Acariciar el sello con las yemas de mis dedos me producía una cálida y familiar sensación de nerviosismo, acompañada de incomodas punzadas en mi vientre. Era difícil asimilar toda aquella situación, y no porque me extrañara la misiva, que no debía ser menos que un regaño, sino más bien que, el simple hecho de que me llegara otra de carta, significaba que teníamos un espía... Eso o Alyos de Lordania era vidente y, como era obvio, tenía mayor control de sus dones que yo de los míos.
Rompí el sello de cera roja y extraje la carta, adornada por la hermosa caligrafía de quién fuere el remitente del mensaje y notando que era igual de extensa que la primera. Para Ilora, decía.
Sin poder evitarlo, acerqué el papel a mi rostro e inhalé el aroma a tinta y papel guardado. No podía describir en que difería de cualquier otro mensaje que recibiera en el pasado, pero recibir cartas, de una u otra manera, me parecía lindo y adorable, más viendo de quién lo hacía.
—¿De nuevo, Ilora? ¿He dicho antes lo rara que me resultas? —cuestionó el elfo, haciéndome reír, y movió sus manos para instarme a continuar.
—Te recuerdo que es para mí, Castiel... —dije, sin embargo, no intenté evitar que leyera, cuando desdoblé el papel.
"Ilora Primera de Normandia,
Esta es mi segunda carta y me temo que tengo muchas cosas que expresar.
Primero, y como soy un caballero, resaltaré los aspectos positivos de tu situación actual, es decir, el logro al dominar el hechizo "ignis". Estoy complacido por tener el mérito absoluto de ello, sin embargo, reprocharé la circunstancia en la que fue empleado, que si bien fue en defensa propia, así mismo lo fue de irresponsable y desconsiderada. Teniendo en cuenta que el nivel que ostentas es demasiado inferior al adecuado, me pregunto si has pensado en todas las consecuencias que habrían resultado de haber fallado. He de decir que, concluyo, no tienes conciencia de lo que representas para Umbrarum, y para mí, y eso me tiene consternado.
Si mi memoria no falla, creo haber expresado de forma clara mis reservas respecto a Everard. Estoy tan asombrado de tu falta de juicio que me he planteado enviarte guardias reales para que te guíen, y cuiden de ti misma. Tus decisiones empiezan a asustarme y, créeme, no me importarían, en absoluto, tus objeciones, Ilora de Normandia. Si debo prevenir que me traigas problemas, no dudes que haré lo que sea, y eso incluye pedir que te mantengan en cautiverio.
Siendo benévolo y, olvidando que casi he de quedar viudo sin colocar una argolla en tu mano, he decidido darte una segunda oportunidad para demostrarme que piensas como una princesa o, mejor dicho, como una líder digna de admirar y seguir.
Considero oportuno aconsejarte sobre el siguiente hechizo a dominar, así que te recomiendo continuar con "Aqua", que es algo ambiguo, pero no por ello menos significativo.
El agua puede ser pasiva y peligrosa al mismo tiempo, lo que indudablemente hace atractivo a este elemento, para quienes consideran que el estudio de los mismos es transcendental. No hablo desde la experiencia, pues, para mi buena o mala suerte ―no sé cómo interpretarlo―, no asistí a una academia, como si lo hacen los súbditos. Mis estudios fueron impartidos en su mayoría por consejeros reales y personas de confianza de mi padre u Ondina. Si es que no ellos mismos.
De cualquier forma, no creo que te interese saber cómo fui educado, así que procederé a instarte a tomar curiosidad sobre este elemento que, aunque requiere la misma técnica de Ignis, exige pasividad y mesura ―actitudes que dudo que poseas, pero me arriesgaré―. El agua como herramienta es capaz de sanar heridas (Al menos es lo que he visto en los chamanes que usan esta), hasta causar estragos y destruir todo a su paso.
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CDU 3 - La elección de Cassiodora [BORRADOR COMPLETO]
FantasyCuando todo lo que amas amenaza con destruirse, ninguna elección debería ser juzgada. Con la partida de dos miembros de su grupo, ciñéndose sobre todos, Ilora tendrá que continuar su viaje. Sin embargo, recibirá una invitación a la que no podrán dec...