capítulo 29;

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A menos de un par de manzanas de llegar a casa, mi estómago emite furiosas quejas en forma de violentos retortijones por el hambre que comenzaba a abrirse.

Acelero el paso a la vez que saco mi móvil del compartimento elástico de mis pantalones.

En el panel de notificaciones hay un mensaje en el que Jon me avisa que llevará a un cliente a comer a casa para arreglar algún papeleo.

También tengo una llamada perdida de Isaac, así que decido llamarle.

Mientras espero a que conteste, disfruto de como los suaves rayos del sol combinados con una fresca brisa crean el clima perfecto.

- ¿Si?
- Tenía una llamada perdida tuya, ¿pasa algo? ¿estás bien?.
Las palabras de Peter Hale me habían dejado bastante confundida, pero no por ello iba a descartar una creciente amenaza.

- Sí, claro - hay un breve silencio en la línea telefónica - solo quería, uhm... Preguntarte si tienes algo que hacer esta tarde.

- Oh, no... estoy libre.
- Genial. He llamado a Scott, a Stiles y a Lydia. Podríamos pedir algo de pizza, y... ya sabes, eso.
- Te noto algo raro, ¿seguro que estás bien?
Mi risa no logra disipar mi preocupación ni en lo más mínimo.
- Estoy nervioso, Maya. Yo no soy del tipo de persona que hacen este tipo de... cosas.
- ¿A qué te refieres? - me parece adorable que esté tan nervioso.
- Quedar contigo y con ellos también.
- Son nuestros amigos, nada será incómodo, no tienes que preocuparte por eso.
De nuevo se hace el absoluto silencio. Le oigo resoplar al otro lado de la línea y casi puedo imaginar el nerviosismo cruzando sus preciosas facciones. 
- Siento que desde lo que pasó con Deucallion las cosas están extrañas. Hace casi dos semanas que no hablo con ninguno de ellos. Es como si me guardasen algún tipo de rencor.
- ¿Tienes alguna teoría de por qué?
- Quizás porque decidiste ayudarme a mí y no a ellos.
- Pero mi primo y los cazadores estaban allí - excuso, aunque el punto de Isaac tiene más peso que el mío.
- No sé...
- Espera. Voy a tu casa. Estoy de camino.

En cuando cuelgo la llamada, trato de convencerme a mí misma de que no abandoné a mis amigos.

Isaac me llama un par de veces, y yo, aunque veo todas y cada una de las 7 llamadas perdidas suyas, las ignoro; ya que sé que me va a decir que no es necesario que vaya.

Pero conforme más avanzo en dirección contraria a mi bloque, más culpable me siento.

*hay que priorizar...* mi parte egoísta sale a relucir.

Entonces, ¿era mi prioridad?
¿Por delante de Scott, Lydia o Stiles?

Niego con frenesí mi cabeza y una mujer que pasaba por la acera contraria con su niño en cochecito, me dirige una mirada extrañada.

En menos de 15 minutos ya he llegado a la calle de Isaac.

Tecleo con prisa el siguiente mensaje para Jon:
'He salido a comer con una amiga, nos vemos luego a la tarde M. xxx'

Pulso el material plástico que recubre el timbre de la casa de Isaac, y pasado un largo minuto que contabilizo como una eternidad y media, un Isaac vestido en un cómodo atuendo me recibe en la gran puerta.

- Buenos días - mi agradable tono me sorprende hasta a mí.

- Ahora lo son - me da una mirada de arriba a abajo y entonces me doy cuenta del motivo por el cuál estoy siendo expuesta a un escáner visual.

-7 [Isaac Lahey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora