Capítulo Cuarenta y Ocho

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Cuando llegue a casa de Tyler, estaba dormido todavía. Así que tuve que hacerle compañía a Connor que estaba sentado en el sofá.

—Pareces enfadada.

—Lo estoy.

—Puedo preguntar por qué—dejo de mirar su móvil y me miro esperando a que le contara todo como buen cotilla, yo en su situación también lo haría.

—Mis padres quieren que me vaya con ellos y no quiero irme, no quiero dejar a Tyler solo aquí, yo lo amo, pero sé que las relaciones a distancia no funcionan, sabía que esto iba a pasar, pero no tan rápido que les cuesta dejarme este mes de vacaciones aquí.

—Entiendo—se levantó del sofá y fue a la nevera y trajo dos cervezas con él—. Tienes que hablar con ellos y hacer que te oigan, ya no eres una niña, pero no te pases porque luego es peor... te lo digo por experiencia.

—Me cuesta escucharte dar consejos, pero dado que no tengo más opciones a las que recurrir te haré caso, aunque creo que ya les he hecho enfadarse mucho así que bueno... no pude evitarlo.

—No te escapes de casa que ya estas mayorcita para hacer eso y creo que tu Romeo hoy no te servirá para mucho.

—Yo nunca me escaparía de casa.

De camino aquí lo estaba pensando, pero es verdad mi Romeo tiene una resaca que no puede ni levantarse de la cama como para escaparse conmigo. No pienso decirle a Connor que estaba pensando en escaparme porque se va reír de mí.

—Quizás tú seas distinta, pero a todos se nos ha pasado esa idea por la cabeza, yo lo hice, pero no aguante ni una semana.

—¿Cómo que no aguantaste ni una semana?

—Los bancos del parque son fríos y en la noche hay ruidos extraños y si la mala suerte está de tu lado te puede tocar justamente debajo de una paloma o de su familia entera.

—¡Qué asco!

—Después de eso volví a mi casa.

—Yo también hubiese vuelto a mi casa, ¿entonces que me aconsejas que haga?

—Creo que Tyler lo entenderá, vamos a ver no es como si te fueras a otro país, no le vas a tener al lado, pero estará siempre que quieras.

—¿Tengo que dejar mi orgullo de lado?

—Creo que sería lo más adecuado, ¿no crees?

—¿Desde cuando has empezado a ser consejero? —resulta extraño escuchar consejos de alguien que siempre está bromeando o ligando con todo el mundo incluso con la novia de su amigo.

—¿Debería cobrar por dar consejos?

—Tú sigue trabajando de escultor que ganas más.

—Soy artista, amargada.

—¿Por que me dices amargada? Se me habia olvidado que eras imbécil.

—Ya estamos con los insultos.

—Es que contigo no hay quien pueda ¡¿es mi culpa que dibujes cosas raras?!

—¡¿A que te refieres con raras?!

—Tío me la vas a matar algún día de un enfado— dijo Tyler parecía muy cansado debido a la resaca, seguramente lo habíamos despertado por culpa de nuestros gritos cualquier persona que no viera pensaría que en cualquier momento Connor y yo empezaríamos a pegarnos.

—Ella es la culpable, ya hablaremos de cuáles son las cosas raras que dibujo—dijo levantándose del sofá—. Me tengo que ir, tío ya te llamare.

—Ve con cuidado.

—¿Y el besito de despedida? —le pregunto Connor a Tyler, ¡¿de que besito estaba hablando este sin vergüenza?!

—Connor que me la pones celosa.

—Es verdad cuando estemos en privado me lo das, adiós fea.

—¡¿Como que "fea"?! ¡Me quieres quitar al novio y encima me llamad fea! —le grite, pero se fue riendo y antes de salir por la puerta me guiño un ojo—. Si llego a ir a la cárcel será por él o por ti.

—¿Y yo qué culpa tengo? —pregunto sentándose a mi lado.

—Beber demasiado y ser causante de casi una pelea, ¿cómo puede un badboy estar indefenso con un par de copas?

—Pero si solo me siento indefenso contigo, me tienes dominado y domesticado.

—Como un perrito ¿no?

—Igualito además te he dicho muchas veces que no me llames badboy.

—Entonces... ¿quieres ser mi Romeo? Nada de muertes en conjunto, solo escapémonos al fin del mundo.

—Es tentador pero muy arriesgado, muy amante del peligro me pareces tengo que tener mucho cuidado contigo.

—Corta rollos—me intente separar de él, pero inexplicablemente acabe sentada encima suyo y sin oportunidad alguna para escapar—. Hueles mucho a alcohol.

—Nada que una ducha no pueda arreglar preferiblemente contigo—revolucionando hormonas desde tiempos inmemorable y luego no se quiere escapar conmigo al fin del mundo.

—No puedo, tengo que hablar con mis padres, mañana me voy es algo que ya está decidido y debido a una pequeña pelea con mis padres no puedo disuadirlos de dejarme aquí un par de semanas más.

—Estoy reconsiderando dejar de beber, ¿cuántas cosas pueden pasar en una tarde?

—Era algo que iba a pasar tarde o temprano, quizás yo lo haya empeorado un poco, pero en un par de días estoy segura de que podré volver, mientras tanto no dejes que Connor haga algo indecente contigo mientras duermes que ya no me fio de él.

—Siempre ha dicho que no le pongo así que no te preocupes—poner a Connor de pretexto para no tener que hablar de lo triste que sería dejar de ser la primera persona que ver al despertar y la última a dormir, aunque fuera por poco tiempo sería algo que dolería.

Le bese y me levante del sofá, hoy era el día de películas, esto de ser una persona mantenida y dependiente a igual que menor hace que me duela orgullo.

—Esta noche te voy a ver ¿no?

—En el parque.

—¿Y por qué no me lanzas una cuerda por el balcón?

—Porque el gilipollas de mi primo vive en un quinto y no creo que la cuerda sobreviva tanto tiempo para eso prefiero abrirte la puerta pero no me entusiasma la idea de echar un polvo con mis padres en la habitación del frente.

—Nos reservaremos el polvo para cuando regreses, no me gustaría que encontrarme con tu padre cara a cara después de hacer cosas con su hija.

—Tú lo de badboy no te coges en serio, sabes la adrenalina que tiene que dar el miedo de que te descubran, pero sin que lo hagan.

—Siobhan, necesitas dormir creo que la falta de sueño te está afectando.

Ni cambios ni devolucionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora