DEREK
Conduzco saltándome cada luz de tráfico, importándome poco si algún policía intenta intervenir. Perdí de vista a Carlos, pero sigo adelante; él sabe lo que hace, trabajó durante más de treinta y cinco años como agente.
No dejo de reproducir en mi mente que Mónica podría estar en peligro por el maniaco de Richard. Estoy tenso, siento la tensión en mis hombros, pero a su vez siento calma; una contradicción que ni yo mismo entiendo. Se sintió tan bien abrirme completamente con Susan... Liberé la carga que llevaba sobre mis hombros, no del todo, pero es un comienzo. Aún queda decirle sobre él, sobre ese imbécil que se obsesionó con ella. ¿Cómo pude permitir algo así? ¿Por qué no hablé cuando su propio profesor de matemáticas intentó propasarse con ella?...
Sencillo: porque pensé que amenazándolo y haciendo todo lo posible para que no volviera a acercarse a Susan lograría algo. Y así fue, el imbécil se acobardó cuando aquella misma tarde después de haber dejado a Susan en su casa, regresé a la escuela y me acerqué a su aula, dispuesto a hacer lo que fuera necesario para que no volviera a acercarse ni un centímetro sobre Susan, como lo había encontrado en su primera "clase extra", que más bien era una excusa para propasarse con mi chica.
Recuerdo que lo vi recogiendo sus cosas del escritorio; estaba haciéndolo deprisa, como queriendo salir cuanto antes del aula. Toqué la puerta; él dio un respingo y se giró bruscamente hacia mí. Cuando me vio, sus ojos se abrieron ligeramente y dejó caer unos cuantos libros al suelo. Era un cobarde, y admito que eso me dio más confianza con lo que hacía.
-Buenas tardes, profesor-le dije con mucha calma. Quería jugar con él, asustarlo. Este comenzó a recoger los libros y podía ver que sus manos temblaban.
-¿Q-Qué se le ofrece?-Balbuceó. Yo solo sonreía; admito que solo lo hacía para lucir calmado, porque en realidad quería caerle a golpes por cómo lo había visto tan cerca de Susan. Para ese entonces era muy impulsivo, sigo siéndolo, pero he intentado controlarlo. Supe que podía hacerlo aquella vez que Pablo fue al hospital para hostigar a Susan; si hubiera sido hace unos años atrás, lo mataba a golpes. En cambio, pude controlarme, y es que el amor de Susan es inquebrantable, nuestro amor es inquebrantable, y eso nada ni nadie lo puede cambiar.
Bien, como iba, me preguntó que qué se me ofrecía, y yo me le acerqué lentamente, como un león intentando acercarse a su presa con destreza, sutileza.
-¿Ha oído hablar sobre la liebre y la tortuga, profesor?-Comencé a decir, desplazándome despacio, rodeándolo. Este asintió-. Pongamos que usted es la liebre y yo la tortuga-dije y podía sentir su pesada respiración. Me satisfacía verlo tan asustado-. Usted da pasos agigantados, profesor. Se mueve rápido, quiere llegar rápido a su meta. En cambio, yo voy paso a paso... despacio-le susurré esta última palabra y vi que cerró los ojos. Sonreí con satisfacción.
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Inquebrantable-Mi vecino misterioso 2
RomanceNuestras almas se mezclaron en un amor inquebrantable, un amor que ni la sombra del pasado pudo apagar. El pasado es pasado si así lo queremos; en mi caso, este sigue en mi espalda. ...