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Muchísimas gracias por 77'6K, y 150 comentarios en el capítulo anterior :D!!!!
Os FUCKINGSOCIETYLOVEO ❤️❤️❤️

En serio, gracias por todo el apoyo que le brindáis a esta historia, significa mucho para mí :)

Comenten a lo largo del capítulo/ respondan las preguntas y si no subo mañana, subo pasado mañana.

Dedicatoria a la persona que más comente.

¿Por qué piensan que escribe las cartas?
Es la última vez que voy a poder preguntar esto, por eso lo pongo aquí XD
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Mis pasos eran lentos.

El silencio me abrumaba.

En esos momentos era la música más horrible que podía escuchar.

Quería suicidarme allí mismo, ni siquiera comprendía de donde estaba sacando las fuerzas para caminar.

Miraba al suelo, no podía ser real, seguramente solo era una mala pesadilla, una muy retorcida. Una pequeña sonrisa se asomó por mis labios, eso era, era una pesadilla.

Crucé los dedos para despertarme pronto, se estaba haciendo muy larga. Y se sentía increíblemente real. Sentía el dolor, el silencio, el vacío, la desesperación por escapar, por ponerle fin. Por ver sangre chorrear de mis venas y por terminar con el sufrimiento, no me importaba que deslizaran un cuchillo por todo mi cuerpo con tal de que me sacaran de allí. Con tal de que todo terminara.

Menos mal que no era real, menos mal que no lo era. Sonreí un poco más. Vi a Jasher de reojo, me miró raro, ni siquiera sabía con seguridad si era él. No lo parecía. Se le habían formado unas pronunciadas ojeras, y sus ojos estaban completamente vacíos, como si no estuviera allí, como si le hubieran matado y ni siquiera tuviera el privilegio de que su cuerpo descansara en paz. ¿Yo me veía así?

Seguí caminando, había dado menos de diez pasos, pero había parecido una eternidad.

Esa pesadilla me estaba enseñando algo. No hay mayor dolor que el de la pérdida. Mayor dolor que el de amar y ser amado y que eso se vaya para siempre. El de sentir que te arrancan una parte de ti, el de sentir que lo has perdido todo, que ya no merece la pena seguir, que la vida es un castigo, y que tú ya no existes, que te han arrancado de tu lugar en el mundo; pero queda una raíz que se empeña en sujetarte y, lo único que quieres es cortarla y ver cómo el dolor se va junto con tu sangre.

Subí al atril y vi su foto. La pesadilla era tan detallada, alucinante, no había otra palabra para describirla. Él sonreía, ajeno a todo, ajeno a que ya no estaba entre nosotros. Quien le iba a decir el día que se tomó esa foto que sería de las últimas. Quien le iba a decir que las personas que le amaban iban a observarla mientras se despedían de él, para siempre. Menos mal que no era mi caso. Esa es otra de las cosas más tristes de la muerte, muchas veces, llega sin avisar.

Me quedé allí parada, docenas de ojos me observaban. Mi madre estaba entre ellos, no se veía tan mal, habían varias lágrimas que aún no se habían secado en su rostro, pero no lucía destrozada. Simplemente estaba como si hubiese tenido un mal día.

—¿Señorita Sjitl? ¿Está bien?—me preguntó el cura. No faltaba ningún detalle.

—No realmente—me reí—. Esto comienza a darme escalofríos, a ver si me despierto de una vez—. Todos me miraron alucinados. Cada rostro estaba perfectamente detallado, los sueños no eran así, tan nítidos, tan jodidamente reales.

—Quizás sería mejor que se sentase. No es necesario que diga nada.—Miré el papel en mis manos, una panegírico. Lo tiré al suelo y me tapé la boca para contener los sollozos. Salí corriendo de allí. Corrí lo más lejos que pude, estaba rodeada de lápidas, de más muerte, de más dolor. Necesitaba salir de allí, no podía respirar, me estaba ahogando. Seguí corriendo, pero no encontraba la salida. Estaba atrapada, encerrada, atada a mis seres queridos, atada al dolor, y atada a la negación. Pero en el fondo lo sabía, en el fondo lo supe desde el principio.

Fucking Society.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora