Cuatro

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Daniel y Jorge están hablando tranquilamente cuando los huracanes Paula y Cristina entran en la habitación.

-¡Vamos, vamos! Tenéis que ver a papá borracho. Corred.

Paula coge del brazo a su hermano tirando de él y sacándolo del cuarto. Cuando llegan a recepción el señor Valls está cantando en medio de un círculo de personas. Los niños cruzan por mitad de ellas para poder verlo mejor. Madre mía, esto es demasiado. El padre de Daniel y Paula está intentado bailar pero no tiene equilibrio y se choca con todos los que están allí. De pronto, la señora Valls le coge la mano y se lo lleva a la habitación. Todos los siguen.

-Quedaros aquí – dice ella al llegar a la puerta, después entra con su marido.

-Menudo cebollón lleva – comenta su hijo riéndose.

-Después de esto no nos dejaran salir – protesta Paula refunfuñando.

La señora Valls sale del cuarto en silencio, se lleva el dedo a sus labios indicándoles que se callen y todos van hacia la recepción otra vez. Una vez allí con todos los demás padres, los chicos preguntan si pueden salir y, tras unas cuantas súplicas diciendo que no beberán tanto como el señor Valls, ellos le dejan y suben a arreglarse.

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María va caminando por el paseo con su mochila de siempre tarareando una canción. No quiere llegar al trabajo. Para en un quiosco y compra un par de golosinas. Hoy se permitirá un capricho. Nada más llegar, va al baño a cambiarse; pantalones muy cortos y camiseta de tirantes. Sale y se da cuenta de que está empezando a llenarse, por lo que va a hablar con Andrea para repartirse el trabajo, ésta última se quedará con los reservados y María y otros más atenderán en la barra. En cuanto se sitúa en su puesto, la gente empieza a pedirle las bebidas que quieren. Ella lo hace sin ningún problema, lo tiene todo controlado. La música está sonando cada vez más fuerte, las horas pasan rápidas. Por fin una distracción. Algunos chicos la invitan a chupitos o copas y ella acepta encantada. Un poco de alcohol nunca viene mal.


Son cerca de la una de la madrugada cuando Terry se acerca a María y le pide que baile encima de la barra. Ella niega, no sabe bailar, dice que se lo pida a otra. Él la mira mal y ella sabe que no le queda otra alternativa pero logra convencer a su jefe de bailar con Julie, otra camarera. Terry dice que salgan en la próxima canción, así que no tiene mucho tiempo de avisarla. En cuanto ha terminado la canción, María le dice "ven" a su compañera y ambas suben a la barra. Al principio, están un poco desorientadas, pero cuando Julie ve a todo el mundo mirándola se viene arriba y comienza a bailar. María se limita a copiar sus pasos, por llamarlo de alguna manera porque se basa en mover el culo, la cadera y abrirse de piernas mientras se agachan. Sin embargo, al público le gusta. Todos están mirándolas mientras silban y les gritan piropos. "No va a estar tan mal esto", piensa María. Se ríe con su compañera, esto es divertido. Eddie, otro camarero, se sube también y se coloca entre las dos. Por desgracia, la canción acaba pero el público pide más. Los tres se miran y entre risas comienzan a bailar la siguiente canción.

Cuando ya llevan cuatro canciones bailadas, María y Eddie bajan de la barra y sube otra chica. Se nota que a Julie le gusta bailar, no quiere bajarse. Mientras las demás bailan, ellos van atendiendo a los clientes. Eddie se disculpa y va a los reservados, por lo que se ve hay gente sin atender allí. Un chico se acerca a la barra y pide unas copas, María las prepara con habilidad. Cuando se las entrega, el chico la invita a un chupito de tequila. Ella lo rechaza, ha bebido suficiente esta noche. Entonces, él le pide un baile. María se ríe, el chico es guapo, a lo mejor debería hacerle caso a su hermano. "Total, por una noche", piensa. "Está bien, bailaré contigo", le dice ella en el oído. Se sienta en la barra para pasar al otro lado pero antes de bajar el chico le sujeta las piernas y niega con la cabeza sonriendo pícaramente. Hace un gesto con la cabeza. "En la barra. Quiero que todos nos vean", dice él. María asiente y en un abrir y cerrar de ojos ya está de pie. El chico sube sin ninguna dificultad, ella le señala con el dedo y le dice que se acerque mientras ella se va alejando lentamente moviendo sus caderas. Él se muerde el labio, le gusta su juego, su movimiento. Cuando están a casi centímetros, el chico la agarra por la cintura acercándola a él del todo. Ella pone las manos en su pecho. "No será tan fácil", le dice con la mirada. De pronto, María mete la pierna entre las del chico y empieza a mover las caderas mientras va bajando al son de la música. Los demás se han bajado, sólo están ellos dos con todo el mundo mirándolos, o mejor dicho, mirándola. ¡Menudo baile se está pegando! Ella da vueltas moviendo su cintura, el chico, y todos, la miran asombrados. Él se acerca con intenciones pero antes de eso, Julie ya ha vuelto a subirse y se ha colocado en medio de ambos. María se encoge de hombros divertida por la expresión del chico, parece un bebé haciendo pucheros. Baja de allí con la ayuda de Eddie a quien sonríe como agradecimiento. Terry se le acerca sonriente, satisfecho a lo que ella asiente y vuelve a servir a los clientes.

Todo es posible [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora