1. Capítulo 3: El corazón de Cassie (1ª parte)

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Un quejido agonizante fue el detonante de que en mí se desatara el miedo. No estaba sintiendo dolor producto de alguna herida, por lo que abrí mis ojos y observé con asombro que Piwi, encorvado y cubriendo su rostro con sus brazos, recibía el ataque de tres hadas que insertaban sus dagas y dientes por todo el cuerpo de mi aliado. Estaba sin palabras por lo que sucedía, su resistencia era impresionante, pero era obvio que no era inmune a sus ataques, pues finas líneas de sangre corrían visibles por su corpulento cuerpo y sus alaridos de dolor llenaban el aire.

—¡Escapar, Ilora! —pidió el ogro al enderezar su postura y tomar los esbeltos cuerpos de sus adversarios con ambas manos, para detenerlos al menos un poco—. ¡Ahora!

Intenté moverme, junto a Brennan, sin embargo, la decapitada cabeza de un hada a mi lado me sobresaltó. Sus ojos completamente sin vida parecían ver a través de mí y, por un pequeño momento, me sentí feliz y cálida en medio de la tormenta.

—¡Levanta a ese lobo, Ilora, tenemos que movernos! —regañó Castiel, regresándome a la realidad y, apuntando su arco hacía el cuerpo de Piwi, eliminó a otra de las hadas.

—Brennan —llamé al zarandearlo con ambas manos. Ya no gemía por el dolor, pero seguía en un estado letárgico—. ¡Brennan! —Volví a gritar, cuando vi como otro par de criaturas venía hacía nosotros, esquivando a Piwi.

Como si fuese una escena de películas, los ojos de Brennan se abrieron de forma abrupta y, con un fuerte gruñido, se levantó y abalanzó sobre ambas criaturas; Apartando a una con una de sus patas y desgarrando parte de la otra entre sus fauces. Rugió una segunda vez y, como si nunca hubiera estado mal, saltó para adoptar una posición protectora frente a mí y justo al lado de Piwi.

Todo era un caos, nos habíamos sumergido un campo de batalla donde nuestros adversarios nos superaban en número y yo no hacía nada para ayudar. Me levanté con cuidado, apretando la herida en mi abdomen y mordiendo mi labio inferior para no llamar la atención —No más de lo que ya lo hacía—.

Observé perpleja como Hailee enfrentaba a tres hadas, llenando el aire de llamativos colores con sus hechizos; Castiel se movía con sigilo en el campo de batalla, lanzando flechas y controlando a la vegetación para ocultarse; Piwi golpeaba y empujaba a otro par de criaturas lejos de él y del resto de nosotros y como Brennan luchaba y esquivaba las acometidas de un chico que no había visto antes. Estaban todos, excepto...

—Kira —llamé en tono apremiante, al único aliado que no estaba luchando, y como si hubiera esperado por ello apareció a mi lado—. No encuentro a Cassie, ayúdame a buscarla, por favor.

No esperaba respuesta alguna de su parte, pero no me sorprendió que ella liderara mi marcha —Castiel había estado aclarando, durante los últimos días, lo inteligente que era Kira—. Con ambas manos a nivel de mi vientre, avancé de forma lenta y encorvada, tratando de disminuir el dolor que me acogía. Nunca me había sentido tan desesperada, era como si una parte de mí que desconocía luchara por mantenerse en pie y luchar.

Si tan solo Alhaster estuviera aquí, pensé y apreté el brazalete que me había reglado el día que me besó.

—¿Me darás tu escama? —pregunté con incredulidad.

—Más que una escama, es lo único que tengo de mi infancia —confesó al extraer un delgado brazalete color bronce de su bolsillo—. Esto es casi indestructible y está forjado con mi propio fuego.

Ahora entendía un poco el por qué no permitían la entrada de dragones. Alhaster ni siquiera hubiera permitido que las cosas llegaran a estas instancias, él nos habría sacado de aquí volando, o bien habría incinerado media aldea para protegerme.

CDU 3 - La elección de Cassiodora [BORRADOR COMPLETO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora