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-Hola-saludé a Elty y me sonrió como retrasado. Puse los ojos en blanco.

-Hola. Estás...como siempre. Pero ya voy comenzando a conocerte, sabía que no te ibas a arreglar mucho. Y no hacía falta para ir a donde vamos.

Comenzamos a caminar, ya estaba oscureciendo a pesar de que eran las siete de la tarde. Las farolas comenzaban a encenderse, y el sol a descender.

La luz artificial surgía, y la verdadera se iba.

Se veían parejas de "enamorados" que prestaban más atención a las pantallas de sus teléfonos que al otro. Y un grupo de amigos en los que una chica miraba disimuladamente, pero con dolor a la parejita de grupo.

Tanta gente, tantas vidas, tantas historias.

—¿Qué observas Holy?

—A las personas.

—Yo hago eso cuando necesito inspiración.

—Hablando de inspiración aún no me has enseñado tus cuadros.

—Te los enseñaré, te lo prometo.

—¿Cuándo?—inquirí.

—Si quieres después de la película.

—¿No íbamos a cenar?

—Cenaremos luego o podemos comprar una pizza y comerla dentro.

—Lo segundo. Y dime que no vamos a ir a ver una estúpida película cursi...

—No. Te gustará, ya verás.

Continuamos caminando y finalmente llegamos al cine.

Nos dirigimos directamente a donde se entregan las entradas.

—Las saqué por internet.—Me enseñó dos folios. Me quedé con la boca abierta, intentado reprimir mi ataque de fangirling.

En España Sinsajo parte dos se estrenaba el 27, pero el 20,21 y 22 podías verla en un maratón especial que también incluía Sinsajo parte uno. Elty había comprado entradas para el maratón.

—No podías haber escogido peor compañera para verla, digamos que quizás se me escapa algún spoiler. Pero, ¡gracias!

—Yo también he leído los libros—se rió—. No me puedes spoilear.

Estábamos en la cola.
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—¿De verdad los has leído o te lo has inventado para que no te spoilee?

—Me amas, ¿real o no real?

—No.

—¡No te estaba preguntando!—se rió—Solo era una muestra de que sí he leído los libros. De hecho mira lo que me he dibujado.

Se arremangó la manga de su sudadera granate y pude ver un increíble dibujo de los tres sinsajos.

—Son hermosos.

—Gracias.

Sólo quedaban dos personas delante de nosotros. Entregaron sus entradas y posteriormente nosotros hicimos lo mismo.

Subimos las escaleras y nos dirigimos a la sala trece.

—¿Qué fila es?—le pregunté.

—Espera que enciendo la luz del móvil.—La sala ya estaba a oscuras, estaban pasando los anuncios—. Doce, butacas siete y ocho.

Fucking Society.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora