CAPÍTULO 26.

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Narra René:

-¿Qué haces aquí? –Pregunté limpiando un vaso- Creí que vivías en México.

-Aún vivo allá –Sonrió- Vine con mis padres hace una semana, ya sabes, por Damián...

Mi mandíbula se contrajo al oír ese nombre. Todo estaba perfecto hasta que lo menciono en la conversación.

-Ah –Dije simplemente y me volteé para guardar el vaso en la encimera-

-Tú también te graduaste ¿No es así?

-Ajá –Tomé una botella-

-Wow, felicidades –Sonrió-

Imité su gesto y serví un poco de tequila en su vaso. Sentí un pellizco en mi nalga izquierda.

Me giré enojado y era Gerónimo. Reí al ver en su rostro el gesto de "disimula".

Hice de cuenta que nada pasó y me serví tequila. Incliné el vaso y bebí rápidamente sin dejar que me ardiera en la garganta.

-¡Impresionante! –Jake me aplaudió- Nunca había visto a nadie beber así...

-Gracias.

Gerónimo me tomó de la mano y jaló.

-¿Me puedes disculpar un momento Jake?

-Si –Respondió desviando la mirada hacia la pasarela-

Dejé que el mellizo me llevara dentro del baño.

-¿Qué sucede? –Tomé su rostro entre mis manos-

-¿Quién es ese chico? –Preguntó algo molesto-

-Él es Jake Zamora, el primo adoptivo de Damián –Acaricie su mejilla-

-Por el simple hecho de ser pariente de ese imbécil ya me cae mal –Se apoyó en el lavabo-

-Hey –Dije intentando contener la risa- Es sólo mi amigo, nada más.

-No importa, me cae mal –Frunció el ceño-

No pude aguantar más y dejé escapar una carcajada. Él estaba serio, sus ojos azules se oscurecieron y su respiración se agitó.

Me acerqué un poco más, me sentía atraído por su expresión y su comportamiento me causaba cierta... excitación.

Llevé mis manos a su nuca y las entrelacé. Acaricié su nariz con la mía, Gerónimo cerró los ojos y contuvo la respiración.

Sonreí sin besarlo, yo sabía cómo tenerlo a mis pies...

Narra Damián:

*Me aburro...*

Comenzaba a darme sueño este lugar, miré hacia la barra de bebidas y me dirigí hacia allá.

Los reflectores iluminaron en esa dirección y vi a mi primo sentado en una butaca dando la espalda a la pasarela.

Exhalé todo el aire de mis pulmones y el enojo se apoderó de mí.

Me senté a su lado y le quité el vaso de tequila para luego arrojárselo en la cara.

Él abrió la boca sorprendido y me miró molesto.

-¿Qué te sucede? –Gritó por encima de la música-

-Esa pregunta me corresponde a mí hacértela, ¿No crees? –Enarqué una ceja- ¿Qué te sucede para dejarme solo en medio de una calle oscura?

Narra René:

-René... -Gerónimo me abrazó con fuerza- Eso fue increíble.

Sonreí complacido y nos separamos.

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