CAPÍTULO 46.

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Cap sin imagen... :/

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Narra Gerónimo:

El almuerzo con papá fue incómodo y silencioso, Rafael no levantaba la mirada de su plato y yo trataba de sacarle conversación al hombre que nos dio la vida.

Mi hermano lo odiaba porque él no aceptaba la homosexualidad y aun así lo dejó entrar en nuestra casa.

Papá hablaba muy poco, era difícil sacarle una palabra, asentía o negaba, nada más y eso me exasperaba.

-Bueno, al menos podrías fingir que te interesa mi tema de conversación –Apoyé el vaso con fuerza sobre la mesa-

-Todo lo que tenga que ver con ustedes me interesa –Me miró con seriedad-

Rafael rió sarcásticamente.

-Y por eso casi nos mataste la noche que te dijimos nuestra orientación –Mi mellizo enarcó una ceja y fijó sus ojos en él- Que amor nos tenías... Papá –Gruñó-

-Yo... -Hizo una pausa- Estoy arrepentido...

Ambos lo miramos sorprendido y él sonrió.

-Dan miedo cuando hacen esa expresión sincronizada.

Dio una carcajada y nosotros nos quedamos sin palabras, nunca lo habíamos escuchado reírse.

-Somos casi idénticos –Dijo Rafael como si fuera obvio-

-Sí, lo sé –Se secó una lágrima de alegría y miró a mi hermano- Parecidos pero diferentes.

Narra Damián:

Se hizo de noche en San Diego y el reloj marcó las 23:00 p.m. René y yo nos quedamos en la sala viendo una película. Él apoyó su cabeza en mi hombro, mis manos se deslizaban por su cabello y de sus labios se desprendían suspiros.

Evangelina ya se había ido a dormir, las luces estaban apagadas y en la pantalla del televisor se mostraba una escena bastante erótica.

Contuve la respiración y René se tensó, detuve mis caricias. Mi amigo me miró con el ceño fruncido.

-¿Por qué te detienes? –Preguntó molesto- Sigue –Exigió-

-Ok –Reí y besé su mejilla-

René cerró los ojos y me tomó de los hombros. Acercó su boca a la mía y nos fundimos en un profundo beso.

*Que Evangelina no se le ocurra aparecer ahora*

Me recosté en el sofá y arrastré a mi amigo sobre mí, envolví mis brazos por su espalda y sentí como se relajaba.

-Damián –Se separó de mis labios y escondió el rostro en mi cuello-

Metí mis manos debajo de su camiseta y, con la yema de los dedos, acaricié su piel suave.

Él respiró hondo y volvió a mirarme.

-A mi cuarto –Dijo casi en un gruñido- Ahora, ya.

Sonreí y me levanté del sillón, tomé su mano y corrimos hasta su habitación.

Al entrar, cerramos con seguro la puerta y nos besamos apasionadamente.

Caímos sobre la cama y comenzamos a desvestirnos con rapidez, entre besos y gemidos terminamos piel con piel. Acariciándonos, tocándonos por todas partes...

Narra René:

Me sentía en las nubes, las manos de Damián recorrían mi cuerpo y yo me mordía la lengua para no gritar.

Él me estaba provocando, porque cuando iba a llegar al orgasmo, detenía sus movimientos, sonreía y negaba con la cabeza haciéndome desesperar.

De igual manera, era hermoso esto... No sé si llamarlo "sexo" o "hacer el amor", es lo mismo, un asunto pegajoso.

Jadeé y me cubrí la boca con las manos cuando Damián se inclinó sobre mí y empujó más fuerte sus caderas.

-René –Dijo agitado y fijó sus ojos marrones en los míos- No puedo más –Apretó los dientes y echó la cabeza hacia atrás-

Se dejó caer sobre las sábanas, me senté sobre él y comencé a moverme.

-¿Qué haces? –Me tomó de los muslos- Basta, detente... ¡Ah! –Cerró los ojos- Así –Gruñó-

Damián me devoraba con la mirada y eso me estremecía.

Murmuró algo, fruncí el ceño y volteamos, él quedó sobre mí, me besó con ganas y luego se apartó, salió de mi cuerpo y se sentó en el borde de la cama.

-Tenemos que hablar de mis sentimientos, René –Me miró por encima del hombro- Creo que estoy preparado para asumir lo que soy...

Elevé mis cejas sorprendido.

Narra Rafael:

Me molestaba de sobremanera tener a papá en casa, su presencia me resultaba incomoda y quería salir corriendo.

Resoplé, mi hermano hablaba y hablaba sin parar, gesticulaba mucho con las manos, eso me demostraba su nerviosismo.

-Gerónimo –Lo llamé, no me escuchó- Gerónimo... ¡Gerónimo, maldita sea! –Lo empujé-

-¡Ay! ¿Qué? –Se volteó molesto-

Papá enarcó una ceja, lo miré con seriedad.

-¿Vas a pasar la noche aquí? –Crucé mis brazos-

La comisura de su boca se elevó en una sonrisa fría.

-Le prometí a su madre que no volvería tarde –Miró su reloj de pulsera- Pero se me fue la hora.

Mi hermano lo acompañó hasta la puerta, intercambiaron algunas palabras más y yo me quedé en la cocina.

-Eso fue muy descortés de tu parte Rafa –Me recriminó Gerónimo cuando regresó- No debes tratarlo así, es nuestro padre.

-¿A sí? –Me volteé- ¿Y cuando él fue "cortés" con nosotros?

-Eso no importa –Frunció el ceño- Sigue siendo nuestra sangre –Terminado de decir esto, se fue a su cuarto-

Resoplé y continué lavando los platos.


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