Dieciocho

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Ha pasado una semana exacta, vuelve a ser domingo. Daniel, Jorge y María están en la playa, acaban de terminar sus clases de surf y ahora están tirados en la arena. En esta última semana se han hecho muy amigos e incluso el rubio y la morena están en medio de una extraña relación.

-María, ¿sabes de algún sitio para hacer una fiesta? – pregunta Jorge.

-Depende de qué tipo de fiesta quieras hacer.

-Un cumpleaños. Se nos hace mayor, ¿sabes? – habla ahora Daniel y los demás ríen.

-Entonces una en la playa estaría bien. Te saldrá económico y te será fácil organizarlo todo.

-Suena bien pero, ¿no hay que pedir permiso al Ayuntamiento?

María asiente levantándose. – Ese será mi regalo.

Tras incorporarse y despedirse, se va. Los chicos se quedan sentados mientras hablan preparando la mayoría de edad de Jorge. En estas tres semanas que llevan en Donegal, han conocido a muchas chicas que invitarán, algún que otro chico y, por supuesto, Paula y Cristina. Decidido esto, solo tendrían que esperar a que María les trajera el permiso para poder celebrar el cumpleaños el martes.

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La gente empieza a llegar a la playa donde hay un gran toldo blanco. Todos felicitan a Jorge con un abrazo que dura más cuando se trata de chicas. Daniel está al lado de él con su hermana quien mira al cumpleañero de manera extraña. María frunce el ceño. Desde donde se encuentra lo ve todo y no pierde detalle. No obstante, también tiene que ir a la fiesta. Apenas son las cuatro de la tarde pero el sol es de lo más fuerte. Hace demasiado calor por lo que casi todos ya están en bañador a pesar de haber llegado hace poco. María, igual que los demás, se acerca al toldo donde hay una mesa con gran variedad de alcohol. Tras felicitar a Jorge, se encuentra con Daniel a quien le da un pequeño y casto beso en los labios en modo de saludo.


Después de algo más de media hora, la mayoría de las personas ya están bebidas, la música demasiado alta ensordece a María y junto con Daniel se alejan un poco hacia unas rocas. Hablan tranquilamente mientras que de vez en cuando se dan pequeños besos. Tras su última cita, aquello se había convertido en algo necesario. Ambos quieren ir a más pero no están seguros de lo que siente el otro a pesar de haberlo hablando unos días tras la cita. Él quiere hacer las cosas bien con ella y le atrae bastante, por otro lado, a ella también le llama la atención y, como le dijo al doctor Fitzgerald, intentaría vivir un poco más su vida y con la ayuda del rubio lo estaba consiguiendo.


Daniel está apoyando con María entre las piernas mientras se besan. De pronto escuchan una voz llamándolo a él. Ambos se giran para ver como Cristina se acerca a ellos. María cierra los ojos suspirando, últimamente no se separa de ellos y eso le provoca malestar. Cuando ya están a la misma altura, la amiga pregunta por Paula pero ninguno sabe dónde está y ella disimuladamente se pega a Daniel sin ninguna intención de irse. Tras un rato en el que ellos no han parado de hablar ni de reír, María no aguanta más y se va con la excusa de ir a por una copa. Antes de regresar al toldo, besa a Daniel. Sin embargo, no es un beso como los que ellos se dan. Va a más mordiéndole el labio inferior al separarse. Él maravillado pregunta y ella contesta con simpleza: "Marco lo que es mío." Le guiña un ojo a Cristina quien ha puesto los ojos en blanco y se va. María intenta llegar a la mesa y tras pasar entre todo la gente e incluso llevarse algún que otro empujón, lo consigue. Busca un vaso en el que echar el refresco y Jorge se le acerca.

-¿Dónde te has dejado al rubito?

-Con su amiga Cristina. ¿Y Paula?

De repente, se pone nervioso. – ¿Por qué esa pregunta?

Todo es posible [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora