Capítulo XXXI: Luz extinta

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DEREK

Mis manos están contrastadas en frío y calor; no suelto su mano, me aferro a ella con fuerza mientras caminamos, sigilosamente, por el pasillo. Siento cómo todo mi cuerpo se rige por el aniquilador silencio en el que está sumergida la cabaña. Incontables veces cerré los ojos con fuerzas, deseando que todo esto fuese una maldita pesadilla; pero no, esto realmente está pasando y es mi culpa. Ver el rostro de Susan, ver las huellas que ese imbécil le dejó, me enloqueció. Mientras me encontraba encerrado, mi mente no dejó de imaginarse las miles de maneras de matar a ese cabrón. Mi mente no dejó de reproducir sus palabras, no dejó de imaginarse a él tocando a Susan. La sola idea me desquicia, me hace querer matarlo... y lo haré.

-Hay demasiado silencio-susurra Susan y me da un leve apretón, nerviosa.

-Lo sé-dictamino y ella se detiene para mirarme.

-¿Qué planeas hacer?-Inquiere y sus ojos me muestran lo aterrada que está. Me limito a solo mirarla, a escanear con mis ojos cada facción de su rostro.

-No tengo ningún plan-miento, porque mi único objetivo en estos momentos es matar a Bart Meléndez; algo que sé, no va aceptar Susan.

-¿Entonces qué... hacemos?-Susurra y traga tan fuerte que logro escucharlo.

-Solo salgamos de aquí-digo, determinante, y ambos nos callamos de inmediato cuando escuchamos el sonido de una puerta abrirse en la parte de abajo.

-¿C-Cómo?-Balbucea y me acerco a su oído para susurrarle: -¿Prometes hacerme ese baile sensual de Bruno Mars que nunca has vuelto querer hacerme?-No sé por qué digo esto, no sé ni por qué estoy pensando en esto, pero ella sonríe ampliamente a pesar de estar tan asustada.

-Si tú me prometes que estarás amarrado cuando te baile-me susurra y el solo pensamiento me desquicia.

-Oh, vamos, no me pidas eso-gruño bajito y ella suelta una risita que me parece absolutamente hermosa.

-Tómalo o déjalo-replica, en un suave susurro, y beso su mano, con unas inmensas ganas de llorar; estoy embaucado de una fuerte emoción de culpa; no merezco a Susan.

-Perdóname-susurro contra su oreja y nuestras respiraciones se pueden escuchar con claridad debido al silencio presente-. Perdóname por enredarte la vida-añado y un fuerte nudo se instala en mi garganta-, perdóname por dejar que mi pasado nos arrastrara-culmino y siento su cuerpo temblar.

-No solo el tuyo, mi pasado también-jadea y besa mi mejilla; se queda en ella por un largo rato, dejando algo más que un beso-. Por favor, solo volvamos a casa y rompamos de una buena vez este círculo vicioso de ocultar la realidad... no más misterios-mi pecho se aprieta con violencia y sus palabras logran hacer descender las lágrimas que intenté retener.

-No sé qué pase allá bajo-suelto finalmente y veo cómo su rostro se llena de temor-. Susan, no importa qué pase, prométeme que irás lejos de aquí y llamarás a la policía-le pido y por su mirada, creo que ya sabe qué quiero hacer.

-No. No me pidas que te deje aquí-me espeta y tomo su rostro con ambas manos para encararla-. No, Derek, no hagas nada estúpido-esta vez su determinación flaquea y suelta un gemido quejumbroso.

-Cosas estúpidas son las que he hecho siempre-digo y sus ojos se llenan de lágrimas. Las limpio con las yemas de mis dedos-. Te amo, hermosa, te amo demasiado, y todo lo que he hecho ha sido para protegerte. Te he fallado una y mil veces, no quiero seguir haciéndolo...

-¡No!, ¡no! Derek, no hagas esto, no te despidas, ¡te estás despidiendo!-chilla, alto, olvidando que allá abajo nos pueden escuchar.

-Shh... mi amor, tranquila-la envuelvo con mis brazos y esta solloza-. Te amo tanto-digo con mi corazón latiendo fuertemente y las emociones a flor de piel.

Inquebrantable-Mi vecino misterioso 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora