Capítulo XXVI: Cerrando la herida

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A quienes tienen miedo de cerrar sus heridas...


















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SUSAN

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SUSAN

Cuando apenas era una niña de cuatro años, mis padres decidieron inscribirme en una academia de ballet. No porque fuera un capricho de mamá, no... Mónica nunca fue de esas madres empeñadas en obligar a sus hijos a hacer lo que se les antoje; bueno, era controladora y asfixiante muchas veces, pero eso solo fue en mi adolescencia, una historia que ya saben cómo ocurrió.

La cosa es que mis padres me inscribieron porque yo no paraba de brincar paredes; con cuatro años, ya yo parecía una niña de doble edad moviendo los pies de un lado a otro al punto desesperante. ¿Pero qué culpa tenía yo de que mis pies no se pudieran quedar quietos? Así que mis padres decidieron ponerme a hacer algo en donde los pudiera mover sin volverlos locos.

Pasé menos de un mes en esa academia. No era lo mío, punto. Luego me inscribieron en una academia de modelaje... ¡Cristo! Solo
duré media hora ahí metida. Pasé el verano en campamentos, academias, pero nada era para mí... Mis pies seguían inquietos, mis deseos de llamar la atención no se disipaban, y ellos nunca se dieron cuenta de que solo los necesitaba a ellos. Yo estaba siendo sometida a un abandono no predeterminado. El peor abandono es el que se crea aún cuando los padres están presentes. Su fracaso matrimonial me afectaba a mí principalmente. Pasaba más tiempo metida en academias y campamentos que con mis padres. Ellos buscaban "distracciones" para mí, buscaban llenar eso que solo podía ser llenado con sus atenciones. Discutían todo el tiempo, siempre mamá terminaba llorando, y papá yéndose a dormir con abuelo.

La pregunta que siempre rondó en mi mente fue: ¿Cómo demonios se enamoraron?

Son pocas las miradas cargadas de amor que recuerdo de ellos, son pocos los gestos de amor que logro encontrar en mis recuerdos... Entonces, ¿cómo es que están teniendo una aventura? ¿Sexo sin amor?

Cuando Derek nos dejó solos en la mesa, no me moví, no dije nada, ninguna protesta, pues sinceramente, necesito saber qué mueve a mis padres para sostener esta locura.

Inquebrantable-Mi vecino misterioso 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora