Extras #CDU

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Extra #1 [Sucede en La elección de Cassiodora, posterior al capítulo 8, cuando Haliee e Ilora golpean a Cassiodora]



Cada respiración era como sumirse en un agónico suplicio. Simplemente tomar aire hacía que cada centímetro de su piel se erizara y reclamara por el dolor. Las abrazadoras lenguas de aquellos látigos aún quemaban y, por si fuera poco, su piel ahora en carne viva descansaba en una suave sabana que con tan solo un movimiento le hacía revivir cada doloroso golpe y, la manera tan desalmada en que había sido atacada.

Sintió una lágrima deslizarse por su mejilla y se juzgó miserable por llorar frente a él, pero estaba totalmente imposibilitada para eliminar la huella de su dolor que ahora se escurría por su mejilla, quemando y despertando las laceraciones que también había en su rostro. Dolía, dolía como el infierno, pero se lo merecía. Ella merecía cada uno de esos golpes, cada grito y cada amenaza hecha por quienes consideraba sus amigas. Cada respiración era un recuerdo del dolor que causó en todos y sonrió al saber que al menos su sufrimiento daría un poco de paz a todos.

Jadeó al sentir un poco de frío calar sus huesos y se encogió sobre las sabanas, a pesar de lastimar sus heridas.

—Los largos vestidos, las mangas que cubrían la totalidad de tus brazos, el cabello suelto para ocultar tu cuello, todo fue por mí, ¿cierto? —Escuchó frente a ella, sin embargo, no se atrevió a abrir los ojos, habría sido devastador observar sus ojos culpables.

Esos ojos que una vez le habían visto y considerado hermosa, los mismos que ahora la veían herida, maltrecha y al borde de la muerte. No, en realidad era la segunda vez. Él ya había estado con ella en una situación así y había curado cada herida con dedicación, la había observado anhelando que despertara, que sonriera y estuviera bien. Pero en ese instante ella juraba que la miraría con asco, odio y hasta repulsión, incluso deseando que muriera pronto y dejara de hacer su vida, y la de todos, miserable.

Apretó sus parpados por el dolor, pero más que molestia física, lo de ella era emocional. No quería ver esa mirada en sus ojos como la noche, no deseaba descubrir en ellos lo mismo que antes había visto en otros.

—Luché como idiota cada día, pensando que era genial no sentir todo el dolor que debería. Participé en duelos sin sentido y tú estuviste allí viendo. Tan solo sonriendo y riendo. Jamás lloraste por cada golpe que recibí, jamás me pediste que detuviera aquél acto inconsciente y te dejara descansar...

Trató de abrir la boca para explicar que en realidad no era tan buena como la estaba haciendo sonar, pero el esfuerzo casi la llevó al borde y lo único que pudo emitir fue un jadeo lastimero y para nada agradable. Todo su cuerpo se sintió pesado y era como si descansara sobre una cama de alfileres, agujas calientes que se incrustaban en su piel en una danza macabra.

Lo escuchó maldecir, seguido de un golpe seco en las mágicas paredes que lo mantenían junto a ella, pero lo suficientemente lejos de cualquiera para que pudiera dañarse. Él ya había intentado darse muerte para matarla, y lo extraño es que ahora parecía desesperado por ayudarla, mientras ella agonizaba por el dolor.

—Sácame de aquí, por favor. Te juro que no voy a hacerte daño...

Ella lo sabía, él no la iba a dañar. Para su buena o mala suerte, la amaba demasiado. El problema es que ella era la villana en la historia y, a pesar de todo, él tenía que hacer lo que fuera para eliminarla. Tal vez no sería en ese momento, tal vez sí la ayudaría, sí la curaría e incluso descansaría junto a ella hasta que estuviera lo suficientemente bien para dormir, pero tarde o temprano él tendría que matarla o, peor aún, matarse él y arrastrarla consigo a la muerte.

CDU 3 - La elección de Cassiodora [BORRADOR COMPLETO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora