- ¿No te lo has planteado nunca?
- No - respondo rotundamente.
- Piénsalo, la bata de dentista te sentaría fenomenal - insiste Isaac.
- ¡Quieres dejarlo! Odio los dentistas - me río y le doy un empujón en el hombro. Isaac hace una mueca y arruga la nariz.
- Bueno, por lo menos piensas quedarte en América - continúa - porque vas a quedarte... ¿no?
Se hace el silencio.
Realmente no había pensado seriamente si después del verano volvería a Italia o empezaría la carrera en América.- Quiero estudiar aquí traducción, este país te da muchas oportunidades laborales y de futuro... - noto como su mirada se va esperanzado - pero por otro lado, ahora que he recordado lo que es vivir tan lejos de mi casa, no sé si podría volver a hacerlo.
- ¿Y por qué no vienen ellos aquí? - sugiere él.
- Porque eso no es tan fácil - niego con la cabeza y apartó la mirada - todas las generaciones de mi familia han vivido en Italia, y eso no va a cambiar ahora. Es su hogar.
- Jon y tú sois las ovejas negras - asoma su sonrisa burlona.
- Podría decirse - ahogo la risa con una leve tos. - ¿y cuáles son tus planes para este año? en algún momento tenías que dejar de interrogarme.
Isaac planta una sonrisa en su cara, pero el trasfondo de sus ojos no refleja su gesto.
*hay algo que no me está contando*
- No lo sé, he solicitado empresariales, derecho y gestión financiera, cuando me acepten elegiré una - resuelve con rapidez.
- ¿Sin más? - no puedo evitar mi sorpresa - ¿Vas a elegir la carrera que va a ocupar los 4 próximos años de tu vida en un día?
- Eso he dicho - se encoge de hombros.
- Nunca cambiarás - me reclinó sobre el asiento del restaurante.
Isaac frunce el ceño mientras me observa beber de mi copa.
- ¿Qué has querido decir con eso? - su tono se impacienta.
- No, nada.
- Algo has insinuado -aprieta la mandíbula.
-¿Tú crees? - insisto.
- Maya... - por su tono de voz, sé que comienza a perder la paciencia.
- Es tu vida, tu sabrás. Solo digo que no sería la primera vez que tomas una decisión sin pensar - escupo esa espina como si la llevara dentro mucho tiempo; como si me hubiera envenenado por demasiado tiempo.
- Vamos a dejarlo aquí - dice cortante.
- Desde luego - alzo la mano para llamar al camarero y pedir la cuenta.
- ¿Te vas a ir así? - me mira incrédulo.
- ¿Así cómo? -.
Isaac hace un gesto de incredulidad.
- No te recordaba así - sus palabras se clavaron en mi pecho.
*¿así... cómo?*
- Me voy a ir a casa - dejo sobre la mesa la mitad del dinero que corresponde a la cuenta.
- ¿Y cómo piensas hacerlo? - Isaac se levanta dejando otro billete sobre la mesa.
- No creo que te importe.
- ¿Maya a qué viene todo esto? - espeta.
Me adelanto y salgo por la puerta principal del restaurante. Él me pisa los talones a paso ligero.
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-7 [Isaac Lahey]
Romancequizás cumplir los 17 fuera de tu hogar, en la casa de uno de tus primos al que no ves desde hace casi 7 años puede no ser la mejor manera de empezar de cero.