación, pero tampoco podía andar gritándola a los cuatro vientos...