CAPÍTULO 35.

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AL OTRO DÍA...

Narra Damián:

Eran los últimos días de enero de 1999 y la mañana estaba muy cálida, el clima de California es extraño, en invierno te congelas y en verano te derrites. San Diego se caracteriza por eso, quizás ese sea el motivo por el cual no hay turistas.

Sonreí como idiota. Escuché unos pasos aproximándose a mi cuarto. Me volteé y la puerta se abrió, por ella entró mi primo Jake.

-Creí que te habían secuestrado –Reí-

El me miró sorprendido y sonrió a medias.

-Bueno, lo que me hicieron ayer se podría considerar secuestro –Respiró forzosamente-

Se sentó en mi cama, se quitó las zapatillas y suspiró. Sólo entonces, pude notar las grandes ojeras que oscurecían las esmeraldas verdes que tenía por ojos.

-¿Jake? –Me senté a su lado- ¿Estas bien?

Negó con la cabeza, se cubrió la boca con las manos y corrió al baño. Cerró la puerta con tanta fuerza que di un salto.

Me quedé allí sin entender nada. Hacía días que se comportaba muy diferente, ya no era el chico de 16 años divertido y mente retorcida que tanto me había molestado, ahora era... Serio.

Fruncí el ceño. ¿Qué le estará pasando?

Automáticamente, la imagen de Gerónimo Hernández apareció en mi cabeza. Desvié la mirada hacia la puerta del baño, ésta se abrió dejando a la vista un Jake pálido y tembloroso.

-Damián –Dijo apenas audible- No me siento bien...

Dicha estas palabras, puso los ojos en blanco y se desvaneció sin darme tiempo a reaccionar.

-¡Jake! –Exclamé- Jake –Lo levanté como pude y lo llevé hasta mi cama-

Con el corazón latiendo a mil, salí de mi cuarto y bajé las escaleras corriendo.

-¡Mamá, papá! –Grité al llegar a la cocina-

Todos, incluyendo mis tíos Oscar y Wendy, voltearon a verme.

-Damián –Dijo mi madre- ¿Cuántas veces te he dicho que no grites de esa manera?

-Ahora no mamá, tienen que venir conmigo. Jake acaba de desmayarse en mi cuarto, está muy pálido y no se ve bien.

Mis tíos fueron los primeros en reaccionar y, junto a mis padres, salieron disparados de la cocina hacia mi cuarto.

Me apoyé en la encimera y tragué saliva, cerré los ojos por un instante.

*Espero que no sea nada malo*

Narra René:

-¡Imbécil! –Mi mano se estrelló contra la mejilla de Gerónimo-

Él me miró con sus ojos inundados de lágrimas. Estábamos discutiendo, maldito, su amante era el primo de Damián, no tuvo vergüenza de decírmelo, así sin más.

-¿Por qué te enojas tanto? –Su voz sonó entrecortada- Pensé que lo nuestro se había roto hacía tiempo.

-No es eso Gerónimo –Negué con la cabeza- Perdóname –Me acerqué y acaricié la zona golpeada- No es que me importe tu romance con él, me molesta que no me lo hayas dicho...

Cerró los ojos y suspiró.

-No te quería perder René, por eso oculté mi relación con Jake. Además, no soportaba la idea de que te fueras con Damián, porque, supongo, que ahora te irás con él ¿No es así?

Lo abracé y me envolvió en sus brazos.

-Quizás, no lo sé –Me encogí de hombros- Pero ten por seguro que nunca olvidaré todo lo que hicimos...

Sentí como su cuerpo se tensó y, sin mirarlo, supe que se había sonrojado.

Me separé y sonreí.

-¿Sabes cuándo volverá Rafael? –Tomé sus manos-

-Creo que en unos días –Sonrió con anhelo. Amaba a su hermano, como lo envidio. Al menos él tenía a alguien a quien llamar "familia"-

En ese instante, sonó el teléfono y nos miramos como diciendo: "¿Esperabas la llamada de alguien?"

-Yo no –Dije a la defensiva-

-Ni yo –Hizo un intento de sonrisa- Atiende.

-Atiende tú, es tu teléfono.

-Ya –Sonrió y fue a atender-



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