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2 años atrás.

Si algo me había hecho sentirme feliz de vivir en Estados Unidos, era que podía sacarme el carné a los dieciséis.

Me lo saqué unos meses después de cumplirlos, y me compré un coche con las pagas semanales de tres meses, digamos que eran altas, muy altas; y que mis padres al olvidarse de mis cumpleaños también se olvidaban de los regalos.

Nunca había ido al instituto en coche, no quería llamar la atención. Pero ese día se me hizo tarde, así que no me quedo otra.

-Menudo coche Holy-exclamó indirectamente Luke.

-Gracias-dije tímidamente, dios que pena daba. Tenía muy claro que Luke sólo me veía como una amiga, y puedo admitir que no llegué a sentir nada por él sin mentir.

Sin embargo confieso que si no fuera porque me convencí desde el principio sin ninguna duda de que él jamás sentiría algo por mí, probablemente me hubiera gustado y mucho.

Él era el único que me trataba como una persona, que me hacía sentir que existía.

-Nos vemos luego-me dijo y se fue a su clase.

Me acomodé bien el suéter, dos o tres tallas mas grande de lo necesario.

Saqué un pequeño espejo del bolso y me aseguré de que las ojeras no se notaran demasiado.

-Hola Holy.

-Tengo sueño y estoy de malhumor, no me toques los cojones Lynnette.

-No te cansas de ser grosera. ¿Quién te crees que eres para plantarme cara?

-¿Quién te crees tú que eres?-le reté. Me estresaba y me estresa tanto la gente así.

La vida es tan irónica.

Hay gente que lo único que quiere es ser el centro de atención y otra que hace todo lo posible por no serlo.

Gente alta que quiere ser más baja, gente baja que quiere ser más alta.

Gente con pelo rizado que lo quiere liso y viceversa.

Hombres que desearían haber nacido mujeres y al revés.

Por entonces pensaba que todo estaba mal repartido. Que muchos éramos un error de la naturaleza. Que todo debería ser neutro, igual, así no tendríamos nada que criticar ni discriminar, ni nada de lo que quejarnos.

¡Qué pensamiento más estúpido!

Lo único que está mal es que no aceptemos a cada uno tal y como es, y lo más triste, no aceptarnos a nosotros mismos.

Parece que para algunos-aquellos que van por la vida como si fueran los reyes del mundo-, es muy fácil amarse.

Pero son todo apariencias y engaños.

Por ejemplo, yo en el presente seguro que
parezco una persona valiente y fuerte, de carácter envidiable.

Pero lo único que hago es fingir y engañar a todo el mundo, esconder mis defectos no demostrando lo mucho que me acomplejo de ellos.

Esconder el miedo que tengo a que me vuelvan a hacer sentir que no encajo.

Pero aquí iba a relatar el pasado, no el presente de otras cartas, ya que el presente en el que escribo esto no es el presente en que los sucesos de cada carta o capítulo ocurrieron. Estoy escribiendo todas de tirón.

Fucking Society.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora