Capítulo Dos

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−Me voy a quedar con tu habitación.

Me toco dormir en el sofá agradezco que fuera un sofá cama. Quiero matar a alguien.

Estaba durmiendo plácidamente cuando sentí que me golpearon la frente y me caí al suelo.

−Me cago en la puta.

Mi cara acaba de saludar al suelo.

−Chica perfecta esas palabras no deberían salir de tu boca.

Se estaba riendo aunque estuviera oscuro lo oía reír, me levante del suelo, la sangre se me está calentando. Le quiero matar.

−Me importa una mierda, esa no es forma de despertar a alguien.

−Te estaba llamando y no te despertabas recurrí a los toques de contacto.

− ¡¿Toques de contacto?! ¡Mis putos ovarios!

−El ogro ha hecho acto de presencia, dame las llaves.

¡¿Ogro?!

Encendí la luz y le di una copia que guardaba.

Esto pasara factura mañana, tendré ojeras y tengo que ir al instituto.

Las tres de la mañana, ¡eran las tres de la mañana! Di gracias al oír la puerta de la calle cerrarse.

No pude conciliar el sueño dormí tres o cuatro horas.

Me levante y fui al baño.

−Todas mis cosas están en la habitación−murmure y me dirigí a mi habitación−. Como un ladrón, esto es vergonzoso.

Estaba buscando algo en la mesita de noche y acabe en la cama, él me abrazo muy fuerte e intente zafarme.

− ¡Ay dios mío un demonio!−me empujo y caí como un huevo roto al suelo.

−Yo a este hombre le mato, le voy a matar, lo voy a hacer−mi cara estaba contra el suelo−. Han tranquilízate.

− ¿Qué haces aquí?

−Mis cosas están aquí.

Me levante en busca de mis cosas y no le preste atención, han invadido mi habitación, todo huele a hombre.

Estaba frente al espejo, bonitas ojeras Han, en serio, te hará falta mucho maquillaje para que no se vean.

Me estaba duchando y él invadió el baño.

−No te preocupes no tienes nada que no haya visto antes.

Necesito un psicólogo tengo necesidad de asesinarlo y no es normal.

−Voy a salir así que sal del baño.

−Estoy ocupado. Puedes salir no tengo ni el mas mínimo interés de ver a una tabla de planchar.

¡¿Tabla de planchar?!

Yo este mes a acabo en la cárcel o muerta.

No puedo permitirme llegar tarde, yo soy el ejemplo y lo que yo hago lo hacen los demás. Como si mi vida dependiera de ello saque el brazo y cogí la toalla.

Él se estaba afeitando, yo le mire mal, él esbozo una sonrisa.

− ¿Te ha dolido el suelo?

No. Estaba cómodo gilipollas.

Me ahorre el comentario, si no les haces caso a los idiotas ellos te dejan en paz.

−Pareces un panda, tienes todo esto negro−me señalo las ojeras y yo tuve que respirar hondo.

−Es por tu culpa.

−Había olvidado que eras una chica−le mire sorprendida−. Las mujeres no saben aceptar la culpa de sus errores.

Solo quiero alejarme de él.

Me metí en el baño y empecé la operación maquillaje, quince minutos después estaba a punto de irme.

−Haz como si no me conocieras, no quiero tener nada que ver contigo-le dije abriendo la puerta.

Mi reputación se vería ensuciada si alguien supiera que él vive bajo mi mismo techo.

−Lo mismo digo.

Este mes va a ser el peor de toda mi vida.

Ni cambios ni devolucionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora