Capítulo Treinta

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Cuando salimos del cine los cuatro fuimos a cenar, yo pensé que sería un poco incómodo dado que a Tyler siempre le ha caído mal Hunter y a Hunter siempre le ha caído mal Tyler por ser un badboy, el "malote porrero" le oí decir alguna vez para mi suerte eso no es cierto porque ni siquiera fuma cigarrillos como para fumar esa mierda y tampoco es un malote de la vida.

Nos sentamos en un bar cerca del cine donde no había mucha gente de nuestra edad, normal, era viernes a esa hora la gente se estaba preparándose para ir de fiesta posiblemente nosotros éramos los más jóvenes de allí... Estos lugares son a los que viene la gente de la edad de nuestros padres a hablar con sus amigos... Casi el mismo caso de nosotros.

—Tienen unas increíbles pizzas aquí, tu que eres amantes de ellas Han vas a volver a menudo por aquí.

Tyler no pudo evitar sonreír, si ellos supieran que fue gracias una pizza que esto sucedió Hunter no dejaría de reírse de mí y la pobre Emma no podría evitar echarse a reír, pero mejor no dije nada acerca de eso quizás en algún otro momento, Tyler puso una de sus manos en mis muslos y yo le mire.

—Sí que estáis enamorados, mis tortolitos favoritos, pensabais que me iba a quedar sola y abandonada... otro día—Naya cogió una silla y se sentó entre Emma y yo—. Por cierto, "hola" entiendo que soy la soltera pero no me marginéis mala gente.

—Yo te dije que venía al cine.

—Si pero no me dijiste que luego venias a cenar con estos dos.

—Casualidad.

—La misma que tuve yo cuando pasaba por aquí y os reconocí... ¿qué vamos a cenar?

Era Naya, que más se podía esperar de ella.

Tyler entrelazo los dedos de sus manos conmigo y me sonrió dándome a entender que estaba bien, nos perdimos en una conversación que iba sobre todo Emma, Naya y yo hasta que escuchamos las risas de Hunter y Tyler creo que las tres nos giramos al mismo tiempo para verles muy sonrientes.

— ¡¿Qué pasa?! ¡¿Tenemos prohibido también hablar?!—se quejó Hunter.

—No, no es que... nada no pasa nada—dijo Emma y las tres empezamos a murmurar lo suficiente mente bajo para que no nos escucharan.

—Lo siento Han pero esto es raro.

—Lo sé Emma yo también lo creo, ¿qué les estará ocurriendo?

—Vosotras lo de disimular lo lleváis mal.

—Como tres viejillas cotillas, que te había dicho Tyler.

Ante la gravedad del asunto tuvimos que volver de nuevo a hablar normal y dejarlos a lo suyo, me alegraba que Tyler y Hunter estuvieran hablando muy tranquilamente como si se conocieran desde hacía mucho tiempo. Tyler solo me soltó la mano cuando le dije que tenía que comer él se lo pensó un rato y al final me dejo libre.

—Me gusta esta pizza.

—Han, te gustan todas las pizzas.

—Todas no, las de los supermercados no saben muy bien que digamos.

—Las mejores las del restaurante italiano barato.

—Las mejores de toda la ciudad.

—Y esta es la triste historia de cómo Han y Tyler se enamoraron... Por hablar de una pizza—Hunter y Emma empezaron a reírse y yo le pegue a Naya en el brazo.

—Tu qué haces diciendo esas cosas por ahí.

— ¿Pero es verdad?

—Sí.

—Pero somos felices a causa de esa pizza.

—Y a causa de tu cobaya y sus deseos por escaparse.

—El perfume era de Tyler.

—Sí, fueron días muy raros.

—Sobre todo porque Han tiene una afición por caerse cuando está durmiendo y luego amenazarte de muerte.

—Es que solo a ti se te ocurre molestar a alguien cuando está soñando cosas increíbles.

—Fijo que eran pizza—dijo Naya y todos asintieron incluso Tyler.

—Me gustan las pizzas pero no estoy obsesionada con ellas, así que, ¿por qué no cambiamos de tema?

—Entonces porque ayudo el señor bigotes en vuestra relación.

—Porque la prima de Han, Susan, hizo que exterminaran en mi apartamento y tuve que quedarme en casa de Han... me tenía mucho miedo.

—Yo no te tenía miedo.

—Parecía que te ibas a desmayar cuando llame a tu puerta.

—Estabas enfadado y en el instituto se oían cosas.

— ¿Creías que te iba a matar?—empezó a reírse.

—Y luego descubrí que eras un fraude, mi badboy de en sueños solo es un chico normal.

—Pero aun así me quieres.

—Más de lo que debería.

—Nos hemos desviado del tema principal—dijo Naya interrumpiendo como siempre los momentos de amor—. En las vacaciones de verano mis padres tienen un apartamento cerca de la playa que os parece si estamos allí una semana todos somos casi mayores de edad y mis padres no les va a importar.

—Me parece bien.

—A mi también.

—Entonces hecho.

Salimos de allí tan llenos que casi no podíamos andar, nos despedimos de Hunter Emma y Naya, y nos fuimos andando a casa.

—Ha estado bien aunque me hayan dicho que soy un fraude.

—Yo también soy un fraude, no soy popular.

—Somos una pareja de mentirosos.

—Pero a quien le importa, anda ven aquí #grandullón.

—Desde cuando me llamas así.

—Desde que tengo que levantarme para besarte.

—Y si no quiero besarte.

—Te secuestro y te amarro en mi cama que si llego para besarte.

—Señorita Simpkins me está empezando a dar miedo, ¿debo correr?

—No, solo tienes que permanecer a mi lado.

— ¿Cuánto tiempo?

—El que nos sea posible.

— ¿Y eso cuánto es?

—Siempre, Johnson, quiero que siempre estés conmigo y como se te ocurra escapar te perseguiré alrededor del mundo si tengo que hacerlo y te secuestrare y te amarrare en mi cama.

—Si así son las cosas señorita creo que no me queda otra que seguir queriéndola y obedecer sus órdenes—entonces me beso, que poder tan increíble tiene este hombre para hacer que me olvide que estoy en este mundo para hacerme sentir que puedo volar con solo un beso.

—Han, tienes que cumplir tu promesa, porque yo tampoco quiero que te vayas.

—Y prometo no hacerlo.

—Joder, te amo—dijo sonriendo y volviéndome a besar como si en ese se nos fuera, como si fuera el ultimo con esa pasión Tyler siempre hacia que me quedara en blanco.

Ni cambios ni devolucionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora