Treinta.

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Narra Ashton:

-¿Entonces me ayudarás? -Pregunté mirando a la chica, después de haberle contado todo.

-Por supuesto. -Dijo Sam sonriendo.

Narra Kylie:

-¿Qué quieres? -Pregunté mirando a Bryan.

-Quiero hablar. He estado pensando en ti, en la época en la que éramos mejores amigos. Me ayudabas muchísimo, y además lo pasaba genial contigo, y me gustaría recuperar la amistad.

¿Qué?

Tenía que estar bromeando. ¿Cómo tenía la cara de decirme esto después de todo lo que había hecho y de todo el tiempo que había pasado?

-Ehm... ¿Tienes idea, al menos, de por qué dejamos de hablar? -Pregunté mirándole. Tenía ganas de pegarle un puñetazo.

-No, la verdad es que no. -Se encogió de hombros.

Me cago en tu existencia.

-Entonces ya no tenemos nada más que hablar. -Dije antes de darme la vuelta y comenzar a andar.

Cada vez me resultaba más difícil contener mi deseo de pegarle y gritarle a la cara.

-¡Espera, Kylie! -Dijo cogiéndome de la muñeca. La misma muñeca que Ally me había agarrado.

-¡Suéltame! -Grité a la vez que sacudía mi brazo. Cuando me zafé de su agarre, le miré. -¿Quién te crees que eres? ¿Cómo puedes tener siquiera la poca vergüenza de mirarme a los ojos después de todo lo que me has hecho? Si sigues con la conciencia tranquila después de ser consciente de todo lo que me has hecho pasar y sufrir, deberías plantearte si tienes aunque sea un atisbo de vergüenza y sentido común. Mira, quiero que desaparezcas de mi vida para siempre, y no quiero tener nada que ver contigo nunca más. Jamás.

Tras decir esto, me di la vuelta y comencé a correr lejos de él. Y él, simplemente y como siempre había ocurrido entre ambos, siguió igual. Ahí, quieto. Ignorando el daño que era capaz de hacer.

Nos conocimos hace tres años. Él era el típico chico popular, y yo la típica niña tímida. No nos conocimos directamente, sino que yo era amiga de su hermana, y aunque no me acuerdo de cómo pasó, al final él y yo acabamos haciéndonos amigos.

Él era guapo, simpático y estaba muy bien de cuerpo, así que, como era obvio, me acabó gustando de una más allá de la amistad. Pero él empezó a salir con una amiga mía, por lo que yo acabé "en la friend zone", y por si fuera poco, cuando él y su novia discutían, yo era la que les ayudaba a que se reconciliaran.

Hasta ahí no era todo tan malo, pensaréis, y lo cierto es que era verdad. La cosa empeoró cuando a mí me empezó a gustar cada vez más.
Yo era una chica muy inocente por aquel entonces. Por suerte o por desgracia, no me había pasado nada que me hubiera hecho daño, o desconfiar en la gente... Ya sabéis, ese tipo de cosas de las que empiezas a preocuparte cuando te hacen daño o cuando ya te lo han hecho.

Mi cerebro intentó durante años omitir estos recuerdos, por lo que a día de hoy no recuerdo muy el orden en el que pasaron, pero intentaré hacer memoria.

Recuerdo que una vez, le regalé una pulsera, simplemente por gusto, pero lo hice.
Cuando se la entregué, él simplemente la cogió, y sin siquiera sacarla de su envoltorio ni mirarla, la lanzó a su cama. Lo cuál, sinceramente, me dolió a sobre manera. Recordad que yo era una chica muy inocente.
Lo mejor de todo fue, que al día siguiente le pregunté dónde estaba dicha pulsera, y se la había regalado a un amigo suyo.
Le pregunté al amigo si me la podía devolver, ya que, si no la quería la persona a la que se la había regalado, la pulsera era mía. Él dijo que no, y sinceramente, a día de hoy no sé dónde puede estar esa maldita pulsera, ni me importa.

Unpredictable (TERMINADA 1ª PARTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora