Capítulo XX: Realidad

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SUSAN

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SUSAN

Tomo la taza de café en mis manos y le doy un sorbo, llenando mi boca de ese líquido caliente y dulce. Giro mi cabeza hacia la izquierda para ver a mis niños sentados en la mesa junto a mamá y Richard. El doctor Cambridge me pidió reunirnos en esta cafetería, y como no podía dejar a los niños solos, le pedí a mamá que viniera conmigo. Ella conoce la verdad, Richard también. Papá lo sabe, yo lo sé... Llevar esto conmigo me está costando demasiado, no quiero seguir ocultándole la verdad a Derek... A eso le sumo lo malditamente culpable que me siento por lo que sucedió con Pablo... ¡Pablo, maldito Pablo!... No he tenido el valor de decírselo a Derek, pero, ¿cómo hacerlo?... Lo conozco lo suficiente como para saber que podría reaccionar de manera impulsiva, va y le parte la cara... No quiero un espectáculo por eso, mucho menos cuando ese beso no significó nada para mí... ¡Maldita sea cuando aquel imbécil tuvo que vernos!...

-Lamento hacerte esperar tanto-no sé en qué momento Cambridge llegó a la cafetería y se sentó frente a mí. Despierto de mi viaje mental y le doy un asentamiento de cabeza.

-Solo fue un retraso de una hora, nada más-le suelto en broma y este parece avergonzado. No le pregunto el motivo de su tardanza, pues sé que es un doctor, su profesión es un roba tiempo.

-¿Quieres algo?-Me pregunta cuando la masera llega a su lado. Niego y alzo mi taza de café en seña de que con eso tengo suficiente. Este asiente y cuando termina de hacer su orden, coloca los codos sobre la mesa y me mira directamente-. Susan, hoy he visto a mi hijo-suelta y le presto toda mi atención.

-¿Dónde?-Inquiero y por mi tono se puede notar lo mal que me siento.

-Por... la calle, de lejos-dice y frunzo el ceño. ¿Qué hacía Derek?...

-¿Se toparon?...

-No, solo lo vi yo-contesta y comienza a juguetear con sus dedos. Parece algo ansioso.

-¿Le sucede algo?-Inquiero y este baja la mirada unos segundos. Giro rápidamente en dirección hacia la mesa donde están mis hijos y veo a mamá observándonos detenidamente. Parece curiosa y a su vez preocupada. Vuelvo mi atención hacia Cambridge y veo cómo este continúa jugueteando con sus dedos.

-Debo... decirle. Ya no quiero seguir ocultando que soy su padre-dice y es mi turno de ponerme ansiosa. Sé que ya es tiempo de decirle a Derek la verdad, pero de solo pensarlo mi estómago se retuerce.

-¿Quiere hacerlo?-Inquiero, aunque es obvio que así es. Él asiente y tomo una respiración profunda para intentar amortiguar la ansiedad que esto me produce-. Deme unos días, deme un poco más de tiempo-le pido y este me mira, clavando sus ojos en los míos. Ahora que lo veo con más detenimiento noto cómo su frente está bañada en sudor y sus dedos están teñidos de un rosa intenso, como si algo estuviera aguantando su circulación. Augusto nota mi recorrido visual y saca sus manos de mi vista. Está sudando demasiado y a mi mente llega que él está enfermo... ¿Será eso el motivo de su estado?... Él nunca me dijo cuál es su enfermedad, lo que despierta en mí la curiosidad... Pero no indagaré sobre eso, no quiero ser inoportuna.

Inquebrantable-Mi vecino misterioso 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora