2. Capítulo 10: Corte de las flores (2ª Parte)

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Sentía un profundo malestar en mí cabeza, como si por un instante hubiera estado completamente vacía y de repente los recuerdos y experiencias del pasado me hubieran abordado abruptamente. Mi cuerpo fue levantado y mi espalda se irguió sobre un respaldo muy cómodo y suave. A pesar de mis reservas, el insistente llamado de mi nombre, me instó a despertar. Mis párpados se levantaron con lentitud y no porque me costara hacerlo o impusiera un gran esfuerzo, sino porque algo dentro de mí me advertía que era una mala idea.

Revisé a mis costados, casi de manera mecánica, encontrando a Haliee a mi derecha. Ella sostenía mi mano con ímpetu y quizá lo que podría interpretarse como miedo. A mi izquierda, Castiel me observaba con una sonrisa de alivio en sus ojos, pero no en sus labios. Sentía mis piernas como si fueran de mármol, la pesadez en mi cabeza ahora estaba en todo mi cuerpo. Estaba inmóvil, completamente imposibilitada. El pánico me llenó completamente y, aunque quise gritar, mi voz fue consumida por el silencio.

Era como ser prisionera de mi propio cuerpo, podía volver mi vista a lo largo y ancho del salón, incluso girarme lo suficiente para ver a mis costados, pero mis labios estaban sellados y mis piernas ancladas. Mis ojos se llenaron de lágrimas, pero no hubo una sola que escapara. Estaba atrapada.

«¡Sáquenme de aquí!». Pedí, grité, supliqué, pero mi voz no fue escuchada.

«Espera un poco», obtuve como respuesta y, a pesar de que no me miraba, supe inmediatamente de quién se trataba.

«¡Déjame ir!», exigí, completamente mortificada porque pudiera hacer algo como aquello en presencia de una gran audiencia y nadie pareciera percatarse. «¡Pagarás cada cosa que me has hecho! ¡Te haré sufrir, Cassiodora!»

«Supongo que eventualmente sucederá, pero no será ahora. Te dejaré libre, si prometes no hablar. No hagas preguntas y, si en algún momento llega a cruzar tu cabeza que has matado a la antigua corte, olvídalo, ellas están bien».

Su afirmación sobre las antiguas superiores generó un poco de intriga y al mismo tiempo tranquilidad. No es que me emocionara saber que esos monstruos eran libres, si no que aquello eliminaba el problema que podría generarme ser la asesina de cuatro reinas.

No dije nada, pero supuse que mi silencioso tiempo de reflexión fue tomado como aprobación, pues sentí mi cuerpo aligerarse.

Miré al frente y allí estaba Cassie, sentada en su hermoso trono y luciendo demasiado hermosa para ser real. Si antes la creía bella, ahora era casi indescriptible. Usaba un bello vestido de seda blanco con diseños de florales en hilo azul, que resplandecía con la luz del sol que ingresaba por los enormes ventanales de la estancia y su cabello, antes negro con algunas pocas iluminaciones azuladas, era completamente azul, uno tan oscuro que aseguraba podría convertirse en uno con la negrura de la noche. Sus iris brillaban en el mismo y raro iridiscente que le conocía y su tez pálida y perlada competía con la estancia misma. A su lado, un hada nos observaba con perspicacia, analizándonos. Su cabello era de un rosado casi hipnótico y su vestimenta consistía en una túnica de un color blanco, precioso y delicado, con finos detalles en las costuras de color dorado y con el dibujo de una flor del color de su cabello. El hada que había reemplazado a Iris tenía un rostro angelical, con un largo cabello lila que se enredaba por su cuerpo y casi no me dejaba ver lo que traía puesto, y la última hada, cruzada de piernas y de mirada fría, tenía su cabello completamente blanco hasta llegar a un poco más de la mitad de su largo, donde tomaba un fuerte color rojizo.

Mi mirada cayó nuevamente en Cassiodora, tratando de encontrar una explicación a ese naciente espectáculo, mas, las respuestas vinieron de otro lugar.

—Princesa Ilora, me presento ante usted. Mi nombre es Bellis, nuevo regente de la Corte de las Flores. Ellas son mis hermanas: Lily, Orquídea... —dijo, mientras señalaba a cada hada— y Nenúfar. O como ustedes la conocen, Cassiodora.

CDU 3 - La elección de Cassiodora [BORRADOR COMPLETO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora