2. Capítulo 18: Monstruos interiores (1ª Parte)

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No recordaba, no podía recordar qué hacía frente a aquella puerta, pero sabía que debía tocar. Debía, al menos una vez, llevar mis nudillos sobre los finísimos e intricados diseños en la roja madera y entonces todo tendría sentido...

Los balbuceos de Haliee a mi lado me despertaron agitada. Llevé mi mano hasta mi pecho y me insté a respirar.

—Tan solo ha sido un sueño... Solo un extraño sueño sin significado alguno... —me dije, y de nuevo la voz de la hechicera atrajo mi atención.

El día anterior habíamos decidido con Castiel que yo pasaría la noche con ella en la habitación —la cama era lo bastante espaciosa para dos de nosotros—, mientras él descansaba en la sala, vigilando la entrada. Ninguno de los dos terminaba de confiar en la solidaridad de los lugareños y, aunque intenté persuadirlo de que tomara mi lugar en la cama, pues su muñeca lastimada no era un detalle cualquiera, desestimó mis atenciones y organizó su permanencia en el pequeño y muy incómodo mueble.

Por ello, no pude hacer nada para mejorar la estancia del elfo, pero al menos yo había descansado bien; lo suficiente para despertar alerta y en buenas condiciones para atender a nuestra amiga. Giré sobre mi costado y comprobé con entusiasmo que su mejoría era notoria. La fiebre no había persistido durante la noche y sus murmuraciones tan solo eran producto de algún sueño. No estaba delirando, ni nada que se le pareciera.

Salí de la protección de una ligera sabana de hilo, que estaba segura me había compartido Haliee en medio de la noche, y coloqué mis pies en el frío suelo. Deseché el colocarme calzado y me apresuré al baño, antes de que los demás despertaran. Quité mi ropa con premura y, con el agua de una de las vasijas que trajo Castiel, me aseé y humedecí un poco mi cabello. Tendría un nido de porquería en él para entonces, pero no había manera de que eligiera gastar todas nuestras reservas para lavar mi cabello.

Estuve lista y abrigada un momento después. Decidí repetir una de las mudas de ropa que me suministró Cassie, durante nuestra partida de la Corte del Sol, y me coloqué uno de los dos abrigos que me quedaban —luego de que el tercero se convirtiera en basura a causa de Movens—; lo ideal era empezar el día pronto, pues teníamos que organizarnos y solucionar el problema de nuestra escasez de recursos.

Cuando estuve lista, me encontré en la sala con Castiel limpiando las armas que habíamos tomado del túnel de Los Puros. Se veía feliz y brillaba todo como si la vida se le fuera en ello. Era fácil ver que la molestia en su muñeca seguía, pues todo el esfuerzo lo aplicaba con su muñeca sana, utilizando sus piernas como apoyo. Supuse que decirle algo al respecto le molestaría, así que fui a lo obvio...

—Pareces disfrutarlo —murmuré, interrumpiendo su tarea y tomando un pedazo de pan que permanecía en un plato junto a él. Lo mastiqué con premura, no había notado el hambre que tenía hasta ese momento y, he de decir, que sentí algo muy cercano a la gloria cuando la esponjocita harina estuvo en mi boca—. ¿De dónde lo sacaste? Está delicioso.

Ese pan era quizá lo más apetitoso que comía en días. Eso, o el hambre empezaba a eliminar mis apreciaciones culinarias.

—La próxima vez que tomes mi comida así, te rebanaré los dedos, princesa —juró, deslizando la hoja de la espada que limpiaba dentro de su estuche y mirándome de manera amenazante.

—Oh, vamos, no me matarías —dije.

Tomé asiento frente a él, a la vez que terminábamos el bocadillo. Incluso tuve la osadía de pelearle la última parte. Me dejó ganarlo y yo acepté emocionada su "acto de bondad".

—¿Cuánto crees que tarde Haliee en recuperarse? —preguntó Castiel, después de un tiempo.

—No lo sé, pero no creo que sea en menos de una semana —confesé, a sabiendas de que no le gustaría esa noticia—. Eso, y que creo que tú tampoco deberías hacer mucho esfuerzo —Lo escuché bufar, pero no me detuve—. No deberías estar con esta locura de limpiar armas y tomar la responsabilidad por todos, creo que podríamos empezar a repartirnos tareas y quizá yo debería ir por la comida y averiguar dónde y cómo lavar nuestras cosas...

CDU 3 - La elección de Cassiodora [BORRADOR COMPLETO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora