«Una habitación iluminada en un artístico tono marfil, reflejaba la silueta de una mujer cuyo rostro estaba cubierto con ambas manos, vestida de un pomposo vestido blanco —posiblemente de seda—. Sus largos cabellos negros descansaban en su hombro derecho y descendían como cascada por su pecho hasta llegar a su cintura.Gotas de lágrimas caían de sus manos como pequeños diamantes iluminados por la luz de la habitación y fragmentándose en diminutos cristales resplandecientes al impactar el suelo. Su sollozo era muy bajo, pero melodioso y llenaba la totalidad de aquella desolada habitación.
—Lo siento tanto —decía, mientras las hermosas alas azuladas en su espalda permanecían estáticas, como si el tiempo se hubiese detenido junto a ellas.
Aquella voz era, sin duda alguna, la de Cassie, y la imagen era desgarradora. Cada lamento que salía de sus delicados labios estaba lleno de dolor y agonía...
—Cassiodora —llamó una delicada voz que provenía del otro lado de la puerta de la habitación—. Es hora.
Y como si aquél fuese un mandato, el hada eliminó las lágrimas con el dorso de su mano y se puso en pie, dejando en el suelo todo rastro de debilidad.»
—¡Cassie! —exclamé al regresar nuevamente en mis sentidos. Todo seguía igual, salvo por una cosa, ahora todos estaba reunidos alrededor del cuerpo de un convaleciente ogro. El sonido de una respiración agónica, acompañado de una tos áspera fue suficiente para petrificarme—. ¡¿Piwi?!
—Thesi... —Con elegancia, el salamandra llegó hasta mí—. Es mejor que vengas un momento.
—¿Qué está pasando? —indagué, despertando a un inexpresivo Alhaster, que se acomodó para ya no estar acostado sobre mí—. ¿Por qué está respirando así?
—Yo no puedo ir —dijo Alhaster al señalar los grilletes que le mantenían atado—. Ve, te necesita en este momento.
Accediendo a sus palabras, Eliden apoyó sus manos en mis brazos, levantándome como si fuese una pluma. No lo había notado, pero el que el último par de días permaneciera en la misma posición y con todo el peso de Alhaster sobre mí había lastimado un poco mis heridas, así que podía sentir un ligero malestar, que no impedía que siguiera hasta donde Piwi.
Hailee sollozaba, mientras que sus manos se aferraban a la izquierda del ogro y Castiel junto a ellos luchaba para no mostrar como sus ojos se humedecían.
—Necesito intubarlo —repuse asustada, sintiendo el suspiro de Eliden sobre mi hombro—. Necesito un set de intubación con urgencias... él no puede...
—No tenemos nada como eso aquí, Thesi —susurró al detenerse una vez nos encontráramos en frente del cuerpo de Piwi. Me arrodillé, observando como lo que una vez fue una piel verdosa, ahora era tan pálida como el chicle; sus ojos mostraban lo desorientado que estaba y sus boqueos, reflejaban la severa dificultad respiratoria que tenía—. Se fuerte.
—Te pondrás bien —balbuceó Hailee con lágrimas en su rostro.
—Doler... Piwi... Dolor.
Su tórax se elevaba de forma abrupta, como las primeras respiraciones en una víctima de inmersión. Estaba desorientado y estaba segura que en esos momentos no estaba mirando nada fijo...
Mi mirada nuevamente se posó en la del cirujano, en busca de alguna esperanza que talvez por mi mente escapaba, pero su respuesta fue la resignación, ya que solo negó y miró al suelo...
—Mataré a esa maldita —murmuró Hailee al morderse con fuerza los labios—. Es una maldita traidora.
—No... Hailee... Hailee... no... matar —pidió el ogro al dejar escapar un hilillo de saliva con restos de sangre por las comisuras de sus labios.
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CDU 3 - La elección de Cassiodora [BORRADOR COMPLETO]
FantasyCuando todo lo que amas amenaza con destruirse, ninguna elección debería ser juzgada. Con la partida de dos miembros de su grupo, ciñéndose sobre todos, Ilora tendrá que continuar su viaje. Sin embargo, recibirá una invitación a la que no podrán dec...