capítulo 35; osadía

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Bostezo por segunda vez justo cuando van a dar las 6:17 de la mañana.
Stiles me abre la puerta de su Jeep azul ante la mirada ceñuda de un somnoliento Isaac.

Sigo su reacción con mis ojos desde el reflejo del espejo retrovisor mientras me desabrocho el cinturón de seguridad y me pregunto el por qué de ése mal gesto.

- Buenos días a ti también - pese a que es muy temprano, Stiles conserva intacta su dosis matinal de envenenado sarcasmo.

Isaac, por su parte, se limita a sorber su nariz haciendo una ligera mueca y a hacerse el indiferente ante la situación.

Scott y Lydia llegan poco después de que nosotros entramos a la clínica y nos sentamos a esperarles junto a Deaton.

Lydia cruza una rápida mirada con Stiles.
Debido a las horas que son, no me encuentro capaz como para ponerme a analizar con detalle la mirada de mi amiga hacia el castaño de expresión nerviosa.

Stiles intenta sonreírle de vuelta, pero solo obtiene un extraño movimiento de la comisura izquierda para ella.

Rápidamente, Lydia me ve.
Su expresión pasa por completo de algo incómoda, a total preocupación y... ¿compasión?

*mierda, no... ¡odio este tipo de momentos!*

- Bueno, ya he informado a los cazadores - informa Deaton saliendo de entre las dos puertas que separan la recepción del quirófano de la clínica.

- ¿El padre de Allison ha accedido a ayudarnos? - trato de no sonar demasiado sorprendida.

Deaton asiente con firmeza mientras siento unos ojos clavándose en mi nuca.

Deduzco que es Stiles, ya que tengo localizados a todos los demás en el reducido espacio, hasta que de repente, veo al chico castaño apoyado contra la pared.

Me giro ligeramente fingiendo estar apartando mi pelo hacia un lado de mi cuello, cuando por el rabillo del ojo veo la oscurecida expresión de Scott.

Muy a mi pesar, ignoro lo visto y sigo prestando atención a Deaton, el cuál nos indica el lugar en el que probablemente se encuentren Deucallion y su manada.

Por suerte, Stiles conoce el camino, y tras un par de minutos más de escuchar atentamente el detallado plan de nuestro ingenioso aliado, nos ponemos en marcha hacia el aparcamiento de fuera de nuevo.

Lydia se queda un poco rezagada con Deaton en el mostrador.

- Scott - doy un par de zancadas y le alcanzo. Estaba hablando por teléfono, así que me levanta el dedo índice, indicándome que espere.

Asiento en su dirección y mientras "reviso las puntas de mi pelo", escucho de refilón que Liam también vendrá a ayudar.

- Voy contigo - digo cuando cuelga el teléfono y me dirige una tímida sonrisa.

- Pero, Lydia... - empieza a decir algo que yo ya sé.

- Ella y Stiles deben de estar a solas - le interrumpo en voz baja, ya que Lydia se acercaba caminando.

Entonces él, con una mirada de complicidad, me guiña el ojo, me pasa el casco que tenía debajo de su brazo y señala la moto detrás nuestra.

- Esperame allí - dice encaminandose hacia Lydia - ah, y ... enciendela ya. ¿Sabes?

Dado que esperaba un no por mi parte, cuando asiento, parece un poco fuera de lugar.

- Está bien - me lanza las llaves y las cojo al vuelo.

Mientras me siento y arranco la moto de Scott, le veo de lejos hablar con Lydia.

Ella parece algo nerviosa, ya que no deja de retorcer su pelo entre su índice.

Scott está cruzado de brazos y de espaldas a mí, pero sé que probablemente le esté diciendo que tiene que mejorar las cosas entre Stiles y ella.

Ambos sabemos que Stiles había quedado un poco devastado después de la última noche en el club; Lydia me contó que se habían besado llendo con unas copas de más.

Stiles e Isaac ya se encuentran dentro del Jeep del primero, pero Scott le hace una seña para que Isaac, ajeno a nuestro segundo plan, bajase del vehículo.

Brevemente, Scott le indica cómo está la cosa.
Isaac rueda los ojos con resentimiento, pero accede a ir andando ya que conocía el lugar y no tardaría.

Los últimos minutos de paz que tengo son los que existen desde la clínica hasta el lugar indicado por Deaton.
La supuesta guarida de paso de Deucallion en Beacon Hills.

Una destilería abandonada y muy perdida a las afueras del condado.

Scott había parado el motor de la moto hace algunos metros con el fin de que éste no nos delatase, y debido al bajo espesor del bosque en esta determinada zona, las grandes paredes blancas de la destilería se veían a kilómetros.

Era una torpe escultura de un blanco manchado, aunque aún reluciente, entre los poco frondosos árboles del bosque.

- Los demás no parecen haber llegado aún - dice Scott en voz baja, sacándome de mis pensamientos.

Me da la mano y me ayuda a bajar de la moto con mucho esmero para no hacer las hojarasca seca del suelo crujir.

- Deberíamos alejarnos y esperarles - sugiero.

Le parece una buena idea, ya que empieza a retroceder sobre sus pasos, siguiendo mi humilde sugestión.

No llevaba ni 7 pasos hacia atrás contados, cuando de repente noto como mi espalda colisiona contra algo sólido.

Cuando unos dedos se cierran sobre mi antebrazo, creo que es Scott, pero cuando ejercen una presión muy poco caballerosa, descarto eso.

Para mi sorpresa, un malhumorado Derek Hale se encontraba en compañía del que recordaba como su tío, de nombre borroso en mi memoria.

- ¿Qué demonios haces tú aquí? - le espeto a Derek.
No estábamos como para andarnos con cortesías.

- Siempre estoy encantado de volver a verte - se cruza de brazos y frunce aún más -si eso era posible - el ceño.

- Hemos venido a ayudar ...- salta de detrás su acompañante - Peter, Peter Hale.

Con una sonrisa de plástico, ese extraño individuo me tiende cordialmente su mano, a modo de presentación.

Como no tengo tiempo de cuestionarme por qué ha fingido que no nos conocíamos aún - ya que yo sabía de sobra que era muy listo - paso directamente a Derek, después de saludar a Peter rápidamente.

- No era yo el que quería venir - se encoge de hombros y señala con su mentón a su tío.

- No entiendo tus propósitos - interrumpe entonces Scott - ¿a caso revivir te ha hecho más caritativo?.

Scott estaba adquiriendo poco a poco el sutil y elegante sarcasmo de Stiles.

- No recuerdo haberte llamado a esta conversación. Hablaba con Maya - ataca Peter.

- ¿De qué sabe usted mi nombre? - digo, jugando las cartas a mi favor.

*si este capullo quiere jugar a mi juego, ya ha perdido*

- Adorable - masculla Peter con una sonrisa tirante en sus labios.

- Bien, ¿esperamos a alguien más? - pregunta Derek.

Scott asiente.

- Los nuestros - añade.

Mientras que Scott y Derek se hunden en una espesa conversación a la que no presto atención, siento como los ojos de Peter Hale se hunden más y más en mí.

Trato de mirar a Scott mientras habla, pero ése tipo me estaba sacando de quicio.
No podía centrarme en las palabras.

Decido darme la vuelta y devolverle la mirada con aún más intensidad, lo cuál solo ensancha aún más su sonrisa.

-7 [Isaac Lahey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora