Capitulo 42

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Los dos reíamos de cualquier tontería que se nos pudiera ocurrir, ya fuera la mayor chorrada de los dos tiempos, pero estábamos juntos y eso era prácticamente lo único que importaba en esa noche. El mundo no existía a nuestro alrededor, eramos él y yo solos en una playa cenando junto al ruido de las olas del mar y la luz de la luna chocando contra nuestros perfiles.

-Abre esa boquita- dijo Justin con voz divertida mientras me acercaba un tenedor con un trozo de pizza a mis labios, yo reí y la abrí, aceptando gustosamente lo que él me ofrecía. Justo al momento que cerré mis labios alrededor del alimento Justin, un tanto divertido, apartó el cubierto y estampó sus labios contra los míos inclinándose sobre la mesa lo máximo posible para llegar sin problemas. Nuestros labos encajaron como un puzle. Como puro Leggo unos con los otros y yo sonreí en medio del beso.

-Hmm- murmuró contra mis labios y se separó unos milímetros de ellos-. Pizza- gimió y abrió los ojos al igual que yo. Sonreímos y él se volvió a su silla, pero no tardó mucho en volverse a levantar en esta y acercarse a un paso lento a mi, se colocó detrás de mi espalda y puso sus manos sobre mis hombros, masajeandolos lentamente en un baile erótico y romántico. Noté como se inclinaba hacia mi oreja derecha y su aliento chocó contra mi lóbulo enviándome corrientes por mi espina dorsal-. Estás increíblemente preciosa, pequeña- me susurró, provocando que mis piernas temblaran como si fueran gelatina.

-Gracias- le respondí con la respiración rápida-. Tú también lo estás- dije sin pensar exactamente en las palabras.

-¿Yo también soy preciosa? Vaya, que cambio de sexo más gratuito- dijo con un tono burlón y divertido en su voz.

-No tonto- dije y comencé a reír mientras me giraba para darle un pequeño y juguetón golpe en el brazo.

-Hey- protestó el formando un puchero en sus labios y frotándose la zona donde le había golpeado. Reí y él, sin poder evitarlo, siguió mi acción-. Ven conmigo- dijo cuando paramos de reír estirando su mano hacia mi, lo miré y le agarré la mano, poniendome en pie como su ayuda.

-¿A don de vamos?- le pregunté curiosa.

-A pasear un poco- dijo y me miró-. ¿Te estás aburriendo?- preguntó con un atisbo de miedo en su mirada, asustado por cual podía ser mi respuesta.

Yo sin dudarlo negué con la cabeza, y no era mentira. Esta noche estaba siendo completamente perfecta, era como el sueño de cualquier chica. El pasar tiempo con él a solar era algo que me emocionaba y provocaba que mi estomago hormigueara. Lo que sentía por Justin era algo incomparable, algo que nunca había sentido con nadie más. Justin es mi escape, mi salida, mi todo. Hemos pasado por muchos obstáculos -repito- pero lo nuestro es estar juntos. A veces no es tan simple, pero es una locura renunciar a todos tus sueños solo porque uno no se cumplió. Recibimos flores y balas en un mismo corazón, y tenemos que tener paciencia, lo bueno siempre se hace esperas.

Yo seguía pensando en todo mientras caminábamos, nuestros zapatos están en el sitio donde cenamos y ahora nuestros pies se estaban mojando con la tibia agua salada del mar. Íbamos con nuestras manos agarradas en un silencio cómodo hasta que Justin se paró.

-¿Qué pasa?- le pregunté con el ceño fruncido mirando hacia atrás.

Él señaló con su cara a su izquierda, indicando la fina arena fría. Me arrastró hasta que llegamos un punto donde el oleaje no pudiera tocarnos y se tumbó en la arena. Indicandome sin soltar mi mano que me tumbara a su lado.

-Ven aquí- me dijo desde abajo y estirando de mi mano.

Yo con cuidado me tumbé a su lado, sin preocuparme de mancharme el vestido, en realidad, nada me importaba en estos momentos, solo disfrutar de él, de nosotros.

Justin pasó un brazo por debajo de mis hombros y yo apoyé mi cabeza en su pecho, sintiendo sus músculos bajo mi mejilla y los latidos de su corazón. Su aroma a hombre junto con One Million inundó mis fosas nasales y suspiré de gusto.

-Eres perfecto- solté en un murmullo cerrando los ojos y acariciando con mi pulgar su pecho.

-Estoy muy lejos de la perfección- fue su respuesta tranquila, su pierna se puse debajo de la mía derecha, haciendo que la pusiera sobre sus caderas quedando en una posición más cómoda. Ahora yo estaba con mi pierna sobre su cuerpo también, quedado prácticamente casi encima de él.

-Tal vez cometas errores, pero eres humano. Todo el mundo cometemos errores- le dije con sabiduría.

Él suspiro soltando una gran bocanada de aire. Me acarició el brazo derecho con su brazo derecho, que me estaba abrazando fuertemente contra él por mi espalda.

-Mira el fondo del mar- me dijo él extraño. Yo fruncí el ceño y miré al fondo. Ahí solo se veía la luna, pero todo lo demás era negro.

-Se ve negro- dije como una niña pequeña, inocente.

-Así es como veía yo mi vida cuando me dejaste- soltó sin más, mi respiración se paró y mi estomago dio un vuelco. Había sido una frase completamente inesperada en estos momentos y no me traía buenos recuerdos. Recordar el daño que le hice me causaba nauseas por solo el pensamiento de lo que sufrió por mi culpa.

-Lo siento mucho- me disculpé sinceramente, me sentía mal, deprimida y cruel por haber sido como fui. Pero me mintieron y todo estaba dando vueltas de giros completos, yo no pensaba en las cosas y el orgullo fue mucho más fuerte contra mi corazón. Pero él siempre me esperaba, siempre tenia esa pequeña esperanza en mi-. ¿Por qué me seguiste esperando? El mañana no estaba garantizado. - le dije, era cierto, yo lo hice sufrir y él me esperó aunque estuvo a punto de irse a España.

-Estuve a punto de irme a España, ¿recuerdas?- dijo con tristeza bailando en su voz. Sí, lo recuerdo perfectamente-. Como un puto cobarde.

Lo miré rápidamente con mala cara y gruñí.

-No eres un cobarde, Justin. Todo el mundo necesita un escape, todos a veces no pensamos bien las cosas antes de hacerlas...-me callé, me estaba casi refiriendo a mi-. Pero ahora, ahora yo estaré aquí a tu lado para todo lo que necesites, ¿vale?

Una sonrisa picara se comenzó a asomar por las puntas de sus labios mientras sus ojos se clavaban en los míos.

-Ahora mismo necesito una cosa- su voz sonó diferente, esta vez sonaba ronca y más grave, su mano comenzó a acariciar mi espalda provocando que mi piel se pusiera de gallina.

-¿A sí?- pregunté.

Mi respiración comenzó a agitarse y un calor bajó por mi cuerpo, calentando mi cuerpo al sentir sus caricias. Me acercó más a él y en un movimiento rápido hizo que mi cuerpo quedara sobre el suyo.

-Abre tus piernas- dijo en un susurro ronco sobre mis labios.

Mi boca se abrió y me sorprendí al oír su palabra, pero algo dentro de mi me hizo abrir mis piernas, quedando las rodillas una a cada lado de sus caderas, completamente a horcajadas sobre él. Su otra ano se posó al lado de su otra mano en mi espalda, bajando poco a poco.

-Justin- dije en un susurro casi inaudible.

-Shht- me respondió el sin dejarme decir nada.

Yo ya sabía a donde queria ir él pero esta vez, no lo detendría y no dejaría que él lo hiciera. Sus manos llegaron a lo que yo sabía era su destino, mi culo. Lo acarició por encima de mi pequeño short provocando que escondiera mi cara en su cuello, olí su colonia y no me resistí, le di un beso húmedo, succionando fuertemente su piel y pasando mi lengua por encima. Un gemido se escapó de los labios de Justin y sus manos se movieron entrando por mis pantalones desde la cinturilla.

-Hmm- gimió en mi oído-. Un culo redondo y bien puesto- me mordió el lóbulo de la oreja después de pronunciar esa frase. Apretó mi trasero y lo comenzó a masajear-. Dame lo que necesito- gimió.

-¿Y que es?- le pregunté soltando su cuello y respirando fuertemente, sus manos seguían en mi trasero, acariciando-lo y masajeándo-lo.

-Tu sabor en mis labios.

La fea; j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora