SUSAN
Esa extraña llamada me ha dejado divagando entre las distintas posibilidades de su propósito. Manuel insistió en que era una broma de mal gusto de algún ignorante, pero no puedo pasar desapercibido que esa voz me resultó familiar. Se me eriza la piel de solo pensar en lo que dijo antes de cortar la llamada: "No te queda mucho tiempo" ... ¿A qué se refería? ¿Quién era esa persona a través de la línea?...
Decido olvidar el asunto. Lo menos que necesito son miedos, inseguridades, frustraciones. Mis hijos necesitan a una madre fuerte, que les brinde seguridad, y si sigo pensando en esa llamada, el miedo se apoderará de mí y no podré brindarles a mis hijos esa seguridad que tanto necesitan de mí.
Llego frente al gimnasio y diviso a mi entrenador a través del vidrio. Está secando su sudor con una toalla, y cuando nota mi presencia, hace un ademán con su mano para que entre. Le sonrío y obedezco a su seña.
-Buenas tardes, Susan. ¿Lista para entrenar? -Suelta rápidamente mientras me da un abrazo. Cuando despego mi cuerpo del suyo, él nota que no me siento muy bien-. ¿Qué le sucede a la enérgica Susan? -Me pregunta dando dos brincos y me hace reír. Sus músculos están aún más marcados de lo habitual, ya que parece que acaba de terminar de entrenar a otra chica. El sudor bajando por sus brazos le dan un toque perfecto de sensualidad. Mi entrenador es sexy, claro que sí, pero Derek rebasa los niveles de su beldad. Quizás Max tenga más músculos, pero mi esposo es endemoniadamente más sexy que él.
-Ha sido un día largo, pero estoy lista para tus torturas-le digo, tratando de parecer lo más relajada posible. Él me mira con una ceja arqueada, pero no me contradice.
-¡Muy bien! Hoy haremos estiramiento, los squats que te faltaron ayer y los de hoy-dice, pero no tengo ánimos ni para quejarme de la cantidad de sentadillas que haré hoy.
-Bien-le digo, mientras camino hacia los casilleros para colocar mi mochila. Él no deja de observarme, parece intrigado ante mi falta de ánimo. Cuando comienzo con los estiramientos, él se coloca frente a mí y me mira con una ceja arqueada, pero no dice nada. Aguanta mis pies para ayudarme a hacer un mejor estiramiento. El silencio me está resultando incómodo, así que decido romperlo: -Hoy recibí una llamada extraña-decido contarle lo que me sucede, ya que necesito hablar con alguien sobre el miedo que siento.
-¿Qué te dijeron en esa llamada? -Pregunta de manera directa. Así es él: claro, directo y preciso, una de las cosas que más me agradan de mi entrenador.
-Que no me queda mucho tiempo-le digo, dejando de estirar. Él me hace un ademán para que continúe estirando.
-¿Tiempo para qué? -Murmura más para sí mismo -. ¿No dijo nada más? -Añade con seriedad. Le explico todo y ahora es él quien se levanta del suelo y mira hacia afuera, distraído.
-¿Qué sucede? - Le pregunto, confundida. Él se toma unos segundos antes de contestar.
-Hace unos días, Ricardo me informó que alguien vino preguntando por un tal William Derek...
-¡Ese es mi esposo! -suelto, exaltada. Aunque le he hablado sobre mi esposo, aún no se han conocido.
-Bien. Le preguntó a Ricardo si tú entrenabas aquí. Él lo confirmó y le dijo que no te quedaba mucho tiempo. Le pedí a Ricardo que no te dijera nada, pues no quería preocuparte-me dice, con pesadez. Yo me quedo observándolo, pero mis pensamientos van hacia esa llamada nuevamente. ¡Mierda! Ahora sí que el miedo se está incrustando en mis células. Max me mira esperando a que hable, pero no soy capaz de hacerlo.
-Debí decirte, pero pensé que era una broma de mal gusto-me dice, pero yo solo asiento. ¿Quién era esa persona? ¡Demonios, mi familia podría correr peligro! ¡No! Tranquila, Susan, me digo.
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Inquebrantable-Mi vecino misterioso 2
RomanceNuestras almas se mezclaron en un amor inquebrantable, un amor que ni la sombra del pasado pudo apagar. El pasado es pasado si así lo queremos; en mi caso, este sigue en mi espalda. ...