A medida que nos internamos en el frondoso bosque, la temperatura disminuyó considerablemente, obligándonos a detener para sacar algo con que cubrirnos. Tomé una capucha ligera y agradecí el que Cassie hubiera cambiado la totalidad de mis pertenencias por tres abrigos, una capucha y dos mudas de ropa sencilla y con bastante tela para protegerme. Desafortunadamente, para ese entonces ya no había vestuario élfico ni de hadas, pues el primero había sido desgarrado en Everard y el segundo pasó historia en todo el escape de la corte del Sol.
Tenía que admitir que en un principio me había molestado perder lo que tenía, pero ahora que volvía a recorrer Umbrarum y me acostumbraba a que el clima solo empeoraría comprendí la razón detrás de todo. Tenía sentimientos encontrados hacía el hada, pero si había algo que no podía negarle era que siempre había hecho lo que consideraba mejor... para ella o para nosotros, pero lo mejor.
Mirando a mí alrededor se me hizo bastante obvio que mi visión con Bellatrix había sido de lo más acertada. Todo era similar a mi prueba y, a pesar de que era casi el medio día, el sol apenas podía ingresar por las ramas de los árboles, lo que dificultaba un poco vislumbrar más allá de unos metros.
Para ser tan temprano, el día en Movens era denso, demasiado si tomabas en consideración que fuera de él la luz no podía ocultarse. Si así era el día, podía apostar que en la noche todos seríamos cegados.
—No parece tan malo —dijo Haliee tras un largo silencio, mientras caminábamos.
—Es un bosque muy peculiar, hechicera, espera y verás —replicó Castiel, que lideraba la marcha sin mirar atrás.
Me sentí orgullosa de mis pasos que, al igual que los de mi amigo elfo, no producían ningún sonido sobre la grava dura y seca del bosque. No pudiendo decir lo mismo de Haliee que cada tanto hacía crujir algunas ramas, aunque intentaba no hacerlo.
Habíamos caminado un poco sin tener sorpresas; empezaba a concluir que todo había sido más miedo que certezas y que aquél lugar era inofensivo cuando, de la nada —y como si mi escepticismo le hubiera convocado— las hojas de un árbol se sacudieron con ímpetu y una banda de cuervos salió disparada de ellas, golpeándonos con sus picos y alas.
Nos agachamos y cubrimos, mientras los pájaros nos picoteaban. Moví mis brazos con violencia, intentando espantarlos, pero estaban empecinados en hacerme daño. Haliee gritó cuando las aves se agruparon sobre sus piernas y la rasguñaron sin piedad. Castiel, que con movimientos rápidos y mortales había apartado a varios, saltó sobre ella y la cargó en sus brazos.
—¡Ilora, corre! —gritó y cómo si de una orden se tratase me empujé sobre mis pies y le seguí.
Mis piernas se movieron antes de que lo pensara, saltando entre las raíces de los árboles que parecían tener vida propia y se multiplicaban. Las ramas bajas de los árboles hacían tajos en mi piel mientras corría, pero poco me importaba. Tenía miedo de quedar atrapada y torcerme una pierna, sin embargo, me obligué a pensar en otra cosa y seguí a Castiel en una carrera por nuestras vidas. Kira corría a mi lado, con un cuervo entre sus fauces que se sacudía con los vestigios que le quedaban de vida.
Podía oír los graznidos detrás de nosotros, cada vez más cerca. Por un segundo sentí a uno de ellos sobre mi cabeza, picoteando mi piel. Miré hacia arriba, mas no vi otra cosa que hojas verdes distorsionadas por la velocidad en la que me movía. Seguido de aquello, otro cuervo se posó sobre mí y comenzó a picar en mi cabello. Sentí la sangre caliente escurrirse por mi cuello, pero casi tropiezo cuando llevé mi mano derecha a mi cabeza y no había nada allí.
Ni sangre, ni cuervos. Era imposible.
Las aves regresaron, clavando sus sucias garras en mi cabello. Pronto pasaron de ser solo dos a decenas, y luego cientos. Escarbaban mi cabeza lentamente, capa por capa, haciendo agujeros en mi cráneo. El dolor agonizante se apoderó de mis sentidos y mis gritos fueron tan fuertes que podría haber reducido el reino de las hadas a escombros.
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CDU 3 - La elección de Cassiodora [BORRADOR COMPLETO]
FantasyCuando todo lo que amas amenaza con destruirse, ninguna elección debería ser juzgada. Con la partida de dos miembros de su grupo, ciñéndose sobre todos, Ilora tendrá que continuar su viaje. Sin embargo, recibirá una invitación a la que no podrán dec...