1. Capítulo 6: Feliz cumpleaños, princesa (2ª Parte)

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Atraje mis piernas hacía mis manos, tratando en vano de cubrirme del gélido aire. Mis dedos temblaban un poco y tuve que volver a cerrar los ojos, para instarme a tomar un poco de fuerzas. Acababa de despertar a un nuevo día, pero el saber que lo que vería no era más que la pobre imagen de una celda oscura y húmeda, no me invitaba a ponerme en pie, dejando la seguridad del rocoso suelo desnudo en que ahora dormía.

Escuchaba los suaves murmullos de Haliee, incluso la respiración cortada de Piwi y los leves quejidos de Alhaster. Brennan, Castiel y Kira parecían estar en silencio —o dormidos— y yo, solo me dediqué a observar el azul del cielo y las nubes que se desplazaban lentamente en él, a través de la pequeña y abarrotada ventana que, desde mi posición, se veía tan lejana como mi libertad. Todo estaba en nuestra contra y lo que realmente necesitaba en ese momento era una oportunidad.

El lugar ya era, por sí solo, una trampa mortal. Si se suponía que entrabas allí con la invitación de un hada, no quería imaginarme cómo es que salías, teniendo en cuenta que la Corte del Sol estaba en el aire.

Probablemente, saltando al vacío... Bufé, reconociendo la inutilidad de mis pensamientos y llevé mi atención a los rumores de pasos y voces de los guardias, que cada tanto, hacían la ronda frente a nuestras celdas.

"Cassiodora ha vuelto para reinar"

"Se supone que es la más poderosa"

"¿Dónde habrá estado todo este tiempo?"

Pues estuvo engañando a un grupo de idiotas, respondí para mí misma.

Frustrada, me empujé sobre mis manos, para quedar sentada. Siendo consciente, por primera vez, del nauseabundo olor a vómito y heridas infectadas que nos rodeaba.

«Feliz no cumpleaños a mí», recité en mi cabeza, buscando un motivo para reír en aquella lamentable situación, mas, el sonido de una arcada logró capturar mi atención el tiempo suficiente para ver como Piwi giraba sobre su costado y, sin poder contenerse, vaciaba parte del contenido de su estómago, en el suelo y su cuerpo.

El ogro agonizaba y balbuceaba palabras que no alcanzaba a comprender. Su verdosa piel ahora estaba pálida y su respiración distaba de ser normal.

—Por favor, resiste —suplicó la hechicera, al posar ambas manos sobre el pecho del ogro—. N-no tengo medicamentos para aliviar tu dolor, t-tienes que ser fuerte.

—Piwi... ¿Piwi morir? —indagó en un tono débil, destrozando por completo mi corazón—. Piwi sentir final.

—Claro que no —aseguró Haliee, desesperada, llevando una de sus manos sobre los revueltos cabellos del ogro, tratando de darle consuelo—. Duerme por favor, yo cuidaré de ti —aseguró, en un tono que revelaba su llanto reprimido.

—¿Piwi mejorar? Dolor... Piwi dolor mucho —Se quejó, sin retirar su mirada de una nerviosa Haliee—. Si Piwi morir... morir ahora... no carga para nadie

—No digas eso... Piwi mejorar —mintió la hechicera al juntar su frente con el ogro—. No vas a morir, pero necesito que descanses, por favor.

La opresión en mi pecho era insoportable. No podía evitar que mi mente sacara conclusiones del estado de Piwi. Era como si todo en mí se preparara para lo siguiente. Estaba segura que el dolor que experimentaba mi amigo era crónico, sus órganos debían estar comenzando a fallar, debido a la sepsis, y la fiebre tendría que ser demasiado alta, como para ser controlada en un lugar como en el que nos encontrábamos.

¿Cómo era posible que Cassie nos hiciera eso? Ella conocía la condición de Piwi, a quién decía querer como a un hermano, sabía que necesitábamos las plantas de Haliee para al menos mermarle el dolor. No obstante, nos arrojó a una mazmorra a morir.

CDU 3 - La elección de Cassiodora [BORRADOR COMPLETO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora