Apoyo mi cabeza contra el respaldo del pobre acolchado sillón del avión.
Vuelvo a desbloquear mi móvil por enésima vez para comprobar la hora y sigo mirando a todas partes del avión en busca de la cara de mi primo. Tamborileo mis dedos en el reposabrazos del asiento y resopló pesadamente.
Lo último que escuché hablar a alguien sobre Isaac Lahey es que había salido del país a trabajar durante el verano y que después se le ofreció un contrato por otros 5 meses que no pudo rechazar. Ni siquiera sé de qué se trataba exactamente, ya que ni la propia Lydia lo tenía muy claro cuando me lo contó a principios de verano.
Esa era la exacta cantidad de tiempo que llevábamos sin hablar él y yo; 5 meses. Realmente no aclaramos nada, ni volvimos a hablar sobre lo ocurrido. Solo pasó aquello y después me fui a pasar el verano a Italia con mi primo Jon.
Habiendo cumplido los 26, mi primo sugirió un día a finales de mayo volver a casa para pasar las vacaciones de verano.
'piénsalo Maya, aprender a llevar tu nueva condición de poseer habilidades sobrenaturales, volver a ver a la abuela, a tu madre, quizá a alguna amiga... ¿no te gustaría?'.
Me llevó una semana sopesarlo bien, pero una vez acabado el curso escolar en Beacon Hills, nada me retenía allí casi 5 meses de verano hasta tener que empezar la universidad.
Jon y yo acordamos no decirle nada a nuestra familia sobre el mordisco o sus consecuencias porque tenía intención de volver a Estados Unidos y, de saberlo, mi madre no lo permitiría.Ahora habían pasado casi 5 meses y un par de semanas y me encontraba en un avión de camino a Estados Unidos otra vez.
El verano y la ayuda de Jon me ayudaron a encontrar la manera de dominar mis impulsos y aprender a usar mis nuevos dotes, pero sin embargo no había encontrado la manera de no dedicarle un mínimo de 5 minutos diarios a pensar en aquel chico de ojos azules.Escucho un breve timbre a la vez que se encienden las luces de las señales de emergencia.
'El vuelo con destino a California despegara en 3 minutos, por favor, abrochen sus cinturones'.
Noto el tacto frío de una mano sobre la tela de mis vaqueros.
- Volvemos a Beacon - me sonríe mi primo a la vez que me entrega la botella de té verde Arizona que le había pedido.
Beso su mejilla y le devuelvo la sonrisa cuando se sienta a mi lado, pegado a la ventanilla del enorme avión.
Me sorprende a mí misma cuando el siguiente pensamiento sobrevuela mi cabeza...
*volvemos a casa*
ESTÁS LEYENDO
-7 [Isaac Lahey]
Romancequizás cumplir los 17 fuera de tu hogar, en la casa de uno de tus primos al que no ves desde hace casi 7 años puede no ser la mejor manera de empezar de cero.