Veinte

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María, nerviosa, se muerde las uñas mientras Ray conduce por la autovía. Van más rápido que el límite permitido, no obstante, el tiempo pasa demasiado lento. Daniel está sentado a su lado, la mira de reojo a la vez que le acaricia el brazo pero ella tiene la mirada perdida. En su cabeza solo se escuchan las palabras de Kevin y cuando hay silencio, los latidos de su corazón la ensordecen. A Ray no le da tiempo siquiera a apagar el motor cuando llegan al hospital, María salta de su asiento y va directamente a recepción para preguntar. Daniel la acompaña mientras Ray echa el seguro del coche. Ya en el pasillo de la primera planta se encuentra con Kev y el primer impulso que ella tiene es lanzarse a sus brazos, para pegarle.

-Eres un maldito hijo de perra – él le agarra las manos –. Seguro que ha sido por tu culpa.

-Yo no iba con él, María. Para, por favor. Yo también estoy mal. Es como mi hermano.

-¡No lo es! Él sí es mi hermano y lo único que me queda. Como le pase algo, te juro que no sales de esta.

María se zafa del agarre y se aleja para ponerse a dar vueltas de un lado a otro. No le han dicho nada de su hermano, solo que está en quirófano y que aún tardará un rato. No sabe ni cómo ha sido el accidente. Daniel se acerca a ella tras hablar con Campbell y Ray. La detiene y la abraza. Le besa la cabeza dándole ánimos, le dice que todo saldrá bien, que su hermano luchará por ella. María se tapa la cara sollozando, hipando incluso. Tiene las mejillas húmedas. Está llorando. Por fin desde la muerte de su padre, ella llora. Sin poder evitarlo, más lágrimas salen de sus ojos. ¿Y si lo pierde a él también? Eso acabaría definitivamente con ella.

En el transcurso de tres horas nada ha cambiado. John salió de quirófano pero aún no han podido verlo. Ray llevó a Daniel de vuelta al pueblo mientras María y Kev se han quedado esperando para poder ver cómo está o para que le digan algo. Sin embargo, ningún médico les da la información que necesitan, las enfermeras pasan, y por más que preguntan, no le dicen nada. La sala de espera está completamente vacía salvo ellos dos, se escuchan puertas abrirse y cerrarse, algún que otro pitido de las máquinas y médicos y enfermeras corriendo a la habitación de John.

-Joder – masculla Kevin tirando la chaqueta. No le han dejado entrar a ver qué pasaba. Mientras María sigue en su asiento con las rodillas en el pecho llorando.

-¿Cómo ha sido? – dice ella cuando ve que él se ha calmado un poco.

-Me dijo que tenía que ver a mi prima y le presté la moto. Me surgió algo importante, le dije que tuviera prisa y parece que lo hizo, solo que con mala suerte. La policía me llamó después de que se lo llevara la ambulancia. Cuando llegué, ya estaba en quirófano así que no sé exactamente cómo ha ocurrido.

Ella no dice nada, solo asiente. De repente, una enfermera sale de la habitación. – Familiares de John Green – ambos se acercan a ella rápidamente – Acompáñenme, el doctor les informará ahora.

La enfermera va hasta una consulta, abre la puerta y les deja pasar. Ellos toman asiento y esperan a que el médico de su hermano entre. Cuando lo hace, les estrecha la mano a los dos, pregunta por el parentesco que tienen. Luego, comienza a hablar muy técnicamente hasta que Kevin tiene que pedirle que sea un poco más informal.

-El paciente se ha llevado un fuerte golpe en la cabeza pero gracias al casco no ha sufrido grandes lesiones. No obstante, hemos tenido que operar. Su torso se ha llevado la peor parte y temo que...

María deja de escuchar, su visión se vuelve borrosa y, poco a poco, la luz se va apagando hasta quedar todo oscuro. Se ha desmayado.

Cuando abre los ojos está en una camilla, Kevin está a su lado. Luce cansado, es normal, son cerca de las dos de la madrugada. Al verla despierta, se acerca.

-¿Cómo estás?

-Me duele la cabeza. ¿Qué pasó?

-Te desmayaste. No sabes el susto que me has dado, Green.

-¿Y John?

-Ya puedes entrar a verlo aunque sigue sin despertarse.

María se levanta corriendo, haciendo que le dé un mareo. Campbell la agarra de la cintura lo más rápido que puede, lo que causa en ambos que se estremezcan de pies a cabeza. Tal vez sea el cansancio. Cuando se estabiliza, va a la habitación de su hermano. Al entrar, se para en seco. Verlo en ese estado, es doloroso. John yace en la cama y no tiene buena imagen. Tiene el brazo vendado y pegado a las costillas, la cara está llena de magulladuras, cerca de la raíz del cabello puede notar una brecha cosida con nueve puntos y los tubos metidos por los orificios de la nariz no mejoran su aspecto. Inmediatamente, ella comienza a llorar de nuevo. No puede verlo así. Se acerca lentamente a él, se sienta y lo llama: "John", acariciándole la mano que extrañamente no tiene rasguño. "Por favor, hermanito, no me hagas esto", susurra apoyando la cabeza en la camilla cerca de su mano. Es difícil verlo así. A María se le ha formado un nudo en la garganta que le impide completamente hablar, su mundo se viene abajo por cada segundo que transcurre y su hermano sigue sin abrir los ojos. "John, por favor", vuelve a suplicarle mirándolo.

Una enfermera entra, mira la máquina a la que él está conectado e informa de que sigue con vida, luego la observa a ella y le aconseja que se vaya a casa. Su hermano no despertará hoy. María se niega rotundamente, no quiere separarse ni un segundo de él. La enfermera se da por vencida saliendo por la puerta por la cual, unos minutos u horas más tarde, entra Kev. Se acerca a ella que sigue con la cabeza apoyada en la camilla, no se ha dado cuenta de que ha entrado por lo que se sobresalta cuando nota su mano en el hombro.

-Tienes que descansar – ella niega con la cabeza. – Vamos, Green – le coge del brazo y María se deja llevar, está muy cansada.

-No quiero irme – se queja susurrando con los ojos cerrados. – Por favor – suplica mirándole a la cara.

Kevin suspira profundamente, no le puede decir que no. Asiente, se sienta en el sillón que hay y tira del brazo de María haciendo que ésta caiga en su regazo. Se apoya en el pecho de él, es duro aunque cómodo, reconfortante. Seguidamente, Campbell la abraza y ella recuesta su cabeza en el hombro de él a la vez que cierra los ojos. Kev se queda observándola mientras le acaricia la cara. María está en el quinto sueño ya y no se entera de nada. Está realmente cansada, el día de hoy no ha sido para nada fácil y ligero. Por otro lado él está embelesado admirándola. En el fondo, le tiene cariño a pesar de todas las bromas, según ella, pesadas que le hace. Es una buena niña, un poco cabezota, testaruda, a veces, insoportable y aunque le saque de quicio en algunas situaciones, le tiene aprecio. Tal vez por su capacidad de ver la injusticia en cada persona, o por el contrario, la inocencia ante su propia vida. Los minutos pasan y Kevin también se duerme.

Todo es posible [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora