A ti, @Glenonix, porque siempre hay una estrellita tuya. ¡Disfruta la lectura!***
DEREK
Recuerdo una vez que estaba tirado en el suelo jugando con mi caja de arena. Mamá estaba sentada en una silla tomando el sol, aunque nunca entendí por qué se exponía a él, pues solo le causaba que su piel se tornara de un rosa intenso, pareciendo así un camarón. Como sea... Bien, estaba tirado en el suelo jugando con mi caja de arena y papá acababa de llegar de su trabajo... Tarde, como siempre. Mamá no se inmutó en moverse, solo se quedó allí, acostada, tostando su piel y con un par de gafas de sol de lentes sumamente ahumados. Papá se sentó a su lado, deshaciendo el nudo de su corbata, y miraba un punto fijo en el cielo. Era como si estuviera presente en cuerpo, pero ausente en alma. Yo había dejado de jugar con mis juguetes para observarlo detenidamente. Algo en mí siempre quiso que él me mimara, que aunque fuera me diera una mísera mirada de amor... Nunca entendí el porqué nunca fui suficiente para él; era como si quisiera castigarme por algo, como si yo fuera el culpable de su infelicidad. Pero ese día algo fue diferente cuando me miró, cuando clavó sus ojos en mí, era como si quisiera ir donde mí y abrazarme, era como si algo en él estuviera diciéndole que yo estaba allí, suplicando en mi interior para que viniera, para que me diera eso que tanto necesitaba, anhelaba...
-Derek...-me llamó y mi corazón galopeó en mi pecho. Me levanté como quien fuese premiado, y corrí hacia él. No dije nada, solo me quedé allí, frente a él, esperando saber por qué me había llamado. Él me miró de soslayo y luego continuó mirando el cielo, ausente nuevamente.
-Papá-me atreví a decir con voz aguda y nerviosa, y él cerró sus ojos con fuerza, como si esa palabra lo hiriera, lo quemara.
-Esa palabra es muy grande para mí, para lo que he sido y soy-murmuró, pero yo no entendí nunca qué quiso decir. Me miró a los ojos y pude ver los suyos cristalinos, acumulando lágrimas.
-¿Estás... triste?-Inquirí y este miró a mamá, quien parecía había quedado sumergida en la inconsciencia del sueño.
-Somos creadores de nuestra propia infelicidad. Por el empeño en hacer lo que los demás dicen ser correcto, por intentar remediar algo que es irremediable-murmuraba cosas que no entendía, pero disfruté cada segundo que me habló; para mí era valioso, algo que muchas veces él me negaba, y que estuviera ahí, hablándome cosas que, aunque no entendía, las tomaba como preciado tesoro.
-¿Emilio?-La voz de mamá nos hizo girar en su dirección. Ella estaba allí, soñolienta, y nos miraba con evidente sorpresa. Papá se levantó, le dio un asentamiento de cabeza a mamá y caminó hacia el interior de la casa. Pero hizo algo que nunca había hecho, giró su cabeza antes de entrar y... me miró. Me miró, por primera vez me miró como un padre mira a su hijo, como quien sabe que hay alguien que lo espera, alguien que sigue sus pasos. Fue en ese instante en donde supe que no solo era una sombra en la vida de mi padre, yo estaba allí, presente en su vida... Por más débil que fuera la señal, fue suficiente para mí.
Esa mirada no la puedo ver en este hombre que dice ser mi padre. Simplemente no veo nada en ella. Susan soltó esas palabras y no doy crédito a ellas. Me niego a creer que este hombre es mi padre.
-Di algo... por favor-Susan me dice, pero yo solo me quedo aquí, mirando fijamente a este hombre estirado.
-¿Qué mierdas es esto, Susan?-Escucho a Manuel y parece realmente cabreado.
-Derek, di algo-Susan ignora a Manuel y vuelve a dirigirse hacia mí. Esta vez la miro fugazmente y niego con la cabeza mientras continúo mirando a Augusto Cambridge.
ESTÁS LEYENDO
Inquebrantable-Mi vecino misterioso 2
RomanceNuestras almas se mezclaron en un amor inquebrantable, un amor que ni la sombra del pasado pudo apagar. El pasado es pasado si así lo queremos; en mi caso, este sigue en mi espalda. ...