Un olor amargo hace que mis ojos se despeguen poco a poco.
La luz no es nítida, el lugar en el que me encuentro es como una bañera llena de óxido.
Huelo el veneno para ratas cada vez más junto al de la densa humedad.
- Aiden, acaba de despertarse - un chico alto, castaño, musculado y que acabo de notar que estaba sentado a mi lado en una silla en frente de la bañera, me mira.
Creo estar alucinando cuando otro chico, exactamente igual que el sentado, se agacha y acerca su rostro a mí.
Intento mover los brazos, pero mis muñecas están atadas y noto del mismo modo, que estoy amordazada.
Forcejeo con todas mis fuerzas. Me sacudo los brazos con todas mis fuerzas, pero no resulta útil.
El de la silla, me pasa una mano por la cara y aparta un mechón de mis ojos.
- Se parece a Lachowski - ríe el otro a su lado observándome con atención.
Siento que no puedo hablar, y justo cuando lo intento, mis sienes empiezan a martillear.
- No hables, te dolerá más - advierte el que tenía la mano sobre mi cara.
Oigo ruidos tras ellos, pero estoy demasiado asustada como para centrarme y pensar en qué serán.
- Deucallion dijo que volvería al anochecer. - informa uno de ellos. Ahora que los dos están de pie, no puedo decir cuál es Aiden y quién es el otro.
- ¿Qué le van a hacer? - me esfuerzo en memorizar su voz para luego distinguirla de la del otro.
- Eso no es asunto nuestro - creo que ahora puedo diferenciarlos. Éste último es Aiden, y es el malo.
Irónicamente, si ellos dos son los que me han secuestrado, ninguno debe de ser muy bueno.
- Aiden, es familia de Lachowski, no puede pasarle nada. - insiste el bueno.
- ¡Eso no es asunto nuestro! - juraría que al gritar, al malo le habían asomado unos colmillos.
*sigues alucinando, callate Maya*
De repente, escucho un sonido desgarrador.
Hasta juraría que sonaba a un desgarramiento.
No tengo que jurar nada más, porque veo unas garras sobresalir del estómago del bueno.
Sus ojos brillan de un azul eléctrico antinatural por unos segundos, para luego volverse marrones y desplomarse junto al otro en el suelo.
Cuando subo mi mirada, doy por seguro que estoy alucinando.
Isaac está delante mía, unas garras por uñas goteando la sangre del "bueno" y acompañado a su derecha de Scott y Liam.
Empiezo a gritar ya que deduzco que yo soy la siguiente.
- Maya, ¿estás bien? ¿te han hecho algo?- Isaac se arrodilla ante la bañera y empieza a maniobrar contra mis ataduras.
Su respiración está agitada. Las gotas de sudor descienden por su frente.
Mientras, yo me debato entre llorar o cerrar los ojos y esperar a que me mate.
Tengo el peor nudo en la garganta que recuerdo haber tenido en toda mi vida.
Ni siquiera cuando mis padres se separaron tenía tanto miedo.
El miedo me ha paralizado.
Isaac no deja de tirar de las cuerdas que amarran todo mi cuerpo, y noto como las rozaduras que esto me crea, empiezan a tragar mi piel.
- ¡Isaac para! ¡Le estás haciendo daño! - Scott le aparta de un empujón, y lo mantiene en el suelo, tratando de calmarle mientras Liam suelta las cuerdas poco a poco.
Ni siquiera trato de frenar mis lágrimas.
- Maya, no llores... Aguanta un poco más - Liam desabrocha la cuerda que amordaza mi boca y noto mi piel realmente adolorida por todos mis esfuerzos anteriores.
- No podemos entretenernos, no tardaran en despertar - declara Scott soltando a Isaac.
- Yo la llevaré - Isaac limpia sus manos, ahora sin garras en su camiseta. Vuelvo a mirar a los gemelos en el suelo.
*¿inconscientes? Yo diría muertos...*Empiezo a negar con la cabeza rápidamente.
- No, no por favor, ¿qué queréis? - intento vocalizar a la vez que incorporarme demasiado rápido e ignorando el dolor que me supone, y como consecuencia, resbalo y me golpeo contra el fondo de ese extraño contenedor.
- Maya, escuchame. Hemos venido a sacarte de aquí. Pero no podremos si no colaboras. Somos nosotros, ¿ves?- Scott gesticula hacia Liam y Isaac.
Aún no demasiado convencida, dejo que Liam me saque de aquel lugar.
Intento mantenerme en pie, pero mis piernas se acalambran, y por suerte, antes de que vuelva a caer, Scott e Isaac me cogen.
- Wow, no te muevas, ¿vale? Isaac te llevará...- dice Scott cediendo su agarre ante Isaac, quien me toma en brazos. - No sé qué le pudieron echar a la bebida de Lydia.
- Deberíamos llevarla a la clínica veterinaria, Scott - dice Liam abriéndonos una puerta seguida de varios plásticos.
Isaac reafirma su agarre sobre mi cuerpo y yo rodeo con mis brazos su cuello.
Al llegar fuera, Stiles nos espera en lo que me parece un 4x4 negro.
Isaac me sienta sobre él y luego Liam se nos une a nuestra izquierda.
Scott hace de copiloto y un Stiles lleno de ansiedad y nerviosismo arranca el vehículo.
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-7 [Isaac Lahey]
Romancequizás cumplir los 17 fuera de tu hogar, en la casa de uno de tus primos al que no ves desde hace casi 7 años puede no ser la mejor manera de empezar de cero.