Fucking Society.

Destinatario de las cartas

Por parte de la escritora estas cartas son para todos aquellos que se han sentido identificados con algunas de las cosas sobre las que Holy habló.

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Por parte de Holy...

1 mes después del capítulo 107

Las 107 cartas estaban apiladas en cuatro tandas. Supuse que al final simplemente no tendrían destinatario.

Como tantas veces en los últimos días las lágrimas eran mis únicas compañeras.
El dolor solo crecía, y no tenía escapatoria, no podía respirar, no podía comer, ni dibujar, ni sonreír, ni seguir con mi vida. No podía con tales cadenas arrastrándome hacia atrás, con tales voces gritándome que me suicidara. No podía con tanto. Pero debía seguir.

Cogí un folio, no era la primera vez que intentaba volver a dibujar, pero hasta entonces solo me salían líneas, solo me salía un enredo sin sentido de rabia y sufrimiento, no conseguía transmitir lo que quería, no conseguía ser capaz de desahogarme.

Cerré los ojos y dejé que el pincel que cogía con un flojo agarre se deslizase sin dirección. Quise que ese fuera mi escape, la llave de la mazmorra en la que me sentía encerrada. Me sentía oprimida en mi propio cuerpo, en alguien que ya no era yo, en alguien que se había ido hace mucho tiempo pero a la vez seguía aquí. Me sentía ahogada. Las lágrimas querían escapar pero tampoco podían. Abrí los ojos y moví el pincel a mi antojo, sabiendo por primera vez en un tiempo hacía dónde iba. Unos ojos bien abiertos aparecieron al rato en el papel, me observaban con curiosidad y viveza. Rápidamente hice el rostro, una gran sonrisa se asomaba por él. Después hice otro rostro debajo y dibujé unas manos que estiraban el rostro sonriente como si este fuera una máscara, una sucia mentira que oprimía al rostro triste de detrás, que ahogaba a la nueva persona que ahora habitaba ese cuerpo y decoraba ese rostro. Porque cuando las personas que amas se mueren una parte de ti se muere con ellas, porque cuando llegas al punto en el que el dolor te opaca tanto que curvar los labios pesa, ya no eres tú, ya no eres tú y necesitas jodidamente escapar, necesitas jodidamente aceptarlo y aprender a vivir con ello. Necesitas ser libre, libre de ser tu nuevo yo, libre de esas manos que intentar arrastrarte hacia atrás. Dibujé un cuerpo y otras manos que rompían la ropa del cuerpo dejando entrever su desnudez. Dibujé mucha sangre y cuando estuvo terminado rompí el dibujo en varios trozos, cogí varios folios y los rompí, los rompí en mil pedazos y los quemé. Y con ello decidí quemar otra cosa.

Por mucho que doliese, por mucho que me hubiese costado escribirlas, necesitaba hacerlo. Ellas eran la más pura metáfora de mis cadenas, de mi prisión. De ese pasado que me trajo tanto dolor, y no quería olvidarlo, no todo fue devastador, pero necesitaba seguir con mi vida, y no podía si seguía dejando que me atormentase, si seguía permitiendo que el dolor me consumiese. Ese día se acabó llorar, se acabó auto compadecerme, se acabó seguir siendo prisionera en mi propio cuerpo, se acabó ser la Holy que quedó rota en pedazos tras todo lo ocurrido.

Ese día quemé esos pedazos para reconstruirme.

Tiré las cartas al fuego.

No era el final, era el comienzo.

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¿Opiniones del capítulo?

¿De qué haya quemado las cartas?

Incluso cuando lo he comenzado a escribir hace una media hora tenía planificado que las cartas fuesen para Kye, pero salió eso y me gusta.

Leí algo triste y sentía una agonizante necesidad de escribir algo un poco triste, me metí en FS y me dejé llevar.

Considerado esto el primer capítulo especial espero que os haya gustado :)

Lo del "destinatario de las cartas" debió haber sido dicho en el epílogo, ese fue un gran fallo mío XD

Echaba de menos publicar, ¿echaban de menos la historia?