Veintiuno

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La luz entra por la ventana haciendo que los rayos de sol impacten en el rostro de María y se despierte. Abre los ojos molesta, sintiendo unos brazos a su alrededor de los cuales se desquita. Se acerca a la cama donde su hermano duerme, le acaricia la mano y le vuelve a suplicar que vuelva con ella. Kev no tarda en despertarse, se levanta y al escucharlo ella se gira. Sus miradas se cruzan por unos segundos pero María vuelve la cara. Él se estiraza, pregunta por cómo está su amigo y luego a ella. Después va a la cafetería a por el desayuno. Mientras María vuelve a acomodarse en el incómodo sillón. Y cuando está a punto de dormirse de nuevo, nota un apretón. Abre los ojos de inmediato, la única mano que tiene cogida es la de su hermano. Lo mira incrédula, no se lo cree. John esboza una leve sonrisa con los ojos entrecerrados, aún se siente cansado. Deprisa, ella le abraza con toda sus fuerzas hasta que él se queja del dolor.

-¿En qué estabas pensando? No sabes el mal rato que me has hecho pasar – su hermano ríe levemente agarrándose el costado - ¿Y encima te ríes? Eres... - no le salen las palabras, está tan emocionada por verle de nuevo, por escucharle.

-Estás espantosa.

-Gracias, es lo que tiene pasar toda la noche preocupada por el desagradecido de tu hermano.

Él ríe aún más fuerte y tira de su brazo haciendo que caiga encima de la camilla. – Gracias, conejito. Eres la mejor hermana del mundo pero sigues estando horrorosa.

-Jamás me alegré tanto de que te metieras conmigo.

Ella le sonríe acercándose y le abraza. John, por otro lado, le corresponde a pesar del dolor agudo que siente en el pecho y en los costados. Permanecen, lo que parecen horas, así pero solo han pasado varios minutos cuando Kevin entra con dos cafés en la mano y acompañado de una enfermera pelirroja a quien le está tirando los tejos. María al presenciar eso, pone los ojos en blanco y centra toda su atención a su preciado hermano.

-¿Y mamá?

-Ray llamó a su mujer para que se ocupara – él frunce el ceño mientras la enfermera le saca sangre. – Cuando Campbell me llamó, estaba en su bar y me acercó al hospital.

-¿Llamaste a Beatha?

-Acabo de hablar con ella – contesta su amigo. – Viene de camino.

Cuando la enfermera sale, ellos se dan un abrazo. María se siente fuera de lugar, mientras los chicos hablan así que vuelve a sentarse en el sillón con el café que anteriormente le ha dado Kev. Al terminar de bebérselo, entra el doctor quien dice que deberá hacerse unas pruebas en las que se incluye una radiografía y después de que se vaya, llega Beatha. Demasiado sobreactuado, abraza a John y con lágrimas en los ojos le cuenta cuánto le ha echado de menos. ¡Oh, por favor! Si se acaba de enterar del accidente. María se levanta y sale de la habitación sin despedirse siquiera. ¿Por qué le cae tan mal esa chica? No ha hecho nada malo pero su actitud... Es demasiado...

-Maniquí – termina Kevin su pensamiento en voz alta.

-¿Qué? – ella está desconcertada.

-Digo que mi prima es otro maniquí como las demás de mi familia.

-¿No te cae bien?

-No he dicho eso. John no es el tipo de chico que le gusta a ella.

-¿Y por qué está con él? – Campbell se encoge de hombros.

-Las personas cambian.

-Tú no – María le sonríe y él la empuja suavemente.

-Siento haberte hecho pasar por todo esto – confiesa.

-Dije que la pagarías si le pasase algo y no corre riesgo, ¿no?

Él le sonríe y dice que tiene que ir a llevar la moto al taller. Como no le queda otra, María vuelve a entrar a la habitación donde están John y Beatha besándose y acariciándose. "Que esta tortura acabe pronto", piensa ella.

Han pasado tres horas desde que Beatha llegó, María no aguanta un segundo más con su presencia y bufa mirando para otro lado.

-¿Hoy no has quedado con tu novio? – le pregunta Beatha a ella con voz irritante y ésta empalidece enseguida.

-Creo que te equivocas, cariño. María no tiene novio.

-Sí, sí que tiene. Mi primo me lo presentó. Es muy guapo, ¿sabes? – John mira a su hermana incrédulo mientras ella mira mal apretando la mandíbula a la novia de él.

-María... ¿Tienes algo que contarme? – el chico sonríe más que emocionado.

-No es mi novio – responde ella seca. – Solo amigo.

-¿Con derecho?

-¡John! – grita y él ríe, sabe perfectamente que no le agrada hablar de estos temas con él y menos si hay gente delante.

-Vamos, María, no seas tonta. Quiero conocerlo.

-¡Sí! Así podríamos salir los cuatro – dice emocionada Beatha.

María niega rápidamente, dice que hablará con él aunque no es nada serio y sale de la habitación. Nada más dar un paso fuera del hospital, ve a Daniel bajando de un taxi acompañado de Jorge. En cuanto se acercan a ella, el rubio la besa con lentitud, le da los buenos días y pregunta por el hermano. María les cuenta por encima lo que le ha dicho el doctor mientras se sientan en unos bancos, luego le menciona que John lo quiere conocer por lo que animado, aunque nervioso, vuelven a ir a la habitación de éste. A la vez que entran, Beatha hace lo contrario hablando por teléfono.

-Buenos días – saludan los chicos y su hermano se sorprende.

-John, estos son Jorge y Daniel – habla mientras los señala. – Vosotros, él es John.

-¿Y cuál de los dos es tu novio? – pregunta tras estrecharse la mano con ambos.

-Él – dice rápidamente Jorge señalando al rubio.

-Bueno, aún no es nada serio. Quiero decir... Su hermana es muy buena chica, guapa, agradable. Tiene muchas cualidades y me gusta. Me gusta mucho. Creo que es la primera vez que lo digo en voz alta y delante de ella – suelta una risita nerviosa. – Y aunque como ya he dicho, no hemos llegado a nada – balbucea rápidamente y nervioso Daniel sin querer mirar a John. – Me gustaría llegar a algo más.

-Es decir, que quieres acostarte con ella.

-¡John! – le recrimina su hermana.

-¿Qué? No, no. Me ha entendido mal – se pasa las manos por la cabeza. – A ver, me refiero a una relación... estable.

Todos en la sala se quedan boquiabiertos. ¿De verdad le ha pedido para salir así? Su hermano interrumpe sus pensamientos hablando.

-¿Y bien, María? ¿Cuál es tu respuesta?

Ella mira sorprendida a Daniel quien le devuelve la mirada con una expresión que no logra descifrar. Abre la boca para hablar pero no sabe qué decir por lo que la cierra. Repite ese gesto un par de veces hasta que John y Jorge se ríen de ellos. Parecen tontos. María mira mal a su hermano y provoca más risas aún, incluso por parte de Daniel. Al final, ella también se une y dejando la pregunta implícita de antes, pasan una buena tarde.

Para cuando son las diez de la noche, todos los conocidos de John ya han venido a visitarle. Ahora solo están él, Daniel, Jorge, Kevin y su hermana en la habitación.

-Es tarde – comenta Jorge mirando su reloj.

-Deberíamos irnos – le acompaña el rubio.

-Ve con ellos, María. Kev se quedará conmigo esta noche – informa John.

-Pero... - refuta ella queriéndose quedar.

-Pero nada, yo estoy bien. Ve con ellos y cuida de mamá. Dale las gracias a Margaret – dice su hermano haciendo referencia a la mujer de Ray. Ella asiente. – Un placer conoceros, espero que cuides bien de mi pequeña – le tiende  la mano a Daniel quien se la estrecha, luego hace lo mismo con Jorge.

-Está en buenas manos.

John asiente de acuerdo. Tras despedirse todos de todos, Daniel, Jorge y María salen para coger un taxi que los lleve al pueblo.

Todo es posible [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora