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Respondan y subo sí o sí mañana o pasado mañana, si hay mucha suerte incluso en unas horas.

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He escrito tantísimas cartas, podría haber ido simplemente al final, o no escribirlas. Quizás además de una forma de desahogo y de que quien las reciba entienda mis futuras decisiones, son mi forma de alargar lo inevitable. Pero ya me cansé, estos días no voy a descansar hasta que las termine. Por eso igual alguna es más larga que de normal.

Me quedé en que Elty y yo íbamos a tener una conversación:

—¿Jugamos a las preguntas?—propuso Elty.

—¿Por qué quieres jugar a eso?, si la pregunta que más ansío formular es la que no quieres responder.

—Excepto esa contestaré cualquiera. Y quiero jugar porque como dijiste hace poco aún hay muchas cosas que no sabemos el uno del otro.

—Comienza entonces.—Estábamos sentados de indio, uno frente a otro, en el sofá.

—¿Cómo dejaste las drogas?—Obviamente había una razón personal al preguntar eso. Elty seguía drogándose, pero yo realmente quería pensar que no y tardé un poco en pillarle.

—Me internaron dos veces en un centro de desintoxicación. La segunda vez conocí a alguien que por fin me hizo ver el daño que hacían.

—¿Cómo te hizo verlo?

—Me toca a mí.—No quería hablar de eso—. Una cada uno. Mmh...¿Sigues sintiéndote culpable por lo de Kye?

—Sí—rompió el contacto visual—, pero ya no me siento tan mal, lo entenderás cuando le de su regalo de cumpleaños, que es dentro de poco.—Sonrió al pensar en ello.

—No lo sabía. Pregunta.—Se cambió de posición, ahora sus pies tocaban el suelo. No pregunté qué le regalaría, si no me lo había dicho sería por algo.

—¿Por qué no le has dado una oportunidad a Sean?

—No siento nada por él.

—Él no se va a rendir.

—Me lo dijo. Me siento mal, nunca quise hacerle daño y se lo he hecho.

—El amor siempre viene con dolor—me dijo en tono filosófico.

—¿Te la acabas de inventar o es de internet?—El juego se estaba desviando un poco, pero daba igual.

—Se me acaba de ocurrir. ¿A quién le toca?

—A mí, acabas de preguntar.—Me reí.—¿Cuándo dejaste de ser amigo de Jasher barra Sean?

—Se me hace tan raro que le llames Jasher...¿Sabes?, Jasher era el nombre de su perro. Ese perro me amaba.

—¿Qué le pasó?—pregunté curiosa pero sin olvidar que me debía una respuesta.

—Era muy viejo. Ahora respondiendo a la primera pregunta...teníamos diecisiete cuando nuestra amistad se jodió.

—Wow, ¿Tantos años lleváis en la CIA?

Fucking Society.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora