Capítulo Dieciséis

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La mañana del sábado había empezado catastróficamente, un sexy Matt se había presentado junto a su padre Eric.

—Que no te asusten—me susurro papa al oído.

—Tranquilo, no tengo miedo.
Matt era más alto que yo eso le dio ventaja, más el hecho de que llevaba sin jugar desde el verano, nos estaban ganando cuando papa pidió un momento.

—Han, ¿qué te pasa? ¡¿Te vas a dejar ganar por el rubito y el calvo?!

—No te preocupes papa, haré mi mejor esfuerzo.

—Eso espero, estamos juntos en esto, ¿somos un equipo?

—Somos un equipo.

Ganamos por un punto.
Los Simpkins ganan.

—Esta es mi hija—grito papa mientras yo me reía sobre su espalda.

—No es justo—se quejo mi tío.

—Te voy a decir yo lo que no es justo, tú ganando—se empezó a reír a carcajadas.

—Papá.

—No te preocupes Han, él siempre es así.

—Tengo que hablar con tu tío de algunas cosas—yo me baje de su espalda y él se fue a hablar con el tío.

—Sigues siendo virgen—me asusto Matt, ¿cómo podía decir eso así?

—Sí lo soy, ¿qué pasa con eso?—Matt es tan indiferente normalmente que cuando le hace caso alguien es motivo de preocupación.

—Te dije que teníamos que hablar.

—Dijiste la próxima semana pero no hubo señales de ti.

—Da igual, ¿por qué no me habías dicho que tenías novio?

—No tengo porque decírtelo ¿no? No sé tampoco creo que sea algo tan importante.

— ¡¿Cómo que no es importante?! ¡¡ese chico solo huele a sexo!!

—Tenemos sentidos del olfato diferentes Matthew.

—No entiendes lo que te estoy diciendo, ese chico no es bueno, ¿crees que tus padres estén de acuerdo de que estéis en un apartamento solos a esa edad tan...?

—Sé lo que hago, no tienes que preocuparte por mí.

—El problema aquí es que tu lío me va a caer a mí, ¿a quién crees que van a culpar de todo?

—Pero te estoy diciendo que yo me voy a hacer cargo.

— ¿No había nada mejor que ese chico?

—¡Matt!—una chica se acercó corriendo y lo beso, esta es una de las cosas que preferiría no haber visto.

—Megan—él se separó y me miro, la arpía ha hecho su aparición.

—Siobhan.

—Con que me llames Han me vale.

—Cielo, ¿no saliste conmigo por estar con esta marimacho?

Ay pero que puta.

—Te dije que tenía que estar con papá.

—No veo a tu padre.

—Está hablando con el tío Ryan.

— ¿Qué pinta ella aquí?

—Es mi prima.

—Será tu prima o lo que quieras pero te mira raro, no apoyes al incesto cariño y menos con esta marimacho.

—¡¿Pero tú estás tonta?! Deja de llamarme así o te rompo tu cara por puta, cómprate una vida y deja la mía en paz—. No espere a que me contestara y me fui con papá.

—Sé estaban comiendo encima mío—le dije a papa cuando el tío se marchó con su hijo y su nuera—. Hemos ganado—cambie de tema porque me convenía hacerlo.

—Y me alegro de ello.

Susan mala amiga me has traicionado y me has mandado a tu hermano y su novia odio esta mierda, que feliz estaría yo en mi casa tranquila sin que nadie me insultara y haciendo lo que me diera la gana.

Estábamos caminando hacia casa y mi móvil empezó a sonar, Tyler me estaba llamando y si no le contestaba mi padre iba preguntar quién era y por qué no lo había cogido.

"—Hola Naya, te llamo luego que he estado jugando baloncesto con papa y estamos yendo a casa.

—Okey".

¡Se había enfadado! ¡¿Que mierda era esa?! Hablamos seriamente le dije «no podemos decir que salimos porque solo llevamos un mes, solo no llevaríamos una mala experiencia».
Y se enfada porque le llamo “Naya”. Me ahorrare decirle que con quien he jugado es con mi primo y que técnicamente ha dicho que él no vale la pena. Sinceramente las cosas solo empeoran por momentos.

—Hemos ganado, ¡esta es nuestra vigésimo quinta victoria!—grito papa al llegar a casa y beso a mama—. Esto es motivo de celebración.

—Hoy tenemos que ir a la cena de compañeros.

—Pues vaya mierda.

— ¡Ryan cero malas palabras!

— ¡Quiero salir con mi hija!

—Pues hoy no será, anda sube a ducharte.

Una madre y su hijo malcriado. Mi papa sonrió y le dio otro beso, estaba bromeando.

—Lo siento, cariño, te vamos a dejar sola esta noche.

—No pasa nada mama, tenéis ya un compromiso, voy quitarme este olor a sudar.

—Ve, que el olor me llega hasta aquí.

—¡Mamá no exageres!
Subí a mi habitación y Susan estaba dentro de mi cama, desarreglándome la cama.

—Susan, odio a tu cuñada.

—Yo tampoco la soporto.

—Y todavía sigue con eso de que estoy enamorada de Matt.

—Es que a veces te quedas embobada mirándolo.

—Yo no me que embobada mirándolo, quiero ser tan guay como él en el futuro le da igual todo y le importa una mierda que te estés muriendo.

—Es que es Matt.

—Ya… ¡Joder! tengo que llamar a Tyler.

— ¿Cómo está el "pricuñado"?

— ¿Pricuñado?

—Sí, Tyler, el badboy.

—No está muy feliz de que le haya dejado solo, lo entiendo no es fácil, yo tampoco quería dejarlo quince días solo.

—Todavía no ha pasado nada, ¿cierto?

—No.

—Así que realmente te quiere, no me estaba mintiendo.

—No, no estaba mintiendo.

Ni cambios ni devolucionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora