Dos años atrás.
En bachillerato unos chicos comenzaron a meterse conmigo, todo comenzó cuando defendí a la exnovia de uno.
Al principio eran solo insultos, les respondía mal y esperaba que se cansaran.
A las semanas vi que no paraban y fui a hablar con el director, no pasaría otra vez por lo mismo. Este director no era tan estúpido como el de mi instituto y expulsó por unos días al que más me molestaba.
Cuando volvió estaba bastante enfadado, aunque era gilipollas era muy inteligente y según él yo había manchado su expediente, él se lo buscó.
—Te haré pagar Holy.
—No des por culo, procura hacer algo y haré que te expulsen de nuevo, y si te pasases mucho no dudes que te denunciaré.
—Wow, tienes miedo—se rió—. Eres débil aunque finges ser fuerte y que nada te importa. Te han dañado en el pasado, ¿no?
—Tú finges ser guay y que te gusta beber, fumar y follar cada día con una; cuando prefieres leer y sigues enamorado de tu exnovia.—Frunció el ceño—. Observo y analizo.
—Pues no me has analizado del todo bien—contradijo.
Le había visto varias veces en la biblioteca, cada vez con un libro. Y una chica con la que se había acostado le pegó una bofetada en el pasillo y le gritó porque mientras tenían sexo él gimió el nombre de su exnovia. Mis conclusiones no serían muy precisas respecto a la verdad, pero tampoco totalmente erróneas.
—Anda con cuidado Holy. No soy el único al que no le caes bien, a la mayoría no nos gusta que nos digan la verdad a la cara.
No le tomé muy en serio.
Fui a mis clases como todos los días, me llevaba bien con algunos compañeros, pero no había hecho amigos.
La última clase terminó y me dirigí a mi taquilla.
La abrí para coger algunos libros, me encontré algo más.
Drogas.
Y una notita que decía: Sé tu secreto.
Las cogí disimuladamente y las metí rápidamente en la mochila, si encontraban drogas en mi taquilla me expulsarían, obviamente no podía dejarlas ahí.
La nota me alteró bastante, pocos de mis antiguos compañeros de instituto estudiaban bachillerato en el mismo centro que yo, y de entre ellos no creía que ninguno pudiera saber mis problemas con las drogas.
A mitad de camino, me aseguré de que no había nadie y saqué la bolsita con droga para tirarla a la basura.
Pero en lugar de hacerlo me quedé mirándola, las quería. Las quería demasiado.
No había tenido drogas en mis manos por meses, la tentación estaba demasiado cerca.
Las guardé de nuevo en mi mochila.
Gran error.
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Fucking Society.
Short StorySer juzgada nunca antes le dolió tanto. Punky. Activista. Orgullosa de pasar la tarde en un cementerio con sus amigos del grupo de alcohólicos anónimos. Feliz al margen de los estúpidos prejuicios de la sociedad. *** -Das miedo-me dijo el chico que...