Capítulo XI: Almas cruzadas

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SUSAN

-¡Aprovecha la oferta! Con tan solo la compra de la nueva base recibirás...-otra vez esa estúpida mirada. Me miran de reojo y dan la vuelta para esquivarme. No sé por qué demonios las mujeres de este lugar siempre lucen como si fueran a algún evento de Hollywood... ¡Cómo odio que me miren como si fuera una demente repartiendo panfletos sobre la oferta del día! Whitney me lanza una mirada desde el otro lado de la tienda para que siga divulgando la oferta a la clientela. Muerdo mi mejilla para no soltar una palabrota y finjo mi mejor sonrisa, prosiguiendo a mi estupendo trabajo de acosadora...

Media hora después y mis pies comienzan a entumecerse debido a los tacones que llevo puestos, requisito "infalible" como empleada del Joy's Shop. -¡Auch...!- Suelto un quejido cuando siento un ardor en mi dedo chiquito del pie. Camino hacia mi alta y solitaria silla negra, sentándome en ella para evitar que mi tacón siga lastimando mi dedo chiquito por la presión que ejerzo cuando estoy de pie. Hoy ha sido un día de mierda, un jodido día de mierda. Derek Johnson no ha tenido la decencia de siquiera llamar para saber cómo estoy o intentar arreglar las cosas. Siempre lo hace, siempre hace lo imposible para que yo esté bien, para que no siga enojada.

Exacto, estúpida, siempre lo hace, ¿por qué tú no?

Peleo con mi insoportable voz interna. Quizás tenga razón, debería llamarlo yo... ¡Qué diablos!... ¡Que me llame él!

-¿Que te llame quién?-Doy un respingo y veo a Whitney con sus ojos caramelo puestos en mí. Al parecer pensé en voz alta. Demonios, ya estoy perdiendo el juicio.

-¡Derek Johnson!-digo, más bien chillo, y comienzo a ordenar los panfletos. Necesito hacer algo con mis inquietas manos, pues tengo coraje.

-¿Todavía no te llama?-Whitney me observa con cierta diversión en sus ojos, puedo notarlo. La miro con los ojos entrecerrados y ella me brinda una blanca y perfecta sonrisa. Su cabello rizado es rebelde y alborotado, pero eso es lo que lo hace perfecto y atractivo. No sé qué demonios hago viéndole el pelo en estos momentos, pero es que sus rizos son verdaderamente llamativos-. ¡Aterriza!-La morena de ojos caramelo truena sus dedos frente a mi cara y despierto de mi ensimismamiento.

-¡No!... ¡El muy... sonso no ha llamado!-le contesto y ella ríe.

-Entonces llámalo tú-me dice con simplicidad y niego.

-No lo voy a llamar, que me llame él-protesto y ella se sienta en mi silla con energía, mirándome con atención. Dejo de acomodar panfletos y comienzo a recoger la estantería llena de maquillajes. Todo está organizado, solo algunas muestras están fuera de lugar.

-Pero si fuiste tú la que te enojaste, Susan-replica Whitney y la miro por unos segundos para luego continuar con mi labor.

-Él siempre me llama para intentar arreglar las cosas-le digo, y ella rueda los ojos.

-Exacto. No puedes dejarle todo el trabajo a él. La discusión fue entre ambos y ambos deben poner de su parte para intentar arreglar las cosas-replica y dejo de moverme para prestarle toda mi atención a mis uñas. Odio cuando Whitney tiene razón, siempre la tiene.

-Me dijo cosas que dolieron-contesto en un murmullo. Ella toma mi mano y le da un leve apretón reconfortante.

-Lamento decírtelo, pero la verdad duele-sonrío por su manera tan dulce de decir algo tan cruel-. Solo tú puedes superarte, Susan. Tu esposo solo quiere apoyarte, no fuiste justa con él-medito lo que acaba de decir y llego a la conclusión de que soy una completa idiota.

-Whitney, es tan frustrante ver que soy una fracasada. No me siento a su nivel-me sincero y de pronto siento esta punzada en el estómago que siempre me fastidia cuando recuerdo mi fracaso. Mi compañera suelta una leve risa y abro los ojos como platos al notar lo que acabo decir-. Oh, Whitney, no quise decir que tú eres una fracasada, yo, y-yo...

Inquebrantable-Mi vecino misterioso 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora