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Se que todas quieren del presente, pero siento la necesidad de hacer uno del pasado que tengo que hacer desde hace mucho tiempo.

Cómo dejó Holy a Lynnette en silla de ruedas.
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Dos años atrás.

Drogas.

Drogas.

Drogas.

Drogas.

¡Qué guay!

Ni mis pensamientos tenían sentido de lo drogada que estaba.

—¿Se siente bien, eh?—me preguntó el camello, el chico que me vendía la droga y me había contratado para vender yo también.

—Jodidamente bien—Dios, que estúpida era, pero no escribo esto para criticarme a mí misma de forma directa.

Estábamos en un pub, casi todo el mundo estaba borracho o drogado.

Anda que hay gente gilipollas.

¿Para qué coño se drogan?

Y los que con trece o catorce años ya se han emborrachado varias veces ya ni te digo...

Y sí, yo también me drogué y de todo, pero en el presente, con diecinueve años sé que me equivoqué, que cometí muchos errores.

Volviendo al pasado...

—¿Quieres jugar a un juego Holy?—preguntó lentamente y con cara de retrasado. Estaba en peor estado que yo.

—Vale—comencé a reírme sin motivo.

—Ya verás como te diviertes—sonrió.

—¿No será algo relacionado con el sexo? No quiero que me metan un choricito del infierno y menos cuando no estoy en todos mis sentidos.

—¿Choricito del infierno?—arrugó la frente—Sólo vamos a conducir. Una carrera ilegal.

—¿Drogados? ¿Te quieres morir?—comencé a reírme—Arriesga tu vida a lo tonto si quieres, yo no.

—Si que lo vas a hacer, te guste o no. ¿O prefieres que tus padres sepan que vendes y consumes drogas?

Como si no fuera ya suficiente decepción para ellos, lo que me faltaba es que se enterasen de eso.

—¿Que más te da si no participo?

—Te has ganado buena reputación vendiendo drogas, a la gente le gustará que participes y gastará más dinero en las apuestas.

—Si no sobrevivo dile a Luke que estoy enamorada de él.—Sin las drogas corriendo por mi cuerpo no lo habría admitido, porque siempre supe que él jamás iba a olvidar a su novia y mucho menos sentir algo por alguien como yo. Nunca tuve esperanzas.

—¿El pringado amargado?

—Sí.—Le miré mal.

Andamos un rato y llegamos a un descampado y una pista muy a las afueras.

Observé a la multitud y una persona llamó mi atención, Lynnette.

—Mira quien está aquí.—Se acercó.

—¿Algún problema?—la miré con odio.

—No. Será un placer ganarte y ver como lloras luego.

Fucking Society.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora