Toqué al timbre de la casa de mi padre. Al igual que a mi madre le odiaba, pero necesitaba dinero.
-Cariño.
-Déjate de cursiladas y dame pasta o le cuento a la chica de adentro que tienes más de cuarenta y montones de negocios en negro.
-Podrías fingir simpatía, encima de que me sacas dinero para a saber qué.
-Créeme que para cosas más productivas que tú. ¿Por qué no compras un puticlub? Te ahorrarías mucha pasta.-Siempre era así de sincera con todo el mundo.
-Ja ja ja. Toma, dos mil, tiene que durarte por lo menos tres meses. No te lo gastes en drogas por favor.
-No habría comenzado a recurrir a ellas si me hubierais dedicado cinco minutos de vuestra vida aunque fuera una vez a la semana. Si me hubierais escuchado todo sería muy diferente. Y las estoy dejando, quiero estudiar algo.
-¡No sabía que habías decidido eso!-exclamó feliz-. Yo te pagaré todos los gastos de tus estudios, no hace falta que ahorres.
-No quiero que me los pagues tú.
-Todo el dinero que tienes es mío, técnicamente te la pagaré yo de todos modos.
-No sabes mis planes. Vuelve a tirarte a la pobre chica, tiene otros encargos con más viejos verdes.-Después de decirle eso me fui.
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Fucking Society.
Short StorySer juzgada nunca antes le dolió tanto. Punky. Activista. Orgullosa de pasar la tarde en un cementerio con sus amigos del grupo de alcohólicos anónimos. Feliz al margen de los estúpidos prejuicios de la sociedad. *** -Das miedo-me dijo el chico que...