Al día siguiente, yo estaba pasando las puertas del hospital que se abrieron automáticamente a medida que me acercaba a ellas, mientras mi papá me agarraba la mano y un doctor me arrastraba en la silla la cual me obligaron a sentarme. Ya fuera, una luz natural, el sol, colisionó contra mi cara provocando que entrecerrara mis ojos y me llevara un brazo sobre ellos para que me hicieran sombra.
El doctor me ayudó a ponerme en pie, como si fuera incapacitada. Rodé los ojos.
-Recuerde, señorita ______, mucho reposo y su novio tiene que estar pendiente de ti las 24 horas.
-Sí ..-comencé, pero la voz grave de mi padre me interrumpió.
-¿Novio? Ella no tiene novio. Yo la cuidaré, muchas gracias por todo doctor.
El doctor parecía confundido, pero decidió por no decir nada respecto al tema.
-Solo hago mi trabajo, señor. A sido un placer.
Asintió y se dio media vuelta, entrando en el hospital de nuevo.
-Bueno...-suspiré.
-Vamos a casa, pequeña -dijo mi padre, guiándome hacia su coche.
De camino a casa estaba hundida en mis pensamientos. En él. Pensaba como iba a decirle que le amaba, como ver-le sin que mi papá se diera cuenta, y recordé que la mayoría de tiempo está en el trabajo. Sí, que iba a estar conmigo. Mentiroso.
-¿En que piensas?- dijo mi padre, alejándome de mis pensamientos.
-En nada- respondí.
-No me mientas. Estás pensando en él, ¿verdad?
Sabía a quien se refería.
-No pa..
-Mira, no hace falta que me mientas. Sé que te gusta, mucho, pero me molestó que me hayas ocultado todo lo que te pasaba, todo lo que te hacían en la escuela, soy tu padre y el que no hayas confiado lo suficiente en mi como para que me lo explicaras me duele..
-Papá- intenté interrumpirlo pero el continuó.
-Pero te entiendo, en ese momento, cuando me lo dijiste, no se que me pasó, se me fue el control de la situación y creo que actué mal. Solo, cuando Justin me dijo que te amaba, no supe que decir. No te voy a prohibir que lo veas, estuve pensando y -hizo una pausa, dejando escapar un suspiro-. Voy a dejar que te veas con él.
Abrí mis ojos como platos. ¿Mi padre me estaba diciendo todo esto?¿Mi padre...? Solo me callé y en cuanto llegamos a casa y nos bajamos del coche, corrí a abrazarle, dándole las gracias.
-Bueno, bueno. Ya, pequeña. Entra dentro y descansa, lo necesitas.
Yo solo asentí y corrí escaleras arriba, entrando a mi habitación y tirándome a mi cama, y en ese momento me vino a la cabeza. Justin. Declaración. Sentí como me ponía nerviosa rápidamente, mirando el teléfono sobre mi mesilla de noche. Lo llamaría, lo llamaría y le diría que mañana necesitaba hablar con él. No era difícil, no...Sí, era difícil. Y mucho.
Estiré mi brazo y con mano temblorosa agarré el teléfono. Me lo quedé mirando sin saber que hacer. Estaba nerviosa. ¿Y si...? No, el dijo que me amaba. No mentía, ¿cierto? Mis dedos, pequeños, finos, y en estos momentos, temblorosos marcaron el numero de Justin, y en menos de lo que canta un gallo, ya tenía el teléfono en mi oreja, esperando a que él respondiera.
No tuve que esperar mucho a que su voz, grave y sexy, pero agitada se escuchara en el otro lado de la línia. Fruncí el ceño extrañada por su agitación.
-¿Sí?- preguntó.
-Justin...-me quedé callada, eso fue lo único que pude decir. Las palabras no me salían.
-¿Hola?
-Soy ______- dije rápidamente. Un silencia se apoderó de la línia, y segundos después, él habó.
-Oh, hola – dijo de manera que parecía nervioso.
-Verás...
-¿Sí? -me animó a que continuara.
-Necesito hablar contigo, mañana en la puerta trasera del instituto a primera hora.
-Yo...está bien, ¿es algo malo?- preguntó nervioso.
-No, bueno, no sé.
-Está bien, oye estoy algo ocupado, tengo que colgar. Hasta mañana.
-Hasta...- no pude continuar, porque los pitidos al otro lado de la línea me informaban que me había colgado.
-¿Qué le pasaba?
8:30 A.M
Puerta trasera.
Las piernas me temblaban. Las manos me sudaban y mis dientes castañeaban. Desde esta mañana tenía un mal presentimiento, algo iba a ir mal pero ya no puedo echar marcha atrás. La decisión está tomada, lo haré sí o sí. Con paso decidido me dirigí hacia la puerta trasera y justo al llegar a la esquina, me llevé una gran sorpresa.
Justin y Natailie. Juntos. Besándose. Él agarrándola del culo. Ella con sus manos es el cuello de él.
Si él sabía que iba a venir...me había mentido.
Una solitaria lágrima se resbaló por mi mejilla y yo me la sequé, cometiendo el error de sorber por la nariz llamando la atención de ambos chicos. Los ojos de él se abrieron desmesuradamente, sin saber que hacer soltó a Natalie y se limpió los labios con la manga de su sudadera. Natalie sonrió victoriosa, y como si ya hubiera terminado su trabajo, se retiró sonriendo de ahí. Justin se acercó rápidamente a mi pero yo retrocedí un paso.
-______ yo...
-Lo sé. Lo sientes.
Él no sabía que decir, solamente me miraba con los ojos abiertos.
-No quiero que acabe lo nuestro- dijo en un intento de arreglar esto. Sin pensar sus palabras.
-¿Qué es lo que va a terminar, si nunca nada comenzó?
Sin dejar-le decir nada más di media vuelta y me alejé de él.
Escuché como le daba una patada a un contenedor de basura.
Maldito mentiroso.
Espero que olvide la vieja ______.
No voy a dejar que nadie más me pise. Jamás.
Voy a cambiar tanto psicológicamente, como fisicamente.
Hola nueva vida.
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La fea; j.b
Hayran KurguEste es mi mundo. Todo es correcto para ellos. Bienvenido al mundo de la fea.