2. Capítulo 16: Legado de horror (1ª Parte)

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Como respuesta a los temblores y la caída de parte del suelo sobre nosotros, una espesa capa de polvo disminuyó la ya escasa visibilidad del recinto. Terminé en el suelo junto a Haliee y no pude evitar la frustración al escucharla toser y jadear por el exabrupto.

Me levanté con rapidez, tratando de sortear el peso de los bolsos en mi espalda, pero cuando quise ayudar a Haliee, Castiel ya venía a su encuentro. Gracias al cielo, el fuego no se había apagado, pero sí que fue desafortunado descubrir que el pasillo —que la línea de luz había iluminado— había sido sellado con escombros.

La suave cortina de humo se fue retirando y los rostros de mis amigos fueron más que siluetas, por lo que pude ver con claridad que el elfo sostenía a Haliee por la espalda, aún sentada en el piso.

—¿Están bien? —cuestioné no por primera vez ese día. Empezaba a volverse costumbre hallarnos en situaciones complejas y debía admitir que me resultaba extraño ser yo quién preguntara, ya que antes de eso era yo quién terminaba en desventaja.

Haliee de verdad se veía mal y empezaba a preocuparme. La pobre chica ni habló, pero hizo el esfuerzo de mirarme y ofrecerme una sonrisa.

—¿Nunca terminamos de sorprendernos, cierto? —dijo Castiel, ignorando mi pregunta y maldijo, mientras tomaba a Hailee en sus brazos—. Tenemos que salir de aquí, necesito que alguna de ustedes haga algo con el dolor en mi muñeca.

Asentí, sabiendo que muy probablemente tendría que entablillarle la muñeca y lo seguí fuera de la habitación, por el mismo lugar que entramos —junto a Kira, nuestras cosas y las pesadas armas confiscadas—. El camino previamente iluminado ya no era una opción y caminar casi ciegos con la poca luz que mi fuego producía se convirtió en nuestra única opción.

—Uno de los integrantes de los puros es un Fang Ignis —informó Hailee, cuando más rugidos como el primero se hicieron escuchar.

La castaña se aferró con sus dos brazos al cuello del elfo.

—Podría ser otra cosa, tal vez todo esto tiene otra explicación —afirmé colocando ambas manos a las ojivas del morral—. Quizá esto es solo el intento de alguien para mantener un juego estúpido y los Puros siguen siendo una leyenda.

—Claro que son una leyenda. Las pinturas, la cámara de tortura, los cadáveres y el ex miembro de los puros fue una ilusión, lo cierto es que vamos a despertar en las mazmorras de las hadas en este instante.

Si hablamos de gente cruda, tendríamos que evidentemente poner a Castiel en la lista. El elfo podría ser todo menos sutil y, como era claro, no tenía ni un ápice de sensibilidad. Lo cierto es que yo no creía que todo fuese un espectáculo, pero quizá decir muchas veces que aquello era una farsa, haría que así fuera.

De cualquier forma, no había que ser muy inteligente para saber que se escuchaba era un dragón, así que mis teorías eran infundadas... Alguien habitaba en esos desolados conductos y los usaba constantemente. No encontré palabras para refutar a Castiel, así que callé.

El problema con el sonido que nos rodeaba era que parecía abarcar todo el lugar y no teníamos forma de ir lejos del lugar de dónde provenía el ruido, porque ni siquiera podíamos identificar dónde era eso.

Castiel decidió que por el momento usaríamos nuestro instinto y tomaríamos un par de caminos al azar y cuando estuviéramos en un pasillo que permitiera un poco más de comunicación usaríamos el mapa y yo tendría que hacerlo, ya que la luz estaba conmigo.

Otro rugido estuvo acompañado de un temblor, cuando cruzamos un nuevo portal. No fue sino pisar el interior del recinto para que gruesas rocas se desplomaran y cubrieran el lugar por dónde entramos, atrapándonos.

CDU 3 - La elección de Cassiodora [BORRADOR COMPLETO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora